España levanta su cuarta Eurocopa en el cielo de Berlín. La Selección vuelve a ser la gran potencia del fútbol europeo tras un torneo perfecto en el que ha eliminado a todos los favoritos.
De un debut temible con Croacia a la finalísima con los creadores del fútbol pasando por Italia, Albania, Georgia, Alemania y Francia, España ha encandilado al mundo con un fútbol inigualable que le pone un peldaño por encima del resto del continente.
El último capítulo de una Eurocopa vibrante que podía coronar a España en lo más alto del panorama europeo o que devolvería la gloria a Inglaterra casi 60 años después.
El Olímpico de Berlín era testigo del partido de poder a poder que arrancó con una dosis extra de tensión y respeto. Las dos selecciones se tanteaban sin enseñar mucho sus cartas, pero España se agarraba al balón para demostrar que quería mandar.
La circulación de España hacía a Inglaterra replegarse en torno al área de Pickford, aunque los de Gareth Southgate no sufrían en ese contexto. La selección de Luis de la Fuente buscó el agujero con Nico Williams, que tiró varias bicicletas en los metros decisivos. John Stones aguantó el envite del pamplonica, que estrelló su intento en el zaguero del Manchester City.
Una disciplina casi militar valió a Inglaterra para desprenderse del dominio de España. Los británicos asomaron con una combinación de Saka y Walker y, con empuje, igualaron la tendencia que hacía pensar que un tanto de España estaba más cerca.
La presión de España tras pérdida hacía dudar a Inglaterra, que tuvo sus mejores opciones a balón parado. Foden obligó a trabajar a Unai Simón, que con seguridad mantuvo el 0-0 al descanso.
El paso por el vestuario trajo una noticia terrible para España. Rodri, faro del equipo, se quedaba en el banquillo por lesión y Zubimendi irrumpía en la final. España volvió a sacar el carácter que le ha llevado a la final y, lejos de lamentarse, salió con el convencimiento de ir a por la final.
Fabián encontró el espacio en el flanco derecho, donde Carvajal lanzó en carrera al siempre imaginativo Lamine Yamal. El adolescente olió la sangre y en apenas dos toques dejó todo de cara para su gran amigo, Nico Williams. El puñal del Athletic Club de Bilbao respiró mientras toda España suspiraba. El país enmudeció hasta que el pequeño de los Williams escribió su nombre en la historia con un zurdazo imposible para Pickford.
El gol tambaleó a Inglaterra, que se encontró con una salida en tromba de España. La personalidad de los de De la Fuente abrumó a Inglaterra, que únicamente era capaz de mirar cómo España volaba en busca del 2-0.
El mazazo estuvo a punto de llegar en pies de Dani Olmo, que cruzó en exceso. La avalancha de España resquebrajó a los británicos y Lamine Yamal y Nico Williams eran conscientes de ello. El futbolista del FC Barcelona tejió un pase definitivo para Morata, que coqueteó con el tanto al salvar la salidad de Pickford. El intento se desvió y Stones lo interceptó, aunque la jugada finalizó con un chutazo de Nico Williams que acaració el poste de Pickford.
El ímpetu de Españo no frenó con el gol y la oleada ofensiva continuó. El 'A por ellos' retumbaba en Berlín y, una vez más Lamine Yamal, se plantó en los metros de la verdad. Olmo encontró al que ya es el niño de España, que quebró a Shaw y sacó la zurda en busca del segundo. Pickford sostuvo a Inglaterra con un paradón abajo cuando más sufría y el 1-0 se mantenía a 20 minutos para el 90.
En el peor momento de Inglaterra, un contraataque cocinado entre Saka, Bellingham y Palmer puso el 1-1. El extremo del Arsenal rompió ante la salida de Cucurella, que no pudo interrumpir la jugada. Saka fijó a Laporte y encontró en el corazón del área a Bellingham, que con maestría dejó una dejada perfecta para el recién ingresado en el campo Cole Palmer. Con todo de cara, el zurdo abrazó el ángulo y levantó a una Inglaterra que parecía al borde de precipicio.
El empate de Inglaterra provocó un bajón en las revoluciones del choque. España se rearmó y tranquilizó con el esférico, ya que los ingleses se sentían más poderosos que nunca.
Una internada de Nico Williams y Dani Olmo brindó la oportunidad de volver a España por delante, pero fueron Cucurella y Mikel Oyarzabal, dos actores secundarios que a priori no estaban destinados a un papel protagonista, los que fabricaron un gol que, junto al de Marcelino, Torres o Iniesta ya forma parte de la historia dorada de España.
El gol, al filo del fuera de juego, desató la locura en España, aunque todavía faltaba otro grito para besar la gloria. Dani Olmo, pichichi de España en la Eurocopa, evitó el empate inglés sobre la línea de meta con un despeje de valor gol.
Después de sortear la igualada al filo del minuto, ya nada podía frenar a España, que supo mantener el peligro alejado de su área. Solo hacía falta esperar para que España, 12 años después, volviese a gritar más alto que nadie.
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