La presentación del siglo. Así apuntaba y así fue. El Santiago Bernabéu, lleno hasta la bandera, se ha entregado para recibir al galáctico más esperado, Kylian Mbappé Lottin (París, 1998), el último de la constelación fraguada durante años por Florentino Pérez.

Las colas rodeaban el coliseo blanco más de dos horas antes de la cita. La aglomeración aparecía en todos los lados posibles: puertas, tienda oficial y acceso de prensa. La ilusión se trasladó al graderío en torno a las 10.45 horas, momento elegido por el club para dar entrada a los miles que se impacientaban en el exterior del gigante del Paseo de la Castellana.

Un escenario megalómano, como todo lo que rodea a la presencia del nuevo crack del Real Madrid, se levantaba en el fondo sur sobre un falso césped extendido en el hipogeo. En el fondo norte, un arco gigante para el concierto de Karol G. Cosas del nuevo Bernabéu.

La calma tensa dominaba unas tribunas que se llenaban por goteo, sin las carreras de 2009 cuando se recibió a Cristiano Ronaldo ya que las entradas estaban numeradas, y con mayoría benjamín. Tal era la juventud de algunos que la emoción combatía con el cansancio de unos niños hechos al horario veraniego, tal y como dejaban ver las pantallas, que a su vez convertían el murmullo en griterío cada vez que la imagen del francés emergía.

El momento de Mbappé engalanado con la indumentaria de las 15 Copas de Europa desde su salida del reconocimiento médico se hizo casi tan largo como el mismo fichaje, trabajado durante más de una década. Florentino Pérez y Zidenine Zidane y Pirri salieron por la bocana del vestuario. El Bernabéu aclamaba a tres de los personajes más trascendentales de la historia del Real Madrid, aunque era Florentino Pérez el que más vítores despertaba.

Kylian Mbappé se besa el escudo en su presentación con el Real Madrid
Kylian Mbappé se besa el escudo en su presentación con el Real Madrid | ISRAEL CÁNOVAS

"Querido Kylian, ya estás aquí. Bienvenido a tu casa, bienvenido al Real Madrid". Esas fueron las palabras que dieron fin a una operación faraónica solo al alcance de la tenacidad de Florentino Pérez. Los más de 80.000 madridistas se levantaron para acercar su mirada unos pocos centímetros más a un Kylian Mbappé abrumado por el lleno.

"Gracias a todas las personas que han trabajado para que esté aquí. Ha sido difícil pero hemos ganado y estoy aquí. Toda mi familia está feliz, veo a mi madre llorando... gracias de corazón a todos por el cariño que me habéis dado", detallaba Mbappé, que mostró especial cariño a la figura del presidente.

Los agradecimientos y las muestras de amor del flamante fichaje se repitieron una y otra vez hasta la vuelta de honor que despidió el evento. Los aficionados se afanaban por hacerse con alguno de los balones que el atacante voleó con una fuerza destacable para alcanzar a los incondicionales posicionados más arriba en el anfiteatro.

Mbappé irradiaba felicidad y el Bernabéu la abrazó y la devolvió con creces. El éxtasis público llegó a su fin y los cientos de medios acreditados enfilaron a la sala de prensa. Después del baño de masas, los plumillas se apresuraban para coger sitio en un espacio tan lleno como las tribunas. Más cámaras y profesionales que nunca esperaron durante más de una hora la aparición del protagonista.

Kylian Mbappé posa en su presentación con el Real Madrid
Kylian Mbappé posa en su presentación con el Real Madrid | ISRAEL CÁNOVAS

La espera convirtió a muchos de los periodistas -hasta el momento desconocidos- en 'coleguitas'. Italianos, franceses, ingleses, españoles... todos se impacientaban por la conferencia del astro galo y mataban el tiempo con conversaciones cada vez más informales. "¿Qué te ha parecido?", preguntaba un periodista a una de las empleadas del club. "Me ha sorprendido. Es guapo el cabrón", respondía la interpelada, que puntualizaba que pese a la buena impresión del primer contacto con Mbappé, el que le gusta es Bellingham, que además "es muy educado".

A las 14.33 horas, tras una hora y siete minutos de espera que el francés utilizó en firmar camisetas a los VIP y atender compromisos con la televisión del club, las señas entre los responsables de prensa del Real Madrid apagaban el runrún y daban paso de nuevo al personaje del día.

Acompañado de Emilio Butragueño, maqueta del Bernabéu en mano y enfundado en un elegante traje oscuro, Mbappé saludó a la prensa y se sentó para responder a todas y cada una de las cuestiones formuladas. Kylian no dudó en lanzarse al castellano más que aseado que aprendió en el colegio: "No fui el mejor en clase pero siempre me esforcé en español porque quería venir a Madrid", explicó.

El castellano de Mbappé fluía más a cada respuesta. El campeón del mundo con Francia en 2018 trataba de esquivar la traducción simultánea, a la que solo echó mano cuando el periodista de turno hablaba a un ritmo mayor. En esa ocasión, Mbappé evidenciaba sus dificultades con una exagerada elevación de cejas y rápidamente agarraba el auricular.

Sueño, privilegio o ambición fueron algunos de los términos más repetidos en una rueda de prensa de presentación de Mbappé en la que le acompañaron sus familiares más cercanos. Su padre, Wilfried Mbappé, con un ceñido traje beige, llamó la atención por su fuerte complexión, mientras que su madre, Fayza Lamari, pasó desapercibida después de llorar de emoción en el acto previo.

Los primeros regates de Mbappé como madridista tuvieron lugar en la planta menos dos del Bernabéu. Las ingeniosas escapatorias del futbolista sobre los tiempos de su decisión de firmar por el Real Madrid arrancaron la carcajada de los presentes. "Hoy he firmado por el Real Madrid, a las 11.00 horas. Hay un vídeo con el presidente por si lo quieres ver", apuntaba en un tono amable Mbappé sobre cuándo se cerró su vínculo con el club.

"Es un fenómeno", "No le pillas en ninguna", "Se las sabe todas", comentaban los presentes, en cuyas miradas se apreciaba el impacto de haber sido testigos de lujo de un momento histórico, la presentación de Kylian Mbappé como miembro del Real Madrid. Un futbolista llamado a agrandar la leyenda de los blancos y que, en su primer día, ha llamado la atención por guapo y por su español.