Tadej Pogačar ha demostrado este año que la perfección no es sólo asunto de los dioses. Que es tangible, palpable, real. Como sucede en el resto de artes (lo que es cualquier deporte cuando alcanza cotas de excelencia), ésta sólo es factible para unos pocos elegidos que hacen fácil lo aparentemente imposible, mientras dejan boquiabiertos a todos los que les observan. Porque eso está siendo la temporada de Pogačar, que hoy, en Niza, ha ganado la contrarreloj final del Tour de Francia para certificar su tercera victoria en la Grande Boucle: la perfección absoluta.

El esloveno ha realizado un año increíble, ganando todas las carreras en las que ha competido, y haciéndolo además por aplastamiento. En marzo, se hizo con la Strade-Bianche y la Volta a Catalunya, donde también consiguió cuatro triunfos parciales. En abril ganó la Liege-Bastogne-Liege, y en mayo arrasó en el Giro d'Italia, donde se llevó seis etapas y fue el líder de la corsa rosa durante 20 de los 21 días.

En total, contando los éxitos del Tour, suma 20 victorias en 2024, y su año todavía no ha acabado. Por delante, le esperan los Juegos Olímpicos de París, el Mundial, donde será el gran favorito, y el Giro de Lombardia. Si bien es cierto que su temporada ya es legendaria, si consigue alguna de estas carreras, podría cuajar directamente la mejor de la historia del ciclismo.

Además, Pogačar se ha convertido en el primer corredor en el siglo XXI que gana en la misma temporada el Giro de Italia y el Tour de Francia, un doblete que parecía incompatible con la naturaleza del ciclismo moderno, demasiado explosivo y frenético. Hasta ahora, sólo lo habían conseguido siete ciclistas: Fausto Coppi (1949-1952), Jacques Anquetil (1964), Eddy Merckx (1970-1972-1974), Bernard Hinault (1982-1985), Stephen Roche (1987), Miguel Indurain (1992-1993) y Marco Pantani (1998). Además, lo ha hecho anotándose seis etapas en ambas carreras, un dato escandaloso y que no había alcanzado ninguno de sus predecesores.

Vingegaard, tan cerca, y tan lejos

No ha habido Tour. Durante unos días pareció que sí, que Jonas Vingegaard, ganador de las dos últimas ediciones de la Grande Boucle, iba a ser capaz de pelear por la carrera, pese a haber llegado sin la preparación adecuada por culpa de la caída en la Vuelta al País Vasco. El día del Macizo Central, en la segunda semana, el danés fue capaz de batir, tras un mano a mano memorable, a un Pogačar que no midió bien sus fuerzas y gestionó mal su energía. Pero fue un espejismo.

El corredor del UAE Emirates despejó las dudas en las etapas de los Pirineos, obteniendo dos parciales consecutivos en Saint-Lary-Soulan y Plateau de Beille ante un Vingegaard valiente pero inocuo que, pese a que lo intentó, no pudo estar a la altura. Pocos días después, en los Alpes, completó su obra maestra. El viernes, en Isola 2000, el refugio de montaña donde Pogačar preparó el Tour después de ganar el Giro, consiguió la victoria con la que acabó de sentenciar la general, con un ataque fulminante a 9 kilómetros para el final en una etapa en la que los ciclistas pedalearon por encima de los 2000 metros de altura durante varias horas.

Ayer, en el Col de la Couillole, no mostró misericordia ante Vingegaard. Pese a ir a su rueda durante la última ascensión, aceleró en los metros finales para hacerse con el triunfo, un gesto que generó algunas críticas, pero que no es en absoluto reprochable: no hay mayor honra para una carrera que pelear siempre por la victoria. El corredor danés, que en 2022 y 2023 vapuleó a Pogačar en el Tour, no necesita que le regalen nada. Él mismo reconoció ante los micrófonos de los periodistas que habría hecho lo mismo.

Evenepoel completa el podio

El corredor belga ha subido al tercer peldaño del podio de Niza. Muy lejos en la general, Remco Evenepoel ha dado sin embargo un paso adelante en este Tour, demostrando un nivel muy alto en la montaña. Además, se hizo con la victoria en la contrarreloj llana, por lo que puede irse de Francia más que satisfecho.

España se marcha sin triunfos, sí, pero con un buen rendimiento del Movistar Team, que ha estado cerca de ganar con Fernando Gaviria, Alex Aranburu y Enric Mas, y con dos ciclistas en el top 10 de la general: Mikel Landa, que ha finalizado quinto, y Carlos Rodríguez, que lo ha hecho séptimo pese a cuajar una recta final de carrera para el olvido.

Ninguno de los tres corredores que han subido al podio final de Niza correrán la Vuelta a España, que arranca el 17 de agosto en Lisboa. Sí estará Primoz Roglic, que tuvo que abandonar este Tour cuando estaba peleando por el tercer puesto, y que buscará su cuarto triunfo en la gran ronda española. Landa, Joao Almeida o Adam Yates también se darán cita en la capital portuguesa.

Pese a la presión, Pogacar ha descartado su presencia. Demasiada exigencia tras un año agotador. No obstante, el esloveno ya ha dejado caer que en 2025 sí estará en España para tratar de conquistar la única 'Grande' que no tiene en su palmarés, y seguir adentrándose en la historia del ciclismo, donde ya ocupa un lugar prominente.

Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel, en el podio final del Tour de Francia, en Niza. | EFE