La selección olímpica de España asegura el metal en su aventura en los Juegos de París. España, agarrada a un Fermín estelar, buscará el oro después de imponerse en la semifinal a una poderosa Marruecos.
España ha exhibido una madurez definitiva en un torneo de estas características que, sumado a la calidad de sus futbolistas, certifica una nueva presea en el medallero español.
El metal del fútbol olímpico de España se sumará al oro de Barcelona 1992 y las platas de Sidney 2000 y Tokio 2020. Francia o Egipto, que ganó a España en los grupos, será el rival de los de Santi Denia en la búsqueda del oro el viernes 9 de agosto a partir de las 18.00 horas.
La abrumadora superioridad de marroquíes en las gradas del estadio marsellés hacía pensar en un más que caldeado ambiente para España. El ambiente nada tenía que ver con un choque sub 23, sino que respondía a la tensión y la competitividad propia de un partido con una medalla olímpica en juego.
Las interrupciones marcaron una primera parte especialmente atropellada, tal y como experimentó en sus propias carnes el árbitro Ilgiz Tantashev, que tuvo que retirarse tras ser arrollado por uno de los protagonistas.
La lesión del colegiado anestesió un choque que necesitó 20 minutos para romper. Marruecos, con la agresividad que caracteriza a sus futbolistas, incomodó a España en los compases iniciales hasta que Fermín apareció entre líneas. El onubense, campeón de la Eurocopa con la absoluta en Alemania, lideró el ataque de España y metió el miedo en el cuerpo de los africanos.
Un zurdazo lejano del llegador del FC Barcelona obligó a emplearse a fondo a Munir, que repelió el intento. España creció en torno a Fermín, líder indiscutible de la selección de Santi Denia, con el andaluz omnipresente entre líneas.
España gozaba de sus mejores en la primera parte cuando Pablo Barrios cometió un penalti tan torpe como evidente que sirvió para hacer enloquecer a los miles de marroquíes presentes en Marsella. Rahimi asumió la responsabilidad y engañó a Arnau Tenas para sumar su sexto gol en el torneo olímpico y asegurar momentáneamente la medalla para los leones del Atlas.
El golpe de Marruecos vino seguido de un tramo plagado de interrupciones y carente de continuidad que lastraba la reacción de España. El desconcierto finalizó y, aprovechando un larguísimo descuento de 12 minutos, España apretó a Marruecos junto a Munir.
Un centro desde la izquierda de Juan Miranda generó la oportunidad más clara de España en la primera parte. Munir erró en su salida y dejó el balón muerto en la frontal del área. Álex Baena cazó el esférico y probó con un derechazo que se topo con el poste. Además de Fermín y el centrocampista del Villarreal, también campeón de la Eurocopa absoluta, Aimar Oroz asomó con peligro cuando el primer tiempo agonizaba.
Marruecos resistió al empuje de España antes del paso por el vestuario, aunque el subidón de los de Santi Denia se mantuvo tras el descanso. Los africanos retrocedían con el paso de los minutos, mientras que España ganaba confianza con el balón. El más listo y el mejor de la Selección en la cita olímpica, Fermín, ganó un balón suelto en el área y lo transformó en gol gracias a un gran recorte y a una efectiva reacción de zurda.
Con 25 minutos por delante, el tanto devolvía vida a España, que sin la urgencia del marcador dio un pequeño paso atrás que aprovechó Marruecos. El combativo conjunto africano volvió a morder con el empate con un habilidoso Rahimi como principal argumento.
España supo apagar la contestación de Marruecos y el encuentro entró en un tramo de brega y poca actividad en las áreas. Fermín se sintió importante y eso benefició a España, que amenazó siempre con el futbolista de Huelva. Una vez más Fermín, encontró la llegada de Juanlu para cocinar un tanto histórico para el olimpismo español.
El carrilero del Sevilla, como cuchilló en mantequilla, esprintó con verticalidad al corazón del área con un desmarque que gritaba peligro. Fermín cambió la llegada y contundencia del empate para sacar a relucir la finura y correspondió la internada de Juanlu.
La carrera fue imparable y la definición también. Juanlu cruzó un disparo seco imposible para Munir. España se adelantaba a cinco minutos del 90 y acariciaba una medalla que ya está encargada. Oro o plata, España volverá de París con el metal colgado del cuello.
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