A estas alturas del siglo XXI ya pocos dudan de que el único modo de garantizar el bienestar de las personas y las sociedades en el futuro es actuar de forma coordinada a escala global. Los expertos señalan que la interrelaciones entre crecimiento económico, inclusión social y cuidado del medio ambiente han de ocupar un lugar primordial en la agenda de los gobiernos, tanto de los ricos como de los pobres. Advierten de que si el desarrollo no es sostenible, no será. En ese contexto, y con esa necesidad, nacen los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Tomando el testigo de los Objetivos del Milenio (ODM) –ocho propósitos de desarrollo humano acordados en 2000 para cumplir en los siguientes 15 años-, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos para el periodo 2016-2030 han puesto el listón más alto al reconocer que las iniciativas para acabar con la pobreza deben ir de la mano de estrategias de crecimiento económico que tengan en cuenta necesidades sociales como la educación, la salud y el acceso a un trabajo decente. Como paraguas de todo ello, y a tenor de los preocupantes pronósticos acerca del calentamiento global, la lucha contra el cambio climático adquiere si cabe mayor importancia de la que ya tenía.
Otra importante novedad de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible acordada en la Asamblea General de la ONU del 25 de septiembre de 2015 –cuya negociación se llevó a cabo después de la Conferencia de Naciones Unidas de Río de Janeiro en 2012- es que los objetivos se dirigen por primera vez a todos los países del mundo, y no solo a los que están en vías de desarrollo.
La Agenda 2030 –que fue suscrita por más de 150 jefes de Estado y de Gobierno- contiene 17 objetivos concretados en 169 metas y una serie de indicadores de evolución. Los gobiernos de cada país son los responsables de diseñar políticas, planes y programas nacionales alineados con estos objetivos, así como de dotarlas de los recursos necesarios para llevarlas a cabo y de hacer un seguimiento de los resultados. Siempre apelando al sentido común de todos -ya que el cumplimiento de los ODS no es jurídicamente obligatorio-, se espera que los gobiernos regionales ayuden a las administraciones centrales en esta empresa colectiva. Las reuniones anuales del Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible desempeñarán un papel fundamental a la hora de examinar los progresos conseguidos a nivel mundial.
ODS: El cambio comienza por uno mismo
Los propósitos de Naciones Unidas son ambiciosos, pero no por ello competen únicamente a los gobernantes. Más bien al contrario, se conmina a las empresas privadas y la sociedad civil a participar activamente en este movimiento. Siguiendo la máxima “piensa globalmente, actúa localmente”, cada ciudadano tiene en su mano la posibilidad de realizar multitud de pequeñas acciones beneficiosas, desde apagar los electrodomésticos cuando no los utilicen hasta llenar la cesta de la compra con productos locales.
Dentro de esta responsabilidad compartida, los medios de comunicación juegan indudablemente un papel crucial. Por esta razón, El Independiente inaugura con este artículo una nueva sección de contenidos que actuará como caja de resonancia de todas aquellos hechos noticiosos relacionados con alguno de estos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Asimismo, trataremos de dar visibilidad a todo tipo de iniciativas, tanto públicas como privadas, encaminadas a mejorar la prosperidad de la sociedad y la protección del planeta. En este llamamiento mundial a pasar la acción, nadie debe quedarse atrás.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible acordada en la Asamblea General de la ONU del 25 de septiembre de 2015 –cuya negociación se llevó a cabo después de la Conferencia de Naciones Unidas de Río de Janeiro en 2012 tomando el testigo de los Objetivos del Milenio (ODM) –ocho propósitos de desarrollo humano acordados en el año 2000 para cumplir en los siguientes 15 años-, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos para el periodo 2016-2030 está compuesta de los siguientes puntos:
- Fin de la pobreza: Solo tras erradicación del hambre, la malnutrición, la exclusión social y el acceso limitado a la educación y la salud podemos aspirar al crecimiento económico y el desarrollo sostenible.
- Hambre Cero: Se necesita acometer una profunda reforma del sistema agrario y alimentario mundial para poder nutrir a los más de 800 millones de personas en situación de necesidad. La sobreexplotación y el cambio climático ponen en riesgo la despensa de la naturaleza: los cultivos y los océanos.
- Salud y bienestar: Se necesitan más iniciativas para acabar con multitud de enfermedades que lastran el bienestar universal, y por tanto el desarrollo sostenible de las sociedades.
- Educación de calidad: Es imprescindible garantizar un acceso equitativo, inclusivo y universal a la educación y la cultura.
- Igualdad de género: Las mujeres y las niñas continúan sufriendo discriminación y violencia en todos los lugares del mundo. La Agenda 2030 reconoce que este punto es imprescindible si queremos construir un mundo pacífico, próspero y sostenible para las generaciones futuras.
- Agua limpia y saneamiento: Garantizar la disponibilidad universal de agua libre de impurezas. Actualmente, el reparto de este recurso está desequilibrado. Se estima que en 2050 un 25% de la población mundial vivirá en un país afectado por la escasez crónica.
- Energía asequible y no contaminante: El acceso a fuentes de energía modernas y sostenibles es esencial no solo para hacer frente al cambio climático, sino también para el crecimiento económico de los países.
- Trabajo decente, el pleno empleo y el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible. Aproximadamente, la mitad de la población mundial todavía vive con el equivalente a unos dos dólares diarios, y en muchos lugares tener un empleo no garantiza la capacidad para escapar de la pobreza.
- Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación. Las inversiones en transporte, energía y comunicaciones son fundamentales para lograr el desarrollo sostenible y fomentar una mayor estabilidad social. Naciones Unidas también establece la necesidad de promover la inversión privada en países que necesitan recursos financieros y tecnológicos.
- Reducir la desigualdad en y entre los países. Aunque la comunidad internacional ha logrado grandes avances, todavía siguen existiendo grandes disparidades en el acceso a servicios sanitarios y educativos y otros bienes productivos.
- Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilentes y sostenibles. Que los núcleos urbanos ofrezcan a todos el acceso a servicios básicos, energía, vivienda y transporte.
- Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles, lo que implica el uso eficiente de los recursos y la energía. El objetivo es hacer más y mejores cosas con menos recursos. En este proceso participan distintos agentes, entre ellos empresas, comerciantes, consumidores, políticos, científicos, medios de comunicación y organismos de cooperación para el desarrollo.
- Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (cambios en los patrones de tiempo, aumento del nivel del mar y fenómenos meteorológicos extremos). Tal y como recalcaba el ex secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el el calentamiento global “no tiene pasaporte”. Es decir, no entiende de fronteras, y por tanto nos afecta a todos. Es un problema que requiere que la comunidad internacional trabaje de forma coordinada y precisa para que los países avancen hacia una economía baja en carbono.
- Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible. Las precipitaciones, el clima y gran parte de nuestros alimentos e incluso el oxígeno del arte que respiramos proviene en última instancia del mar.
- Vida de ecosistemas terrestres: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad.
- Paz, justicia e instituciones sólidas: El acceso universal a la justicia y la erradicación de la corrupción es esencial para aspirar a un desarrollo sostenible.
- Revitalizar la alianza mundial para el Desarrollo Sostenible entre gobiernos, sector privado y sociedad civil. El cambio de mentalidad tiene que venir de la mano de una base de principios y valores, una visión de futuro compartida y objetivos comunes. Naciones Unidas apunta por ejemplo a la necesidad de realizar inversiones a largo plazo en sectores fundamentales (energía, infraestructuras, transporte, tecnologías de la información), y en particular en países en desarrollo.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible agrupan las 169 metas de la Agenda 2030, elaborada por la ONU. En este plan de acción se incluyen políticos a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Aunque cada país se enfrenta retos específicos, la Agenda implica un compromiso común y universal a todos los Estados miembro.
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