Una parte destacable del arte contemporáneo sirve de catalizador de las preocupaciones sociales del momento. Por eso no es extraño que las temáticas medioambientales tengan cada año más presencia en las ferias más importantes como la Bienal de Venecia, Art Basel o ARCO. Los creadores plásticos y conceptuales tienen mucho que decir frente a cuestiones acuciantes como el cambio climático. Estos son algunos ejemplos de cómo la imaginación y el poder simbólico del arte puede ponerse al servicio de la sostenibilidad del planeta.
Olafur Eliasson
Desde el inicio de su carrera en los años noventa, Olafur Eliasson (Copenhague, 1967) ha mostrado interés por proyectos de sensibilización sobre el uso de los recursos naturales y el cambio climático. Es conocido por sus instalaciones a gran escala, en las que sumerge al propio espectador en busca de una reacción directa. Una de las más aplaudidas fue The Weather Proyect (2013), un inmenso atardecer reproducido en la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres, gracias a un enorme espejo que cubría el techo de la sala, cientos de lámparas monocromáticas que irradiaban luz amarilla y una fina niebla creada mediante la mezcla de agua y azúcar. A lo largo de seis meses, más de dos millones de visitantes experimentaron en sus propias carnes algo parecido a lo que sentirán los habitantes del futuro próximo si no se consigue ralentizar el aumento de las temperaturas del planeta.
Criado entre Dinamarca e Islandia, Eliasson está especialmente preocupado por otra consecuencia del cambio climático: el derretimiento de los polos. En 2015, este artista multidisciplinar instaló en las calles de París una “Brújula de Hielo” creada a partir de doce bloques de hielo macizo organizadas en un círculo de 20 metros. Las 80 toneladas, dispuestas como icebergs flotantes en Groenlandia, fueron derritiéndose poco a poco ante la mirada del público viandante a lo largo de diez días. Como bien dice Eliasson, “la lucha contra el cambio climático no es un desafío científico, sino social. El sector cultural puede cambiar la mentalidad de las personas”.
Lars Jan, la vida tras las inundaciones
El artista norteamericano Lars Jan (Cambridge, Massachussets, 1978) impactó en la edición de 2017 de la feria de arte contemporáneo Art Basel Miami Beach con una instalación sobrecogedora que recreaba un escenario postapocalíptico, pero basado en datos muy reales. Slow-Moving Luminaries era el título que englobaba una serie de maquetas reconocibles del skyline de Miami metidas en una especie de invernadero sometido a las catástrofes naturales que previsiblemente se darán en la glamurosa capital de Florida como consecuencia del cambio climático. Si la temperatura del planeta continúa aumentando, derritiendo los polos y elevando el nivel del mar, una de las ciudades más prósperas de Estados Unidos podría acabar anegada por el agua, que llegaría hasta las primeras plantas de los edificios. La población, por tanto, tendría que desplazarse hacia zonas del interior.
Otras obras conocidas de Lars Jan son unos gigantescos acuarios donde se mueven performers. La instalación “Holoscenes”, que desde 2014 ha viajado por varios países de Europa y Estados Unidos, muestra a ciudadanos realizando tareas cotidianas sumergidos en tanques de agua. Actúan con normalidad, como si nada estuviese pasando a su alrededor. Una clara crítica hacia la irresponsabilidad de los ciudadanos y gobernantes que se resisten a reaccionar frente a un problema de magnitud global como el cambio climático. No en vano, esta obra se instaló en el centro de Times Square justo un día después de que el presidente Donald Trump anunciase su intención de retirar a su país del Acuerdo por el Clima de París.
Daniel Canogar
El artista madrileño Daniel Canogar, siempre comprometido con la naturaleza y el medio ambiente, expone estos días la exposición Ráfagas en la galería Space to Be de Madrid. En ella lanza un dardo contra los “reveses” que han sufrido en los últimos tiempos cuatro improtantes documentos internacionales sobre el medio ambiente – Acuerdo de París, Protocolo de Kioto, Protocolo de Montreal y Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro –. “Los vientos políticos del momento favorecen nacionalismos aislacionistas que revientan los necesarios esfuerzos globales para solucionar lo que es claramente uno de los grandes retos del momento: el cambio climático –comenta el propio artista-. Ráfagas abstrae los textos de los cuatro documentos medioambientales mencionados arriba a través de los vientos de las ciudades donde fueron firmados. Conectada a internet, las cuatro pantallas de la obra muestran en tiempo real como las palabras de estos textos se distorsionan por el efecto de los vientos. Es una metáfora política que explora cómo el peso de la palabra, y las leyes que la sustentan, son fundamentales para la protección de la especie humana, y del planeta.”
Nevercrew, arte urbano con mentalidad medioambiental
Christian Rebecchi y Pablo Togni son un dúo de artistas urbanos radicados en suiza cuyas piezas se centran en remover conciencias y llamar a la acción en defensa del medioambiente. Problemas como la sobreexplotación de los recursos naturales, el abuso del plástico y el deshielo del Ártico debido al calentamiento global son los protagonistas de las gigantescas piezas murales de Nevercrew, que detienen el paso de cualquier viandante.
Pejac, un artista-activista especializado en los juegos ópticos
Otro ejemplo de la elocuencia del street art aplicado a temáticas de sensibilización social. Las pinturas murales de este artista español –que pueden encontrarse en las calles de ciudades como Moscú, París, Londres o Milán- suelen jugar con la ilusión óptica e incorporan objetos cotidianos en su perspectiva. Muchas de ellas, como Estamos tirando el mundo por el desagüe, son alegorías muy claras y pesimistas sobre el futuro del planeta. En su faceta como fotógrafo, Pejac también es un destacado artista-activista. Suyas son también algunas impactantes composiciones fotográficas de paisajes infinitos de neumáticos, que sirven para llamar la atención sobre la asfixia a la que estamos sometiendo a los océanos.
Lucía Loren. Coser el paisaje
Las relaciones de intercambio del ser humano con el entorno y el paisaje que se conforma son el tema principal de reflexión del trabajo de la artista española Lucía Loren. Esta vinculación con la naturaleza ha inspirado las intervenciones específicas que ha realizado en diversos entornos como la Reserva Biológica Horcomolle en Tucumán (Argentina), el Parque de Esculturas Lomos de Oro Villoslada de Cameros, La Rioja , El Bosque HuecoPuebla de La Sierra, Madrid.
Una de ellas fue “Al hilo del paisaje”, una intervención específica que se llevó a cabo en Jaén para llamar la atención sobre el deterioro de la cubierta vegetal y los procesos erosivos que están llevando a una progresiva desertización de los suelos en las zonas rurales. La acción de construir un espacio con ramas procedentes de árboles derribados por un temporal, reivindica la transformación de esta piel erosionada del territorio a través de la regeneración de su cubierta vegetal.
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