Invertir en el desarrollo de equipos más perdurables en el tiempo, compuestos con materiales menos contaminantes; ofrecer servicios gratuitos de reciclaje de los electrodomésticos viejos y mejorar la eficiencia energética de los procesos de fabricación. Estas son algunas de las medidas del Reto Smart Green que está implementando la multinacional coreana LG bajo el lema “El mundo necesita que seamos inteligentes”.
Con el objetivo de ahorrar 55.000 toneladas de CO2 a la atmósfera –cifra que equivale a la cantidad de dióxido de carbono que absorbe un bosque de 10.900 árboles-, la compañía ha lanzado una campaña no solo dirigida a los consumidores, sino también a sus propios trabajadores y aliados empresariales. Además, LG ha hecho pública su intención de reducir su consumo de agua en 29,7 millones de litros (similar a la capacidad de doce piscinas olímpicas) y disminuir el consumo de electricidad hasta 3.300 millones de kw/h (lo que equivale al suministro de luz del 40% de los hogares españoles).
Más allá de las buenas intenciones, ¿cómo piensan lograrlo? La clave está en lo que se ha dado en llamar eco-tecnología. Es decir, por una parte, LG se compromete a poner en el mercado productos electrónicos cuyo ciclo de vida útil sea más largo, para no contribuir más de lo necesario a la generación de basura electrónica. Paralelamente, el servicio técnico que se ofrece a los clientes debe estar más orientado a la reparación y no directamente al reemplazo. Por otra parte, se pondrán en marcha campañas para sensibilizar al consumidor del efecto directo que tienen nuestras decisiones de compra en el medio ambiente. También se han anunciado nuevos incentivos para la adquisición de productos más eficientes, y un nuevo servicio para que sus nuevos usuarios de móviles puedan solicitar la recogida en casa de su modelo antiguo y asegurarse de que se realiza un reciclaje seguro del terminal.
Estos objetivos –perfectamente alineados con el ODS número 12 de Naciones Unidas que hace referencia al consumo y producción responsable- exige invertir en I+D con criterios medioambientales, así como diseñar procesos de traslado y fabricación más respetuosos con el entorno. A nivel interno, por ejemplo, en España se han empezado a implementar medidas relacionadas con el transporte de mercancía, el 43% de la cual llega a los almacenes en tren eléctrico (“lo que ahorra 335 toneladas de C02 en comparación a los camiones tradicionales”).
La multinacional de Corea del Sur se suma así a la “carrera verde” emprendida por otros grandes fabricantes de productos electrónicos como Apple -que anunció el año pasado que en el futuro todos los dispositivos desarrollados por la compañía serán fabricados con recursos renovables o reciclados- o Samsung, que se ha comprometido a funcionar con energías renovables en 2020.
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