La Fundación de ADENA (el Fondo Mundial para la Naturaleza) en España fue poco menos que un hito revolucionario. El país vivía entonces -en 1968- los últimos compases de la dictadura, y el asociacionismo todavía no estaba permitido. Un grupo de naturalistas, científicos, empresarios y personas de diferentes sectores de la sociedad vieron la necesidad de sensibilizar a la sociedad española de la importancia de la conservación de las especies y espacios salvajes, que por entonces ya estaban seriamente amenazados por la mano del hombre. Consideraban que era esencial formar a las nuevas generaciones en la importancia del cuidado del medio ambiente. La entrada en ADENA de Félix Rodríguez de la Fuente como vicepresidente hizo que la asociación creciera rápidamente. Cincuenta años después, hoy suman más de 45.000 socios, miles de personas voluntarias y una red de grupos locales que durante los últimos 20 años se han dedicado con entrega y pasión a la conservación de nuestra naturaleza.
“Han sido 50 años de lucha contrarreloj para frenar la destrucción del planeta, 50 años donde el crédito ecológico se ha convertido en déficit. Un periodo en el que los científicos aseguran que hemos entrado en una nueva era geológica, la era del antropoceno. La población ha crecido desmesuradamente y que el ser humano casi ha destruido el 60% de las especies”, señala Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España. En este último medio siglo “nos hemos dado cuenta de que estamos solos en el Universo, y que el planeta es limitado. En estos años la sociedad se ha concienciado de la importancia de la conservación del planeta y se ha creado la arquitectura legal para proteger el medio ambiente. El último ejemplo de ello son las ODS”.
Las primeras acciones que se llevaron a cabo en el seno del WWF (conocido en un primer momento como WWF/ADENA) tuvieron como escenario Doñana, Daimiel, Cabrera, el Bosque de Muniellos, las lagunas de Gallocanta o la Dehesa del Saler en la Albufera de Valencia. “Espacios que era necesario proteger porque se estaban destruyendo en nombre del supuesto desarrollo. Al igual que logramos proteger especies como las aves rapaces y el lobo, que hasta entonces estaban consideradas alimañas”, explica a El Independiente el Secretario General de WWF España, quien añade que desde entonces se está “defendiendo nuestras especies más amenazadas, desarrollando proyectos de conservación de espacios naturales, conservando nuestros bosques, luchando contra el tráfico de especies, proponiendo la protección de áreas marinas, denunciando la pesca ilegal, defendiendo los ríos, empujando la transición energética o luchando contra el cambio climático”.
El Club de Linces, punto de partida de la educación ambiental en España
La creación del Club de Linces fue uno de los grandes hitos de la ONG, ya que a través de ella cientos de niños aprendieron a amar la naturaleza en los campamentos de Montejo de la Vega, una experiencia que marcaría sus vidas y supondría el comienzo de la educación ambiental en nuestro país con el desarrollo de diferentes asociaciones a lo largo de estos años. “Desde WWF España se ha trabajado tanto en problemas locales como globales. Denunciamos las agresiones al medio ambiente, movilizando a la sociedad, invirtiendo en investigación, negociando con todos los sectores, proponiendo soluciones innovadoras y trabajando junto al resto de organizaciones ecologista. Un trabajo constructivo que propone soluciones y denuncia los problemas del medio ambiente siempre de forma positiva”, argumenta Juan Carlos del Olmo.
Desde WWF España se tienen muy presentes los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Sabemos que la defensa del medioambiente tiene que ser transversal y tener sus propios objetivos para poder seguir creciendo. Desde nuestra asociación somos muy activos en algunos de los ODS como por ejemplo el 7 sobre energía limpia; el 11 sobre ciudades sostenibles, producción y consumo sostenible; el 13, que habla de la defensa del clima, o los que tienen que ver con la conservación de los ecosistemas marinos y terrestres”, puntualiza del Olmo.
los retos que le quedan a la sociedad para lograr la armonía con el planeta son innumerables
En su opinión, los retos que le quedan a la sociedad para lograr la armonía con el planeta son innumerables. Juan Carlos del Olmo considera que se debe comenzar una transición de inmediato porque "o cambiamos la forma en la que consumimos los recursos del planeta o vamos abocados al abismo”. Según este veterano activista, el reto más apremiante es cambiar el modelo energético y el abandono de los combustibles fósiles para reducir el impacto del cambio climático. El otro punto que debe transformarse es el modelo alimentario, ya que es el mayor vector de destrucción de los ecosistemas del planeta.
“Hasta ahora hemos sido tan arrogantes que hemos pensado que podemos vivir desconectados de la naturaleza, pero tenemos que entender que el agua que bebemos depende de que haya ríos, de que existan ecosistemas, bosques… si queremos seguir teniendo alimentos debemos acabar con la sobrepesca y proteger los mares de la contaminación. Debemos entender que nuestra vida, nuestra economía, nuestra salud, depende de la conservación de los ecosistemas y de la naturaleza. Aunque parezca una utopía, debemos reconectar con la naturaleza. Todas nuestras decisiones políticas, económicas y sociales deberían ir encaminadas al cuidado de la naturaleza”, concluye Juan Carlos del Olmo.
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