Respiramos sin apenas darnos cuenta pero este acto indispensable para la vida puede que, en ocasiones, no sea tan beneficioso debido a la calidad del aire. Con la última ola de calor sufrida la semana pasada saltaron todas las alertas ya que, según Ecologistas en Acción, la ola de calor disparó los niveles de ozono coincidiendo con la entrada de de polvo africano. “Entre el 31 de julio y el 5 de agosto, en ocho Comunidades Autónomas (Asturias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, Galicia, Madrid, Comunidad Valenciana y País Vasco) se produjeron hasta setenta superaciones del umbral de información a la población, establecido por la normativa en 180 microgramos de ozono por metro cúbico de aire como media horaria”, señalaban desde la asociación ecologista quienes reclaman acciones para cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 3.
“Una de las principales causas de la elevada contaminación por ozono es la elevada radiación solar y es por eso que los niveles se disparen en la ola de calor como la sufrida la semana pasada. En invierno este tipo de contaminación no se da pues el calor es una condición indispensable al igual del hecho que haya contaminantes precursores como las emisiones de los vehículos o las chimeneas industriales”, señala Miguel Ángel Ceballos, responsable del Área de Calidad del Aire de Ecologistas en Acción.
Esta contaminación afecta principalmente a los menores, las personas mayores, mujeres gestantes o personas con problemas respiratorios o cardiovasculares por lo que se les recomienda que en estas circunstancias “se protejan evitando en las horas centrales del día y a la caída de la tarde cualquier esfuerzo físico y los ejercicios al aire libre siendo la mejor hora para salir cuando ya se ha hecho de noche. La gente suele salir a la calle cuando bajan las temperaturas pero paradójicamente es cuando el nivel de contaminación es más alto” señala Ceballos quien explica que entre los efectos que esta contaminación por ozono tiene en las personas está “la irritación de las vías respiratorias o de los ojos. Además de otros síntomas menos perceptibles como la reducción de la capacidad pulmonar, episodios de asma o problemas mayores que acaban en el hospital”.
Los datos que ofrece el Informe sobre “La calidad del aire en el Estado español durante 2017” de Ecologistas en Acción señala que en los últimos años, la práctica totalidad de la población española y europea viene respirando aire contaminado que incumple los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este hecho produjo, según la OMS y la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), hasta medio millón las muertes prematuras en los países europeos en 2014. “En España, las víctimas de la contaminación serían ya hasta 30.000 al año, 23.180 por partículas PM2,5, 6.740 por NO2 y 1.600 por ozono, lo que supone casi duplicar los 16.000 fallecimientos prematuros anuales que se estimaban hace apenas una década”, según el estudio. Pero el coste no solo se puede medir en vidas humanas sino también económico. El Banco Mundial lo cuantificó en 2013 en “38.000 millones de euros, equivalentes al 3,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) español, todo ello sin considerar los daños provocados a los cultivos, los ecosistemas naturales u otros bienes de cualquier naturaleza”.
Medidas para mejorar la calidad del aire
La calidad del aire es un problema a nivel mundial ya que la contaminación atmosférica es algo generalizado en todas las grandes ciudades pero también en las pequeñas ya que los contaminantes pueden viajar largas distancias. En las ciudades, el origen del problema se encuentra principalmente en las emisiones producidas por el tráfico rodado pero también por los aires acondicionados, las calefacciones, el tráfico marítimo y aéreo, algunas industrias como las centrales energéticas (térmicas de carbón y de ciclo combinado), refinerías, cementeras e incineradoras; sin olvidar el aporte causado por algunas fuentes naturales de cierta importancia.
Con una ola de calor como la producida la semana pasada en la que las temperaturas llegaron a alcanzar hasta los 45 grados poniendo en alerta a más de 39 provincias, los niveles de contaminación también se dispararon. El uso de los aires acondicionados y de los vehículos hicieron que se superaran los niveles permitidos. Desde Ecologistas en Acción denunciaron la situación e instan a las instituciones a tomar medidas ya que “se está incurriendo en una negligencia administrativa por falta de atención al derecho de salud por parte de los gobiernos tanto locales como autonómicos y estatales”, señala Miguel Ángel Ceballos.
“Puesto que la previsión meteorológica se conoce con antelación se pueden tomar medidas preventivas como hacen en otros países de la Unión Europea. Se puede controlar la movilidad urbana que es uno de los principales factores. Limitar el tráfico rodado en las ciudades y la periferia, el tráfico marítimo y aéreo en las ciudades que cuenten con ello así la actividad instalaciones industriales (como las centrales térmicas, fábricas de cemento o determinadas industrias que utilizan disolventes)” argumenta el responsable del Área de Calidad del Aire de Ecologistas en acción quien añade que “España va muy por detrás en acciones preventivas en lo que a contaminación de ozono. Igual que se tiene un plan de acción para la contaminación de dióxido de nitrógeno se deben tomar medidas también para la de ozono y no solo en momentos como el que se ha vivido con la ola de calor”.
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