Ni guerras, ni conflictos sociales, ni problemas políticos. El cambio climático es ya hoy la primera causa de migraciones en el mundo. Cada año, unas 26 millones de personas se desplazan de sus países por desastres climáticos como sequías, inundaciones o fenómenos meteorológicos extremos, una cifra que ascenderá a 250 en apenas 50 años, según ACNUR. Y aunque nos parezca un problema lejano, lo cierto es que en España también habrá desplazados por causa del cambio climático.
Desertificación, incendios, temperaturas por encima de lo normal. Nuestro país es uno de los que más van a sufrir las consecuencias del cambio climático en Europa. Algunas ya las estamos viendo, como la desaparición de especies marinas como el salmón atlántico o la foca monje, o las cada vez más frecuentes sequías. Otras están en proceso, como el aumento del nivel del mar, o la aridificación de prácticamente todo el territorio peninsular.
los primeros damnificados por el cambio climático en nuestro país serán los “pescadores del Cantábrico y del Atlántico”
Estos efectos, además de producir un daño irreparable en los ecosistemas, va a suponer un problema la vida de las personas, sobre todo de aquellas cuya actividad económica dependa de la tierra. Así lo explica Lidia Márquez García, bióloga marina estudiando las migraciones humanas relacionadas con el cambio climático y las pesquerías. Señala que los primeros damnificados por el cambio climático en nuestro país serán los “pescadores del Cantábrico y del Atlántico” dada la redistribución de las especies marinas por el calentamiento de las aguas, así como los agricultores de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana. “Allí los suelos están presentando características de ser susceptibles de degradación, es decir, que no se va a poder plantar nada allí o va a dejar de ser rentable”, señala la experta.
En concreto, los estudios señalan dos regiones muy específicas donde el cambio climático va a ser especialmente notorio: Almería y Murcia. Según el informe ‘Each For Environmental Change and Forced Migration Scenarios’, publicado en 2007, ya se están dando casos de trabajadores en esas regiones que están migrando por la desertificación de esas tierras.
Vendimiar en Alemania
En el caso de la agricultura, los cultivos más susceptibles de desaparecer de las zonas donde normalmente eran plantados son los cereales de invierno, el maíz, los ricos en almidón y la cebada. Todos ellos requieren de una temperatura y clima concreto que, con el tiempo, ya no se está dando en esas regiones. Esto obligará a los agricultores a llevarlos a otros territorios. Sitios donde antes era impensable que pudieran crecer.
El ejemplo más evidente y más actual de esto son los viñedos. “En Alemania ya se están plantando cepas que tradicionalmente se han cosechado aquí, y se les está dando bien”, advierte Márquez. El adelantamiento de las fechas de vendimia, el deterioro de los suelos y la subida de las temperaturas ha hecho que el vino de algunas regiones cambie el sabor y propiedades en apenas unos años, aumentando en la mayoría de los casos incluso la gradación de alcohol.
Frente a eso, algunos viticultores han optado por llevarse las cepas a regiones situadas a más metros sobre el nivel del mar y más resguardadas del sol, como la zona subpirenaica de Cataluña, la zona madrileña de la Sierra de Gredos y los valles de Almería, Castilla y León, Granada o Tenerife. A raíz de esto también ha surgido una nueva marca: los vinos de altura.
Pero, ¿qué es un refugiado climático?
Más allá de cuantificar cuántos refugiados hay tanto en España como en el mundo, las Naciones Unidas aún están debatiendo lo qué es exactamente un refugiado climático. A simple vista puede parecer una pregunta fácil, pero no es tan sencillos de definir: muchas veces se producen desastres naturales que pueden estar relacionados con el cambio climático, como los huracanes, pero no son directamente causa del cambio climático (a pesar de que su frecuencia e intensidad puede haber aumentado debido al incremento de las temperaturas). Es ahí donde la situación se complica: ¿Se debe incluir en el término también a aquellas personas que han sufrido por desastres naturales?
Es esta precisamente la razón por la que aún no hay apenas estudios que cuantifiquen en cifras cuántas personas en total se están viendo y se verán afectadas por el cambio climático (y las que hay no terminan de convencer a todo el mundo). Además, un refugiado climático puede no haber emigrado solo por causas climáticas. “El refugiado del que todos hablan ya no existe. Las Naciones Unidas ya hablan de flujos mixtos”, es decir, que además de la cuestión medioambiental, hay factores económicos o sociales que empujan a una persona a abandonar su país. “No entiendo cómo la gente piensa que la economía se puede desligar de lo social o de lo medioambiental. Llámale migrante económico, pero detrás de su decisión puede haber otras mil razones más”, señala Márquez.
El problema de la definición del refugiado climático ya está sobre la mesa, pero queda mucho camino por andar. De hecho fue apenas hace unos días cuando algunos eurodiputados ecologistas empezaron a alzar la voz en pro de una definición oficial, como el francés Florent Marcellesi, del partido EQUO. En una reunión advirtió que “las consecuencias del cambio climático ya empiezan a ser sentidas en el sur español y los próximos desplazados climáticos podrían ser andaluces”, y añadió que es necesario un reconocimiento legal de la figura del refugiado climático. Habrá que esperar para saber, por fin, de qué estamos hablando y cuál es la magnitud real del problema. Aunque sabemos que existir, existen. En España también.
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