Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) 2019, pendientes aún de su aprobación final en el Congreso, incluyen dos medidas directamente relacionadas con el Impuesto sobre Hidrocarburos. El precio del gasóleo sufrirá uno de sus mayores incrementos en los últimos años, un motivo más para considerar alternativas al combustible tradicional, como el gas licuado (GLP), un producto desconocido para buena parte de los consumidores.
El GLP es la mezcla de gases licuados presentes en el gas natural o disueltos en el petróleo. Se puede decir que es una mezcla de propano y butano y se trata de una fuente de energía eficiente y sostenible, con un poder calorífico mucho más alto que los combustibles tradicionales, lo que significa que una llama de GLP produce mucho más calor que la de otras energías. Dada su relación efectividad-coste, puede representar cinco veces más eficiencia que los combustibles tradicionales.
Una carta de presentación muy apetecible, ya que su uso es aplicable en diversos sectores de la economía, además de las ventajas que ofrece para el medio ambiente y para la salud humana gracias a sus bajos índices contaminantes. Durante su combustión, este tipo de gases licuados generan un 36% menos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) que el carbón, un 15% menos que la gasolina y un 10% menos que el diésel.
Por tratarse de una fuente baja en carbono, el gas licuado está siendo reconocido por los gobiernos de gran parte del mundo como un gran aliado en la lucha contra el cambio climático y el efecto invernadero. No supone un impacto dañino para el medio ambiente y, a diferencia de otras fuentes energéticas, no genera residuos.
Sin duda, su uso comienza a calar con fuerza en la industria pero su aplicación puede salvar uno de los espacios más desfavorecidos y deteriorados: el mundo rural. Uno de los grandes problemas que encuentran los distintos gobiernos es el permanente éxodo desde los pueblos hacia las medianas y grandes ciudades. De ahí que desde varios colectivos se esté potenciando el dar a conocer las grandes ventajas del gas licuado y sus oportunidades como energía limpia y eficiente en el mundo rural.
Esto supondría una ralentización de éxodo, porque con su expansión se puede mejorar la calidad de vida así como ofrecer oportunidades en la creación de tejido empresarial a menor escala. Las ventajas del gas licuado pasan porque se trata de un combustible fácilmente transportable y que se puede llevar a cualquier punto. Su gran eficiencia energética y limpieza hacen que sea la mejor energía para áreas alejadas de la red de gas natural.
Gran variedad de usos
Hay ya una gran cantidad de usos agrícolas y ganaderos con gas licuado, muchos de ellos en agricultura ecológica: secado de granos, calefacción granjas de pollos, cerdos, conejos, climatización de invernaderos, lucha anti-heladas en viñedos, quemado de rastrojos, control de plagas, desinfección de suelos, bombas de riego, queserías, vinicultura, secado de tabacos…
Pero no todo está enfocado en ámbito del trabajo, pues el bienestar también se puede ver favorecido. Se puede emplear para dar agua caliente, calefacción y climatización en cualquier edificio fuera de la red de gas natural, incluyendo viviendas, hoteles rurales, hospitales o centros públicos. Sin lugar a dudas, hay una oportunidad para que el gas licuado se convierta en un gran aliado del mundo rural contribuyendo al desarrollo y al bienestar de la población que habita en las zonas alejadas de la red. Casi el 20 por ciento del consumo de GLP en Europa es residencial, principalmente en zonas rurales.
Avance para poblaciones rurales
Uno de los colectivos que está dando más apoyo a esta iniciativa es ASAJA Bruselas: “Siempre estamos a favor de la innovación en agricultura, tanto en materia digital y de maquinaria, como todo lo relacionado con la biotecnología”, explica uno de sus portavoces a ‘El Independiente’; “por eso, que iniciativas como el GLP pueden suponer una avance muy importante para no solo los agricultores, sino para todas aquellas personas que viven en el medio rural”.
“Además hemos visto recientemente la incertidumbre que ha creado el nuevo gobierno de España con una posible prohibición de los motores diesel. Esto sería catastrófico para el sector agrario europeo, porque hoy la maquinaria agrícola sólo funciona con diesel”, opinan; “por eso apoyamos todo tipo de innovación que ponga al alcance de los agricultores alternativas, como es el caso del GLP”.
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