Ningún estado ha sido capaz de gestionar con seguridad sus residuos nucleares. Esta alerta tan rotunda figura en un informe publicado por Greenpeace a principios de febrero. En él también se lamenta que los países con altas cantidades de restos nucleares tampoco han aportado nuevos enfoques para afrontar el problema. La gestión de estos restos es una de las mayores amenazas para la salud del planeta. Su almacenamiento incide de forma directa en el bienestar geológico y un tratamiento incorrecto puede acarrear consecuencias fatales para el hábitat.
La organización ha difundido una lista de riesgos derivados del almacenamiento de residuos nucleares en cementerios subterráneos que afectan de forma directa o indirecta a la población y, especialmente, al entorno. Por ejemplo, el grave peligro de incendio que puede producirse por explosión de los residuos o emisión de gases, o la posible inundación de los contenedores y la posterior contaminación de las aguas. Además, la amenaza no se limita al medio ambiente, pues su impacto también puede ser nocivo para la economía del país por los altos costes que conlleva gestionar un desastre de estas dimensiones.
La incorrecta gestión de los residuos es un problema global que afecta a otras industrias, aunque se hace especialmente peliaguda en este sector por la alta radiactividad: “Toda industria debe ser capaz de sufragar la gestión de los residuos que produce, además de evitar que la población y el medio ambiente se vean expuestos a graves riesgos”, señala Raquel Montón, respoinsable de la campaña nuclear de Greenpeace; “no puede haber excepciones, sobre todo en lo referente a los residuos nucleares, algunos de los cuales son extremadamente perjudiciales y peligrosos durante miles de años”
Un problema enquistado en España
El mencionado informe veía la luz a raíz de la polémica decisión del Gobierno de España y las eléctricas de mantener las centrales nucleares abiertas hasta 2025. Según Montón, se trata de un craso error: “El preacuerdo del Gobierno y las eléctricas a puerta cerrada sobre un cierre de las nucleares a partir de 2025, sobrepasando su vida de diseño, es un riesgo innecesario que prioriza la cuenta de resultados de las empresas frente a los costes para la sociedad”, explica.
Desde la década de los 80 se gestionan en España cinco centrales nucleares: Almaraz, Ascó, Cofrentes, Vandellós y Trillo. El desmantelamiento de todas ellas está previsto para después de 2020. La de Trillo, junto al Tajo, en Guadalajara, seguirá hasta 2028. Para tratar de hallar soluciones al almacenamiento de estos residuos en España, se ideó en 2009 (durante la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero) la construcción de un cementerio nuclear. El lugar elegido de entre todos los municipios presentados al concurso fue Villar de Cañas (Cuenca). Sin embargo, diez años después, el proyecto está paralizado. Enresa, la empresa pública que gestiona los residuos nucleares en España y la encargada de levantar el denominado Almacén Temporal Centralizado (ATC), ha suprimido la inversión destinada a la construcción, afectada por los últimos cambios de Gobierno y por una férrea oposición de los mandatarios políticos de Castilla La Mancha. Greenpeace insta al Ministerio de Transición Ecológica a renovar en este 2019 el plan de gestión de residuos, que ya debió ser actualizado en 2010.
Una de las graves consecuencias del retraso en la construcción del ATC es el alto coste que Enresa, y por ende el Estado, está pagando a Francia: unos 73.000 euros al día por el almacenamiento de los residuos nucleares de la central tarraconense de Vandellós I. Ésta echó el cierre en 1989 debido a un incendio que condenó a la instalación a ser cubierta al menos hasta 2015 por un sarcófago para evitar la propagación radiactiva. Este alto coste es en realidad una penalización por no haber cumplido los objetivos de construcción del ATC en el tiempo establecido. Cuando el cementerio de Villar de Cañas vea la luz (fecha que sigue siendo una incógnita) y los residuos sean trasladados, parte de la multa será reembolsada. Mientras tanto, España sigue sin una solución firme a la gestión nuclear.
Un equipo de El Independiente se mete en las tripas de lo que fue la vasija del reactor de la central de Zorita. Seguimos las obras de desmantelamiento y descontaminación que dejarán este paraje junto al Tajo sin rastro de lo que fue su pasado nuclear. | Vídeo: M.Viciosa y G.M. Piantadosi
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