Están en todas las casas. No faltan en los bares ni en los restaurantes, en los trenes ni en el chiringuito de la playa. Fijas o articuladas, las pajitas son tan útiles para que beban niños y mayores como controvertidas por su composición: puro plástico. O lo que es lo mismo, un producto en vías de extinción. La Unión Europea, junto con los gobiernos de otros continentes, llevan tiempo trabajando en una misma idea: eliminar numerosos productos elaborados con plástico. Han centrado su mirada en 10 productos desechables que representan el 70% de toda la basura marina: cubertería de plástico, botellas, envases de comida… y por supuesto, las mencionadas pajitas.
Estos envases tienen los días contados, sin vuelta de hoja. Es una obligación legal y la mayoría de las compañías llevan tiempo trabajando sobre este problema que trae de cabeza a la sociedad. Las alternativas pasan por el uso de envases reciclables o comestibles. Corea del Sur ha sido uno de los primeros países en dar un paso adelante con visibilidad y viabilidad de futuro, y ha desarrollado unas pajitas fabricadas con arroz. Son la nueva tendencia en aquel país y el objetivo es sustituir de manera progresiva las de plástico. Su composición es totalmente novedosa con un 70% de arroz y un 30% de mandioca. Son resistentes al calor y al frío sin desintegrarse, no contaminan y además son comestibles. En este país se consumen ya unos diez millones de pajitas desechables al año. Una cantidad que obliga a tomar medidas para cumplir con las recomendaciones y obligaciones adquiridas.
Las pajitas constituyen el 4% de los ocho millones de toneladas de basura plástica que hay en el mundo, y sólo en España se consumen más de 5.000 millones al año. A nivel mundial, se utilizan mil millones al día, de los que 500 millones pertenecen a Estados Unidos. La Unión Europea -que consume cerca de 36.000 millones al año- ya ha comenzado a plantear soluciones. Existe un acuerdo para prohibir a partir del año 2021 los artículos de plástico de usar y tirar más populares para alimentos, con el fin de reducir su impacto en el medio ambiente y ayudar a que desaparezcan sus desechos en las playas europeas.
Enemigo de los océanos
Los plásticos son uno de los enemigos más devastadores para el medio ambiente, y sobre todo, para la fauna marina. Los peces y las aves se convierten en las principales víctimas al confundir estos desechos con comida, lo que se traduce en graves perforaciones en el estómago y problemas respiratorios. Además, la escasa vida útil del producto contrasta con los casi mil años que puede tardar en descomponerse. Por este motivo, los responsables de la Unión Europea han puesto sobre la mesa medidas este tipo de prohibiciones y muchas grandes cadenas no han dudado en afrontar el problema con medidas urgentes de choque.
Otras se lo están tomando con más calma. Por ejemplo, Starbucks esperará hasta 2020 y suprimirá las pajitas en sus más de 28.000 tiendas en todo el mundo, ofreciendo como alternativa una tapa reciclable parecida a las tazas que usan los niños para aprender a beber. McDonald's también introducirá cambios de inmediato y sustituirá las pajitas por otras de papel en todos sus restaurantes de Reino Unido e Irlanda. El gigante de comida rápida atribuyó su decisión a la demanda de sus clientes, reflejo de un debate público más amplio.
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