La larguísima declaración como testigo de Jaime Terceiro, presidente de Caja Madrid entre 1988 y 1996, en el macrojuicio de las tarjetas black ha dado para mucho. El grueso del testimonio del expresidente ha servido para desmentir el argumentario de la mayoría de los acusados del caso, que han intentado datar la creación del sistema de tarjetas durante la presidencia del propio Terceiro, y que han insistido en que desde entonces las Visas eran parte de la retribución de los consejeros y directivos.
Con su declaración, Terceiro ha puesto en el disparadero a su sucesor al frente de la caja, Miguel Blesa -presidente de Caja Madrid entre 1996 y 2010-, al que de manera indirecta ha situado como responsable de la creación del sistema de tarjetas opacas. Pero también ha aprovechado para señalar a Rodrigo Rato –presidente de la entidad desde 2010 y luego presidente de Bankia- en la “génesis del mal gobierno corporativo” de la caja.
Rato, también acusado en el juicio de las black y que en el momento de la salida de Terceiro de Caja Madrid era vicepresidente económico del primer Gobierno de José María Aznar, habría intentado promover su renuncia a la presidencia de la caja “canjeándola” por la presidencia de un grupo empresarial público.
Terceiro acabó dimitiendo como presidente de Caja Madrid en septiembre de 1996 después del pacto entre los representantes del PP, del sindicato Comisión Obreras y de IU, con el que los populares buscaban relevarle para nombrar a Miguel Blesa y con el que el sindicato y la formación de izquierdas promovieron mejoras salariales a la plantilla y lograron garantías de que la entidad no sería privatizada parcialmente, entre otros aspectos.
Con el PP intentando imponer su relevo al frente de la entidad, Terceiro ha revelado que Rodrigo Rato le pidió “que dejara la caja y me daría la presidencia de una gran empresa española”. “Le dije [a Rato] que la presidencia de Caja Madrid no era una moneda de cambio que se pudiera canjear”, ha sentenciado.
Según el expresidente de la entidad el pacto de PP-CCOO-IU para descabalgarle, que contaba con el aval del Gobierno central, es “el paradigna del mal gobierno corporativo de las cajas”. Un mal gobierno corporativo que, a la postre y según su opinión, llevó a la entidad “a la situación de insolvencia que todos conocemos”. Caja Madrid se unió con otras seis cajas en Bankia, que acabó siendo rescatada con dinero público en 2012.
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