Los documentos que ponen en cuestión parte del testimonio del expresidente de Caja Madrid Jaime Terceiro, desvelados en exclusiva por El Independiente, pueden acabar incorporados al sumario del macrojuicio de las tarjetas black en la Audiencia Nacional.
Ayer mismo José María de Pablo, abogado de los acusados Alberto Recarte y Jesús Pedroche, presentó un escrito en el que solicitaba al tribunal que permita la inclusión de esa documentación interna de la caja como prueba en el proceso. El tribunal de la Audiencia, presidido por Ángela Murillo, debe ahora estudiar la solicitud y decidir si incorpora la nueva documentación interna de Caja Madrid.
En su escrito, la defensa subraya que los documentos “desmienten la versión del señor Terceiro y son imprescindibles para la correcta valoración de su declaración testifical por el Tribunal”. El tribunal ha rechazado durante la vista la incorporación de varios documentos por considerar que en esta fase procesal ya no corresponde, pero el abogado recuerda una sentencia del Supremo que avala casos excepcionales por “exigencias de justicia”. “La inadmisión de los documentos acompañados dejaría a esta parte indefensa ante unas manifestaciones incriminatorias del señor Terceiro que, a la vista de estos nuevos documentos, no se corresponden con la realidad”, apunta el abogado.
Durante sus casi cinco horas de declaración como testigo, Jaime Terceiro, que fue presidente de Caja Madrid entre 1988 y 1996, echó por tierra las estrategias de defensa de buena parte de los 65 acusados por el uso fraudulento de tarjetas de empresa, especialmente la de su sucesor en el cargo, Miguel Blesa. Pero documentos internos de la propia Caja Madrid ponen en cuestión partes de un testimonio que el testigo defendió con contundencia.
Terceiro admitió haber creado en 1988 el sistema de tarjetas de empresa para los miembros del consejo de administración de la caja, pero las suyas –al contrario de lo que sucedió después en Caja Madrid y Bankia- se destinaban a “gastos exclusivamente de representación” y no se utilizaban para mejorar la retribución de los consejeros. Para apoyar su versión, el expresidente de la caja subrayó de manera reiterada que, como las tarjetas eran sólo para gastos de representación, con ellas “no se podía extraer metálico de los cajeros bajo ningún concepto”. “Ninguna tarjeta de empresa de Caja Madrid daba esa posibilidad”, apuntó. No sólo no se daba el número pin al usuario de la tarjeta, es que ni siquiera se emitía ese pin”.
Sin embargo, documentos internos de Caja Madrid a los que ha tenido acceso El Independiente muestran que al menos parte de las tarjetas de empresa que la entidad repartía entre sus consejeros y otros miembros de sus órganos de gobierno disponían de ese pin y que se facilitaba expresamente por la caja para dar a sus beneficiarios la posibilidad de extraer efectivo de cajeros automáticos. Notas internas entre departamentos de la caja y cartas remitidas a los titulares de las Visas recogen expresamente la existencia de esos números secretos.
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