Las horas más trágicas del hundimiento de los precios del petróleo quedaron atrás hace ya muchos meses. De hecho, desde los mínimos que alcanzó a inicios de año, la cotización del crudo acumula una remontada próxima al 70%. Y un movimiento similar han registrado buena parte de las materias primas.
Pero las repercusiones de aquella tormenta siguen haciendo estragos en el ámbito corporativo. El número de impagos entre las empresas del sector energético y de recursos naturales en 2016 se eleva ya a 78, un 85% más que en el conjunto de 2015, según datos de la agencia S&P.
La brusca caída de las materias primas, iniciada en el verano de 2014, tuvo en el petróleo a su principal exponente: sus precios se redujeron más de un 75% en sólo 19 meses, dejando en una situación delicada a las compañías enfocadas en el negocio del llamado oro negro.
Especialmente vulnerables se han mostrado las compañías de extracción mediante el método de la fracturación hidráulica o fracking, penalizadas por unos costes marginales de producción más altos y, en muchos casos, unas elevadas ratios de apalancamiento que han hecho inviable el negocio ante el brusco deterioro de los márgenes. La preeminencia de este tipo de compañías en Estados Unidos explica que casi dos tercios de las quiebras de energéticas se localicen en territorio estadounidense.
Los impagos de empresas del sector energético y de recursos básicos han aumentado un 85% en 2016
Para el sector energético, la recuperación emprendida por los precios del petróleo a lo largo de 2016 ha representado un bálsamo fundamental. Ahora, muchas esperanzas están puestas en la reunión que celebra el próximo 30 de noviembre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en la que está previsto que se acuerde algún tipo de restricción de la oferta que permita impulsar los precios del crudo.
Sin embargo, son muchos los expertos que se muestran escépticos sobre el posible éxito de un acuerdo en este sentido y, entre ellos, los analistas de S&P, quienes aseguran no esperar "ningún incremento significativo en los costes del petróleo y el gas natural en 2017". Por esta razón, esperan que la tasa de impagos se mantenga in crescendo hasta el primer tramo del próximo año, aunque, apostillan, la reducción de los costes de exploración y producción está aliviando la situación del sector.
Máximos desde 2009
La compleja coyuntura del sector energético es la base sobre la que se explica el incremento de las quiebras de empresas a nivel mundial a su nivel más elevado desde 2009, en pleno azote de la crisis financiera internacional. A lo largo de 2016 el número de impagos corporativos alcanza los 146, una cifra un 45% superior a la registrada en el mismo periodo del año anterior y mayor también que los 113 defaults con lo que se cerró el ejercicio 2015. De hecho, en los últimos 35 años, sólo tres (2001, 2002 y 2009) vieron niveles superiores de impagos que los actuales.
Estas cifras encierran, no obstante, diferencias considerables entre regiones, con Estados Unidos concentrando un 66% de los procesos de quiebra y los mercados emergentes casi un 20%. En Europa, en cambio, los doce incumplimientos de pagos registrados a lo largo del ejercicio representan unos niveles muy contenidos.
"El programa de expansión cuantitativa del Banco Central Europeo y otras iniciativas de política monetaria a través de la región han ayudado a contener los costes de financiación de las empresas y las tasas de impago", explican en S&P. Los analistas de la agencia prevén, además, que este escenario se mantenga durante los próximos doce meses.
En los últimos 35 años, sólo tres ejercicios cerraron con niveles de impago superiores a los actuales
Con todo, en un entorno comercial tan interconectado como el actual, las empresas europeas difícilmente pueden aislarse del deterioro de las condiciones crediticias que muchos expertos están advirtiendo a nivel global, a causa de la debilidad del crecimiento económico y el aumento de las cargas de la deuda.
Como muestra, los expertos de Crédito y Caución han detectado en los dos últimos trimestres un empeoramiento de los niveles medios de impago soportados por las empresas españolas. "La evolución más reciente del indicador muestra síntomas de agotamiento del último ciclo de mejora de los niveles de impago. En el segundo trimestre de 2016, por primera vez en 13 trimestres, los niveles medios de impago soportados por la empresa española mostraron un cambio de signo que ha quedado confirmado de forma clara en el tercer trimestre", indican.
En este contexto, el reciente repunte de las rentabilidades de la deuda, desencadenado tras el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, supone una clara advertencia de los riesgos a los que se enfrenta el sistema financiero. La posibilidad de que la inflación se acelere a nivel global, obligando a los bancos centrales a retirar de forma precipitada sus políticas de estímulo, podría ocasionar un súbito encarecimiento en los costes de financiación, que podría comprometer la situación de los actores más débiles del sistema.
Empeora la deuda pública
Y este peligro no atañe únicamente a las empresas. Otra agencia de calificación, Moody's, ha puesto recientemente el foco sobre el deterioro de la calidad del crédito público.
En su último informe de perspectivas para 2017, Moody's resalta que uno de cada cuatro países bajo su visión presenta actualmente una perspectiva de calificación negativa. Se trata de la mayor proporción de ratings soberanos bajo amenaza desde el año 2012, cuando Europa se encontraba sumida en la fase más intensa de la crisis de la deuda. En cambio sólo un 9% de los países calificados por la agencia cuenta con una perspectiva positiva.
Además, a lo largo de 2016, Moody's ha efectuado siete veces más rebajas de rating que incrementos, hasta un total de 35.
El diagnóstico de Moody's se apoya en una serie de razones ampliamente denunciadas por los expertos: el bajo crecimiento económico, los elevados y crecientes montos de deuda pública y la persistencia de desafíos políticos.
Uno de cada cuatro países que supervisa Moody's presenta una perspectiva negativa de rating
En este escenario, la agencia repara en que, con una política monetaria prácticamente agotada en los países desarrollados, el previsible giro hacia estrategias de estímulo fiscal puede ser positivo, aunque también presenta riesgos. Así, resaltan que la mayor inversión puede estimular la demanda a corto plazo y elevar el crecimiento potencial a largo plazo, pero "muy pocos países pueden asumir más deudas sin incurrir en alguna pérdida, aunque quizás reversible, de la solvencia crediticia".
Moody's advierte de que, aunque los países pueden aprovecharse en el momento actual de los bajos tipos de interés para reducir sus costes de financiación, "cualquier deuda adicional tomada para financiar la inversión todavía tendrá que ser reembolsado o refinanciado, muy probablemente a un mayor coste futuro".
La advertencia de Moody's refuerza el coro de voces, encabezado por el FMI, que han alertado de los riesgos de la creciente masa de deuda a nivel mundial, facilitada por las políticas de estímulo de los bancos centrales, que compromete la solvencia futura de muchos países.
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