El Gobierno ha abierto la puerta a ampliar la privatización de Aena. Tan sólo dos semanas después de su toma de posesión, el recién aterrizado ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, deslizó la posibilidad de continuar con la venta del gestor de los aeropuertos y, con ello, que el Estado pierda el control sobre la empresa.
El Gobierno de Rajoy impulsó en 2015, con el único apoyo del PP –del PP de la mayoría absoluta, en concreto-, la venta de un 49% del capital de Aena, hasta entonces enteramente pública. El Estado controla hasta hoy el 51% restante, a través del grupo Enaire. Pero el nuevo Ejecutivo se plantea colocar en manos privadas otro 11% adicional, lo que le permitiría ingresar de un plumazo en torno a 2.000 millones de euros.
Hay quien lo quiere ver como un mero globo sonda, apenas un tanteo del terreno que el Gobierno y el PP se encontrarán en la compleja legislatura que arranca y en la que impulsar la privatización de algunas compañías bajo control público serviría para cumplir con las exigencias presupuestarias que llegan desde Bruselas. Pero también hay quien se lo toma en serio y ve en la celeridad del nuevo ministro para abrir la espita de Aena una prueba de las prisas que tiene el Ejecutivo para impulsar una nueva ola privatizadora.
La oposición se muestra contraria
Para que el Gobierno pueda dar vía libre a la venta de otro paquete accionarial de Aena debe contar con el respaldo de las Cortes para reformar la ley que obliga al Estado a mantener la mayoría accionarial en el gestor de la red de aeropuertos española. Pero está lejos de obtener los apoyos necesarios para abordar los cambios legislativos. Y es que PSOE, Podemos y Ciudadanos se muestran contrarios a que el Estado pierda el control de un grupo estratégico para el país.
Una Aena controlada por la iniciativa privada pondría en peligro la actual red de aeropuertos
“Nos oponemos firmemente a que el Estado pierda el control de Aena. Y lo seguiremos haciendo”, explica César Ramos, portavoz de Fomento del PSOE. “Nuestro voto será no, ya lo anticipamos”, apunta Sergio Pascual, su homólogo en Unidos Podemos. Un rechazo relativamente más cauto –pero rechazo al fin y al cabo- llega desde Ciudadanos. “Nos gustaría ver antes la propuesta del ministro de Fomento, pero a priori no nos gusta. No somos partidarios de perder el control de una empresa que desempeña un papel estratégico”, apunta, por su parte, Fernando Navarro, responsable de Fomento en la formación naranja.
El temor que expresan todas las formaciones es que un grupo estratégico como Aena, íntimamente relacionado con el turismo, la gran industria del país y que concentra más de un 11% del PIB nacional, quede expuesto a los vaivenes de los intereses de empresas privadas y fondos de inversión. Y, en este sentido, auguran que una Aena controlada por la iniciativa privada pondría en peligro la actual red de aeropuertos, poniendo en un brete su capacidad de vertebración territorial y haciendo posible el cierre de algunos aeropuertos no rentables económicamente pero “sí rentables socialmente e imprescindibles para la actividad de algunos municipios y provincias”, dice Pascual.
En paralelo, desde PSOE y Unidos Podemos se alerta de que la eventual venta del paquete accionarial adicional de Aena abre la puerta a “otro pelotazo” para los futuros compradores. Y es que, según recuerdan las formaciones, Aena cotiza hoy a más del doble de su precio de salida a Bolsa. El grupo debutó en el parque en febrero de 2015 a 58 euros por acción y hoy se sitúa en los 125 euros. “O alguien hizo muy mal los cálculos, o se quería que fuera un magnífico negocio para los compradores, para los fondos de inversión”, indica el socialista Ramos.
Internacionalización del grupo
Desde las filas de los defensores de la privatización parcial de Aena se viene respondiendo, durante el año largo que ha transcurrido desde la salida a Bolsa, que ha sido la propia privatización la que ha hecho posible que el grupo aeroportuario mejore en eficiencia y cuadre las cuentas para hacerlo atractivo a los inversores. Esto es, la Aena pública seguiría perdiendo dinero, frente al beneficio de 833 millones de euros en 2015 o el de 944 millones que ya se apuntó en los nueve primeros meses de este año.
Puede que sin una mayor privatización sea difícil competir en el exterior", según el ministro
En paralelo, ahora desde el propio Gobierno se defiende la posible ampliación de la privatización en la necesidad de que la compañía gane agilidad en su carrera por crecer en el exterior. “Una de las cosas que está encima de la mesa es la posibilidad de ampliar el tramo de privatización de Aena y también de iniciar un proceso firme de expansión internacional. Puede que este proceso de internacionalización esté íntimamente ligado a lo primero”, dijo el ministro De la Serna. “Puede que sin un mayor grado de privatización sea difícil competir con otros en el exterior", agregó.
Fuentes del sector apuntan que la titularidad pública de Aena la deja fuera de algunos concursos para la gestión de aeropuertos internacionales, dado que las bases de algunos de ellos impiden que grupos públicos extranjeros sean los adjudicatarios. Y, por otro lado, Aena perdería agilidad en operaciones de este tipo, dado que para grandes contratos hace falta el visto bueno del Consejo de Ministros.
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