Endesa da por hecho que sus centrales nucleares acabarán funcionando 50 años. Tan segura está la dirección de la compañía eléctrica, el mayor operador nuclear de España, que desde finales de 2014 elabora su cuenta de resultados calculando la depreciación y amortización de sus centrales con un periodo de funcionamiento de cinco décadas, frente a los 40 años con los que lo hacía hasta entonces.
El cambio en la metodología de cálculo le sirve a la compañía, controlada por la italiana Enel, para reducir los fondos destinados cada a año a amortizar sus activos nucleares y, con ello, mejora a la postre sus beneficios. Con la nueva fórmula de cálculo como si las plantas fueran a funcionar 50 años, la eléctrica ha reducido los fondos destinados a amortizarlas en más de 150 millones desde el último trimestre de 2014 hasta ahora.
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En sentido estricto, legalmente ya es posible que las centrales nucleares españolas puedan funcionar más allá de los 40 años desde su construcción, un límite que tradicionalmente se consideraba como el máximo ligado a las especificaciones técnicas de las instalaciones. La Ley de Economía Sostenible aprobada en 2011, en los últimos estertores del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, dejó abierta la posibilidad a ampliar el uso de las centrales más allá de las cuatro décadas.
Sin embargo, todas las previsiones de la Administración siguen ligadas al límite de 40 años. El Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR) vigente establece sus cálculos sobre la basura nuclear que producirán las centrales españolas en base a una vida útil de esos 40 años. No obstante, el Gobierno maneja un borrador para un nuevo PGRR –guardado en un cajón desde hace más de un año- en el que se establecían dos escenarios posibles: uno con las nucleares funcionando cuatro décadas y otro en el que ya se avalaba el salto hasta los 50 años. De momento, un borrador.
Una señal del Gobierno
Endesa está a la espera de una señal pronuclear del Gobierno, una señal que anticipe la que se respaldará la renovación de las licencias de explotación actuales de las centrales ampliando su vida útil al menos hasta los 50 años (el sector nuclear, en realidad, sueña con que sean 60). Y si esa señal se confirma, la compañía pretende lanzar un plan de inversiones para adecuar sus centrales nucleares a un funcionamiento a largo plazo.
Endesa promete realizar en sólo cuatro años inversiones por importe de 500 millones de euros para financiar mejoras que garanticen el funcionamiento seguro de sus centrales durante esos diez años adicionales, según se recoge en el nuevo plan estratégico del grupo hasta 2019. Pero esas inversiones están condicionadas expresamente a que desde el Gobierno avale la ampliación de la vida útil del parque nuclear español, según confirman a El Independiente fuentes conocedoras de los planes de la empresa.
Endesa e Iberdrola, que controlan a partes iguales la central de Santa María de Garoña, han solicitado la reactivación de la planta burgalesa hasta 2031, justo cuando cumpliría 60 años desde su construcción. Las compañías eléctricas, en realidad, están poco interesadas en reabrir Garoña, pero sí en conseguir el informe técnico del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) avalando que las plantas españolas pueden funcionar a largo plazo. El CSN ultima la elaboración de dicho estudio, que el sector nuclear considera que servirá de antecedente y punta de lanza para ampliar la vida del resto de centrales del país.
En cualquier caso, la ampliación de la vida útil de las centrales cuenta con el rechazo de una mayoría parlamentaria. Todos los partidos del Congreso –con la única oposición del PP, y la abstención de CiU- apostaron la pasada legislatura por un cierre adelantado para que las centrales no estén operativas más de 40 años, lo que supone hacer efectivo el apagón nuclear en España la próxima década.
Tradicionalmente, la vida de diseño de las centrales nucleares (el tiempo en que se espera que funcione según las especificaciones técnicas de su construcción) es de cuatro décadas, aunque algunos países han ido ampliando ya la vida útil de las instalaciones (el tiempo que efectivamente transcurre entre la puesta en funcionamiento y su cierre) más allá de ese límite.
Endesa es el principal operador nuclear de España. La filial de Enel controla el 50% de la central de Garoña (el otro 50% lo tiene Iberdrola); es el único propietario de Ascó I y tiene un 85% de Ascó II (el otro 15% es de Iberdrola); el 72% de Vandellós II (el 28% es de Iberdrola); y el 36% de Almaraz I y de Almaraz II (el 52,7% de Iberdrola y el 11,3% de Gas Natural Fenosa en ambas instalaciones).
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