Cuando el pasado 24 de junio los inversores europeos amanecieron con la sorpresa de que el pueblo británico había votado a favor del Brexit, fueron muchas las voces que se atrevieron a aventurar que los mercados financieros se sumían en una nueva era de incertidumbre de consecuencias funestas. Seis meses después de aquello, la bolsa británica cotiza un 6,5% por encima de sus niveles de entonces e, incluso, ha llegado a perforar sus máximos históricos.
También Wall Street ha registrado en las últimas semanas niveles récord, después de que en la elecciones estadounidenses saliera triunfadora la candidatura de Donald Trump, que defendía un discurso radical, plagado de amenazas para el comercio mundial que atemorizaba a la gran mayoría de los expertos.
Este listado de respuestas desconcertantes de los mercados se puede ampliar desde este lunes con la sosegada respuesta con que los inversores recibieron la crisis política desencadenada en Italia, tras la caída del gobierno de Matteo Renzi, al perder el referéndum sobre la reforma de la constitución. En opinión de los expertos, la noticia encierra riesgos de elevada magnitud: "La incertidumbre que conlleva este desarrollo dificultará la recapitalización de los bancos (algunos de ellos necesitan desesperadamente inyecciones de nuevo capital) y plantea la posibilidad de que los partidos antisistema ganen terreno en los próximos comicios. El proyecto del euro podría verse amenazado y la deuda pública italiana mostrará volatilidad", alertaba Paul Brain, director de renta fija de Newton, del grupo BNY Mellon.
En el peor de los casos, la crisis política italiana podría desembocar en crisis financiera y poner en cuestión el euro
Pero en los mercados, estos temores apenas eran perceptibles a media sesión. Cierto es que la bolsa italiana, con los bancos a la cabeza, y la deuda trasalpina registraban recortes en la jornada, pero con ellos apenas perdían parte de lo recuperado la semana anterior. Y en el resto de Europa, incluso, lejos de desatarse la tensión, se vivía una jornada positiva. "Es complicado explicar la reacción de las bolsas, ya que no hay mucho que celebrar", reconoce Juan José Fernández-Figares, director de análisis de Link Securities.
Peligro con matices
La aparente ausencia de lógica en la reacción de los inversores a la contundente sucesión de amenazas políticas ha avivado un debate recurrente en el ámbito de los mercados: ¿se han vuelto locos o cuentan con razones para justificar lo que, a priori, parece una actitud temeraria?
Buscar respuesta a esta cuestión resulta difícil, entre otras razones porque los movimientos a corto plazo del mercado suelen resultar indescifrables, al responder a múltiples motivaciones de diversa índole. Además, cada uno de estos asuntos presenta sus particularidades, que los hacen revestir más o menos riesgos u ofrecer lecturas más benévolas en función de cómo se materialicen. En este sentido, por ejemplo, el caso de Trump es el más significativo, ya que muchos inversores parecen haber aceptado la idea de que el nuevo presidente de EEUU pondrá en marcha políticas de estímulo fiscal y dejará a un lado muchas de sus medidas más controvertidas.
Y en lo referente a Italia y Europa, la tensión generada por el referéndum del domingo pudo verse matizada por las elecciones en Austria, donde la candidatura de extrema derecha Norbert Hoffer, de corte antieuropeo, perdió la opción de alzarse con la presidencia. "Lo de Austria es visto como premonitorio de lo que puede pasar el próximo año en las elecciones de Alemania", explica Javier Amo, director del Máster en Bolsa y Mercados Financieros de IEB.
Visión de corto plazo
Con todo, existen elementos comunes a estos peligros que pueden explicar la mesura con que han sido asumidos por los inversores. Uno muy evidente es que en todos los casos se trata de riesgos con implicaciones difusas y que no se materializarán en el corto plazo. "El mercado tiende a cotizar lo que ve. Y lo que se ve ahora es que el resto de indicadores económicos están saliendo bien. Estos eventos geopolíticos no tienen una lectura financiera clara y son difíciles de poner en precio", señala José Manuel Amor, socio de AFI en Análisis de Mercados.
Este hecho pone sobre la mesa una de las cuestiones que más resaltan los inversores en los últimos tiempos: el creciente cortoplacismo de los movimientos de los mercados. "La falta de inversores finales en los mercados, debido a las múltiples incertidumbres a las que se están enfrentando este año, está provocando que las bolsas estén principalmente en manos de traders, los cuales piensan más en el corto plazo", explica Fernández-Figares.
Aun así, el movimiento alcista podría estar respaldado por los números, ya que algunos expertos defienden que el escenario que descuentan las actuales valoraciones de las bolsas es demasiado pesimista para lo que refleja la evolución de los datos macroeconómicos. "La renta variable, tanto la estadounidense como la europea, tienen una base macro muy positiva. De hecho, pese a reaccionar positivamente a los eventos mencionados, aún están por detrás de lo que la situación macro respalda. Dicho esto, la reacción de los mercados no es tan ilógica", apunta Estefanía Ponte, directora de análisis de BNP Paribas Personal Investors.
El mercado podría haber asumido ya una visión muy pesimista, en la que estarían reflejados buena parte de los riesgos
En este sentido, el caso de Italia es el primero de estos grandes eventos geopolíticos que no pilla por sorpresa a los inversores. De hecho, las tensiones sobre el referéndum trasalpino explican en buena medida el peor comportamiento relativo de la bolsa italiana (el Ftse Mib cae en 2016 un 20%, más del doble que el Ibex) y las tensiones sobre su banca, que ha perdido más de la mitad de su valor en los últimos 18 meses.
Por eso Diego Jiménez-Albarración, responsable de renta variable del Centro de Inversiones de Deutsche Bank, niega que pueda interpretarse que el mercado se haya tomado bien la crisis política italiana. "El resultado no ha sido tan sorprendente y ya estaba en parte valorado. Por eso, tras las primeras caídas, algunos inversores han podido considerar que había algunas valoraciones a niveles poco exigentes, sobre todo en la banca, y se han animado a tomar posiciones. Y eso, en un mercado con poco volumen, genera giros bruscos como los que se han visto en la mañana del lunes", comenta.
El sostén de los bancos centrales
Estas apuestas especulativas pueden verse asimismo refrendadas por las expectativas en torno a la próxima reunión del Banco Central Europeo (BCE), que tendrá lugar este jueves. "Los inversores pueden estar esperando que el BCE ofrezca novedades en su próxima reunión, para dar tranquilidad al mercado", indica Jiménez-Albarracín.
En este sentido, el moderado repunte de las primas de riesgo periféricas, incluida la italiana, podría haber servido como bálsamo para los inversores. "El apoyo que está dando el BCE a la deuda pública europea hace improbable que los diferenciales de los bonos italianos se amplíen de forma significativa y, en este sentido, el aumento de la incertidumbre en el mercado reforzará la postura expansiva del Consejo de Gobierno de la entidad", sugiere Alberto Chiandetti, gestor del FF Italy Fund de Fidelity.
La expecativa de que el BCE ponga sobre la mesa una nueva ronda de estímulos resta preocupación a los inversores
El continuado apoyo de los bancos centrales a lo largo de la crisis ha sido uno de los elementos que más ha alterado la lógica inversora en los últimos tiempos, motivando, incluso, que noticias negativas fueran celebradas si acercaban una nueva oleada de estímulos y, al contrario, las buenas nuevas generaran tensiones en los mercados.
"Habría que ver cuál sería la respuesta de los mercados a estos eventos si no contaran con el apoyo de los bancos centrales. Los inversores no se atreven a ponerse en contra si tienen la expectativa de que el banco central seguirá actuando. Eso hace que no sólo cotices lo malo de una noticia", explica Amor.
Todo esto provoca que "cada vez sea más difícil explicar los movimientos de los mercados. No es que sean ilógicos, pero responden a distintos factores, en ocasiones contrapuestos, que los hace más complejos", explica el socio de Afi.
Compás de espera
En el caso de la crisis política italiana, los expertos se dividen entre quienes confían en que la crisis política se encauce de forma poco dramática y quienes advierten del elevado riesgo de que la situación desemboque en una crisis preocupante. Unos y otros coinciden, no obstante, en que será la evolución de las opciones de acceder al poder de los partidos populistas como el Movimiento Cinco Estrellas, de Beppe Grillo, y la solución que se le dé a los problemas de capital de la banca los que condicionen su futuro impacto en los mercados.
"Ahora estaremos atentos a la capacidad de las fuerzas políticas italianas para llegar a un consenso sobre la mejor manera de avanzar a raíz del resultado del referéndum. Todo ello con el fin de asegurar la estabilidad, tranquilizar a los mercados financieros y evitar un episodio de incertidumbre prolongada que podría generar consecuencias negativas para la economía del país y su sistema bancario", explica Bill Papadakis, estratega de inversiones en Lombard Odier.
Mientras tanto, las tensiones pueden esperar.
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