El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, va a hacer un breve parón en el tour de agradecimiento que le está llevando a recorrer toda la geografía norteamericana. El magnate recibirá en su ciudad natal, Nueva York, a los principales dirigentes de las empresas tecnológicas del país.
Por sus declaraciones durante la campaña, y en los muchos años que lleva en el candelero antes de encapricharse con la Casa Blanca, Trump ha tenido un buen puñado de enfrentamientos con los señores de Silicon Valley, con los que ahora tendrá que verse las caras en la Gran Manzana.
Los regidores de las principales compañías tecnológicas de Estados Unidos tienen una cosa en común más allá del ámbito laboral: apoyaron a Hillary Clinton en la batalla por la presidencia. Algunos de ellos son simpatizantes republicanos confesos, como es el caso de la CEO de Hewlett Packard, Margaret Whitman, pero hasta ella anunció públicamente que su voto iba a ser para la candidata demócrata.
Trump ha criticado con dureza a Apple o Facebook
Trump tendrá que verse las caras con líderes empresariales con los que ha sido muy duro en sus críticas. Para lidiar con ellos contará con el apoyo de Peter Thiel, cofundador de Paypal y accionista mayoritario de Palantir -el cuarto unicornio más grande del mundo-. Thiel lleva unas semanas con estrechas relaciones con el presidente electo, ya que forma parte de su consejo asesor para la transición de poderes de la nueva Administración.
El futuro presidente de los Estados Unidos busca, de esta manera, tender puentes con una industria a la que va a necesitar por su gran peso dentro del Producto Interior Bruto norteamericano. Por supuesto, el sector también necesita una sana relación con la Administración, sobre todo cuando hay que tratar con una personalidad tan complicada al frente del país.
Su gran némesis
El CEO de Amazon, Jeff Bezos, ha sido uno de los que ha protagonizado más enfrentamientos públicos con Trump. Éste acusó a Bezos de comprar el diario The Washington Post como instrumento fiscal para no tener que pagar impuestos por los ingresos del gigante del comercio electrónico. En un tuit lanzado desde su perfil oficial, Trump afirmó que "si Amazon pagase impuestos su cotización se hundiría".
No está confirmado que el empresario asista a la reunión, ya que la agenda a la que ha tenido acceso The Wall Street Journal no refleja gran cosa, pero no sería de extrañar. Amazon es una de las mayores cotizadas de todo el mundo con una capitalización de más de 365.000 millones de dólares, más de 343.600 millones de euros.
Más o menos en las mismas circunstancias está el CEO de Apple, Tim Cook. El gigante de Cupertino ha sido objeto de críticas por parte de Trump desde hace mucho tiempo. Siempre utilizando sus perfiles en las redes sociales, el republicano comentó que si Apple no hacía las pantallas de su iPhone más grandes se pasaría a Samsung. También su opuso con dureza a la decisión de la firma californiana de no colaborar con el FBI para hackear el iPhone de los responsables de los atentados de la localidad de San Bernardino, en los que fueron asesinadas más de una decena de personas.
Trump también se sirvió de Apple durante su campaña electoral. En un discurso a comienzos de año ya advirtió de que, de llegar a la presidencia, obligaría a Apple a fabricar "sus malditas cosas" en suelo estadounidense. De hacerlo, los costes de fabricación de los productos con la manzanita aumentarían en un 50%, por lo que no es probable que Apple deje de fabricar sus productos en China.
Críticas a Google
El mayor buscador del mundo también estuvo en el punto de mira del presidente electo. Durante la campaña presidencial Trump acusó a Google de esconder todo lo relacionado con la investigación que el FBI puso en marcha por los famosos correos electrónicos de Hillary Clinton, su rival en la pelea por el Despacho Oval. Dichas pesquisas, que finalmente quedaron en nada, ocuparon gran parte de la campaña pues no hubo una conclusión hasta unos pocos días antes del cierre de las urnas.
Tampoco está claro que la reunión cuente con la presencia de los dirigentes de Alphabet, Larry Page y Eric Smichdt, aunque todo apunta a que sí estarán en el encuentro según informa The Wall Street Journal.
Tim Cook o Elon Musk han confirmado su asistencia al encuentro en Nueva York
Facebook también se ha llevado su parte durante la campaña electoral. Trump recomendó a Mark Zuckerberg, el fundador y CEO de la red social, que firmara un acuerdo prenupcional, a la vez que recomendaba a los inversores que tuvieran cuidado al invertir en la empresa. Y todo sin superar los 140 caracteres.
Sí es seguro que Zuckerberg no se verá las caras con Trump, ya que lo hará la directora operativa de la red social, Sheryl Sandberg. Trump también ha tenido tiempo, en sus innumerables intervenciones televisivas, de explicarle a Sandberg que debería poner más interés en "hacer crecer el precio de las acciones" de la empresa en la que trabaja y dedicar algo menos de sus esfuerzos a "cultivar su ego".
El que ha confirmado su asistencia es el sudafricano Elon Musk, el innovador al frente de Tesla o SpaceX. Precisamente esta última tiene una fuerte dependencia del sector público, ya que su principal cliente es la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida por sus siglas en inglés: NASA. SpaceX, que está valorada en más de 14.000 millones de euros, tiene contratos por valor de 6.500 millones de dólares, más de 6.000 millones de euros, con este organismo.
Un sector poderoso
Pocas veces se habrán dado cita personalidades con tanto poder dentro de una industria que, ya de por sí, cuenta con una fuerte influencia en la economía más poderosa del planeta. En la sala en la que tendrá lugar la reunión, Trump recibirá a los dirigentes de un puñado de empresas que, entre todas, suman más de 2,39 trillones de dólares, alrededor de 2,25 billones de euros, una cifra que duplica el Producto Interior Bruto (PIB) de España.
Ambas partes, ya que en el fondo cada uno tiene sus propios intereses, acudirán al encuentro con puntos de vista muy diferentes, pero tendrán que encontrar puntos en común ya que se necesitan mutuamente. El sector tecnológico necesita una regulación que no les ponga demasiadas ataduras dada su condición de empresas globales, mientras que Trump no querrá enemistarse con una industria que es referencia a nivel mundial por su capacidad de innovación y de generar ingresos.
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