Banco Popular no atraviesa su mejor momento. El polémico relevo en la presidencia del grupo -Emilio Saracho sustituirá a Ángel Ron a finales de febrero-, tras la fractura del Consejo de la entidad, el lastre inmobiliario que penaliza sus cuentas y el ataque de los inversores especuladores que adoptan posiciones bajistas sobre el valor en Bolsa han dejado al banco en una situación de evidente debilidad.
La posible venta o integración de Popular en otra entidad cobra fuerza, ante la próxima llegada de Saracho. Sin embargo, Pedro Larena, consejero delegado del grupo, asegura que "Saracho no tiene el mandato de vender Popular". Y apostilla: "Que yo sepa".
Añade que ve normal que Popular sea "deseado por otros bancos, por su sólido modelo de negocio, difícil de replicar, y la gran relación que mantiene con las pymes, a las que el banco ha apoyado en los buenos y malos momentos".
El directivo, en un encuentro reducido con la prensa, ha alabado a Ángel Ron, al que ha calificado como un gran presidente y gran profesional "del que sólo tiene buenas palabras", al tiempo que ha tildado a Saracho de "una joya".
Reconoce que "Popular es un banco herido en proceso de recuperación". Aun así, asegura que "es un bancazo, un gran banco, que sigue ganando cuota de mercado en los negocios en los que sabe hacer, como la actividad de pymes, cuya cuota de mercado ha aumento del 17 al 17,6% en algo más de un mes".
"El banco va bien en la actividad que sabe hacer: la cuota de pymes crece del 17% al 17,6% en sólo un mes"
En el marco de las jornadas del XII Encuentro del Sector Bancario organizado por el IESE y EY, el ejecutivo ha señalado que "el banco tiene dificultades y fortalezas", poniendo en valor que los problemas están identificados. "Las dificultades llegan por una decisión estratégica no adecuada, referente al sector inmobiliario, y nos tenemos que librar de ella", apunta.
En cualquier caso, el directivo subraya el elevado ratio de eficiencia de la entidad y el gran talento del equipo humano que integra la plantilla de Popular.
Por otro lado, Larena arremete contra nuevos competidores en el sector financiero, en alusión a firmas de fintech y la llamada banca en la sombra, que "no compite en igualdad de condiciones, dado que no se rige por la misma regulación", apunta.
En su opinión, la banca hace frente a un exceso de regulación que le despista en su negocio principal. "Los bancos tenemos que pasar gran parte de nuestro tiempo para entender y aplicar la regulación, en lugar de dedicarlo al negocio, que es lo que tendríamos que hacer", asegura.
Para adaptarse a lo que demanda el cliente y en pleno proceso de transformación digital de la banca, el ejecutivo apunta que "el modelo de oficinas de Popular está en absoluta transformación. El reto es cambiar modo de actuar de las oficinas, para que ofrezcan valor, al tiempo que se están centralizando las tareas de tipo administrativo, que no aportan valor, en hubs especializados".
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