Telefónica quiere hacer los deberes pronto. La compañía, aquejada por una elevada carga de deuda, debe hacer frente en 2017 a vencimientos por valor de más de 8.200 millones de euros. Y para que esto no se convierta en un problema, ha acelerado en los últimos meses la captación de fondos para cubrir sus necesidades.
Este martes, sin ir más lejos, la entidad ha cerrado la venta de 1.750 millones de euros en bonos con vencimiento en 2025 y 2028. Con esta operación, la entidad eleva a 5.400 millones de euros la financiación a largo plazo obtenida en los últimos tres meses. Así, en este periodo ha cubierto alrededor de un 65% de sus vencimientos para 2017.
Telefónica debe hacer frente en 2017 a vencimientos de deuda por valor de 8.200 millones de euros
Telefónica ha reforzado sus esfuerzos de financiación desde el pasado octubre, cuando se frustraron sus planes de sacar a bolsa su filial de infraestructuras Telxius. Pocas semanas después de aquel fiasco, la compañía lograba colocar en el mercado 2.000 millones de euros en bonos a cuatro y quince años a tipos históricamente bajos.
Asimismo, ya en diciembre, la operadora formalizó un préstamo a 8 años con el banco China Development Bank por un monto de 1.500 millones de euros. Y poco antes de cerrar el año, el pasado 28 de diciembre, cerró una colocación privada de 150 millones de euros a 35 años, la deuda al plazo más largo jamás emitido por la compañía.
Telefónica mantiene así una dinámica de elevada presencia en los mercados de deuda, que ya fue visible a lo largo de todo 2016 y que le valió para destacarse como una de las empresas de la eurozona que emitió mayor volumen de deuda en el ejercicio.
De este modo, Telefónica trata de sacar rédito del escenario favorable con el que cuentan las empresas para financiarse a tipos bajos, debido a las políticas de compra de deuda de bancos centrales como el BCE o el Banco de Inglaterra.
Las operaciones de financiación llevadas a cabo desde octubre se han cerrado con un coste equivalente a un tipo fijo del 1,34%, con un plazo medio de 9,1 años. De este modo han representado una reducción de los costes medios de la deuda de Telefónica y han extendido en unos ocho meses la vida media de la misma.
Las operaciones cerradas en los últimos meses han permitido una rebaja de los costes financieros
En la emisión de este martes, Telefónica ha señalado que recibió demanda por importe de unos 3.000 millones de euros, lo que llevó a la compañía a elevar finalmente el importe emitido, frente a un objetivo inicial de 1.500 millones. En el tramo a ocho años, vendió 1.250 millones de euros con un cupón del 1,52%, mientras que en el tramo más largo, a once años, colocó 500 millones, a un tipo del 2,31%.
Gestión de la deuda
La gestión de la deuda sigue siendo uno de los grandes caballos de batalla para Telefónica. La compañía cuenta, según los últimos datos disponibles, con una deuda financiera neta por valor de 49.984 millones de euros, una cifra que representa más de tres veces su Oibda (resultado operativo) y que incluso supera el valor total de la compañía en bolsa, que asciende a 46.287 millones de euros.
La empresa que preside Álvarez-Pallete había fiado buena parte de sus esfuerzos para reducir la deuda a la venta de activos. Pero en 2016, recibió varios reveses: en primer lugar, Bruselas vetó la venta de su filial en Reino Unido, O2; y más tarde, a finales de septiembre, naufragó la salida a bolsa de Telxius.
Estos contratiempos supusieron una dura prueba para la posición financiera de Telefónica e, incluso, llevaron a la agencia Moody's a recortar su ráting, situándolo a un paso del nivel considerado bono basura.
En este escenario, la compañía se ha visto forzada a replantearse su estrategia de desapalancamiento, renunciando a sus anteriores objetivos de reducción de deuda a medio plazo y aprobando un recorte del dividendo que le supondrá un ahorro de hasta 2.800 millones de euros en dos años.
Mientras tanto, la compañía ha pisado el acelerador en los mercados de deuda para garantizarse contar con la liquidez necesaria para afrontar sus vencimientos en un entorno muy favorable para las emisiones corporativas.
La estrategia parece acertada en opinión de los expertos, ya que cualquier repunte de los costes de financiación a lo largo del ejercicio, si el mercado empieza a descontar una próxima retirada de los estímulos monetarios de los bancos centrales, tendría un impacto muy significativo en la situación de una compañía que sigue teniendo en su deuda una losa muy pesada.
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