El secretario de Seguridad Social, Tomás Burgos, reconocía en la reunión que mantuvo el pasado lunes con los sindicatos CCOO y UGT que la actual evolución del empleo no es suficiente para generar ingresos por cotizaciones que garanticen el futuro de las pensiones. Según las centrales, el Gobierno nunca lo había expresado tan claro. Sin embargo, no es algo nuevo. Las últimas reformas de pensiones han traído cambios en el sistema público, pero también una conciencia nueva: el envejecimiento de la población camina veloz, cada vez hay más pensionistas que atender, y en el futuro será necesario contar con otra forma de ingresos o ahorros para completar unas pensiones públicas que no podrán mantener el actual nivel de poder adquisitivo.
Los datos parecen caminar en paralelo: la cantidad de dinero depositada en planes privados de pensiones ha crecido alrededor de un 20% desde 2011, mientras que el conjunto de los activos financieros en manos de las familias lo han hecho en un 11,7%, prácticamente la mitad, según datos del Banco de España.
Esa nueva conciencia surge cuando un Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero congela las pensiones en 2010, aplica una reforma un año después que eleva la edad de jubilación de 65 a 67 años para alargar periodos de cotización y frenar las jubilaciones; y cuando en 2013, el Gobierno de Mariano Rajoy remata estos cambios con otra reforma que introduce subidas de las pensiones en función de la marcha de la economía.
En paralelo, el dinero depositado en planes colectivos alimentados por las empresas, planes externos subcontratados por éstas a terceros y los adquiridos por particulares sumaba 143.531 millones de euros en 2010. Tras ese año se produjo un bache en 2011, en el que estas aportaciones cayeron hasta los 138.690 millones. Sin embargo, en enero de 2011 el Gobierno ya tenía perfilada una reforma de las pensiones que eleva la edad de jubilación y también los años de cotización necesarios para cobrar el 100% de la prestación, que pasaron progresivamente de los 35 a los 37 años. No obstante, la reforma no se aprobó hasta el 1 de agosto.
Al año siguiente, en 2012, la cuantía depositada en los planes privados de pensiones aumentó un 3,5%, hasta los 143.571 millones de euros, a pesar de que ese año la tasa de paro superó ya el 25%. En 2013, año en el que el Gobierno del PP lleva a cabo su propia reforma de las pensiones, con una tasa de paro rondando incluso el 26%, el debate sobre el déficit de la Seguridad Social y sus problemas de solvencia a largo plazo se agudiza. Ese año tiene lugar la primera disposición del Fondo de Reserva de la Seguridad Social y, en paralelo, los planes privados de pensiones vuelven a crecer, un 6,4%, aún más que el año previo, con 152.873 millones de euros.
La inversión acumulada en sistemas de protección privada alcanza los 165.429 millones.
Desde entonces, esta tendencia no ha declinado, coincidiendo además con la recuperación económica y del empleo desde 2014 y con la reforma fiscal de 2015, en la que se introducen incentivos a la contratación de este tipo de productos. Los datos del Banco de España muestran que en el tercer trimestre de este año el montante de inversión en sistemas de protección privada alcanza los 165.429 millones de euros, un 8,2% más que en 2013 y un 21,2% más que en 2008.
Depósitos, acciones y deuda
Poniendo el foco en otros instrumentos de ahorro financiero, algunos de ellos también se han visto sujetos a los vaivenes de la economía en los últimos años. En el caso de los depósitos, tanto a la vista como a plazo, la inversión acumulada era de 749.444 millones de euros en 2011. Sin embargo, la guerra de los depósitos desatada a finales de 2012 entre los bancos, que con el grifo de la financiación mayorista cerrado recurrieron a la captación de dinero ofreciendo rentabilidades hasta el 5%, incrementó esta cifra hasta los 781.644 millones en 2013, un 4,2% más. Además, con los tipos de interés en niveles históricamente bajos el ahorro en estos depósitos ha alcanzado los 785.876 millones de euros en 2016, con un trasvase del dinero desde imposiciones a plazo fijo a cuentas.
Otra formas de ahorro es la deuda pública. Los registros del Banco de España muestran que las familias recurrieron a estos instrumentos especialmente entre 2011 y 2012, cuando las dudas sobre la solvencia de España dispararon las rentabilidades de las emisiones del Tesoro. Solo en 2011 el incremento de la deuda en manos de los hogares fue del 71,4% respecto al año anterior, hasta los 84.882 millones de euros. Actualmente, tras unos años en que España ha logrado incluso colocar deuda cobrando por ello, el montante de dinero depositado en este refugio se ha reducido a los 39.969 millones de euros.
Por su parte, la inversión acumulada en acciones cotizadas también experimentó una gran subida entre 2011 y 2013, cuando aumentó un 81,2%, hasta alcanzar los 168.246 millones de euros. Esta subida coincide con el pago de dividendos con títulos de la compañía en lugar de en efectivo (scrip dividend). Sin embargo, las salidas de Bolsa en los años 2014 y 2015 ha reducido el valor de estos activos hasta los 142.609 millones de euros.
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