Los inversores saben que UGT quiere trasladar su sede del antiguo convento situado en la calle Hortaleza, en el corazón de Madrid, a la Avenida de América. Por eso le han llegado al sindicato hasta cuatro ofertas de compra que ha rechazado, pese a que la cantidad a embolsar ronda los 15 millones de euros. UGT ha colgado, de momento, el cartel de ‘No se vende’.
El inmueble cuenta con una superficie de casi 3.500 metros cuadrados de oficinas, unos 300 de aparcamiento, y se ubica en una transitada calle aledaña a la Gran Vía. No es de extrañar que haya suscitado el interés de ávidos inversores que buscan una buena oportunidad en zonas 'prime' de la capital.
Sin embargo, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, se niega a deshacerse de uno de los símbolos del sindicato, pese a que la organización, sin tener una situación de déficit en las cuentas, se encuentra sin grandes márgenes para poder desarrollar como desearía su actividad sindical.
Pesa una caída de los afiliados desde los 1,1 millones a los 928.846, según las últimas cuentas del sindicato. Además, la central, como el resto de sindicatos y las patronales, ha visto recortadas drásticamente las subvenciones que recibían por parte del Estado en los últimos años.
Otra cosa es alquilar
Por eso, lo que persigue el sindicato es alquilar el edificio y trasladar la cúpula de la organización a la sede de la Avenida de América. Ello le reportaría un suculento ahorro y permitiría a los mandos del sindicato compartir edificio con la base.
Fuentes de la organización aseguran que “solo abrir Hortaleza cada año cuesta más de un millón de euros”. Sus cuentas reflejan que, sobre un presupuesto de gastos ordinarios de 23.256 millones de euros, el mantenimiento de edificios supera los dos millones de euros anuales.
Además, la central estima que podría lograr un alquiler de entre 400.000 y 600.000 euros al año. Entre los posibles interesados, el sindicato baraja empresas que quieran instalar sus oficinas o marcas de distribución que quieran ubicar en Madrid un buque insignia.
Sin embargo, nadie se ha interesado aún por arrendar el convento. Uno de los problemas es que se trata de un edificio histórico, con un claustro y una capilla que “no se pueden tocar”, según indican las mismas fuentes. Ello puede desincentivar algunas posibles operaciones.
Una sede histórica
El edificio en cuestión es histórico en todos los sentidos. Además de haber albergado la sede de UGT desde finales de los años 80, cuenta en su haber con un pasado pintoresco. Originalmente (siglo XVII) acogió el convento de Santa María Magdalena, conocido también como el de las ‘Recogidas’, porque en él se recogían mujeres de mala vida con el cometido de que se casaran o que ingresaran definitivamente como monjas.
Tras varias remodelaciones desde finales del siglo XIX, el convento sucumbió en un incendio en 1936, por lo que tuvo que ser reconstruido una vez finalizada la Guerra Civil. Sin embargo, algunos años más tarde cayó en el abandono.
Fue entonces cuando UGT se hizo con el edificio en 1987 y lo rehabilitó. Poco después, el inmueble se situó en medio de la polémica en los años del escándalo de la cooperativa PSV, vinculada al sindicato. Aquellos fueron años duros para la organización. El anterior secretario general de UGT, Cándido Méndez, lo recordaba en los últimos días en el cargo, al tiempo que comentaba en alguna entrevista que se iba sin haber visto al fantasma de una monja que, al parecer, aún merodea por los pasillos del convento.
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