Ya han pasado casi cuatro años desde que el visionario sudafricano Elon Musk, creador de empresas tan innovadoras como Tesla o SpaceX, hablara del famoso Hyperloop. Fue en una conferencia en California organizada por PandoDaily.
En su intervención, Musk lanzó la idea esperando que alguien recogiera su guante. Él no iba a embarcarse en un proyecto de tal magnitud, pero sí que animaba a otros a desarrollar su futurista, y por entonces casi onírica, tesis que podía cambiar el mundo del transporte.
Las características del Hyperloop son únicas. En esencia, es un tren que circula dentro de un cilindro, casi como una bala en el cañón de una pistola, a unos 1.100 kilómetros por hora. Los viajeros, o la mercancía, están dentro de una cápsula cuyo tamaño puede variar para mejorar la rentabilidad de los trayectos y amortizar así los costes más rápidamente.
Grosso modo, y siempre según estudios elaborados por los propios responsables de Hyperloop, un trayecto en un punto clave a nivel comercial podría generar con el tiempo hasta 9,6 billones de euros de beneficios.
Actualmente existen dos proyectos, casi paralelos, que intentan materializar el sueño de Musk. Uno de ellos es Hyperloop One, que actualmente está en una fase de semifinales con 35 propuestas de las más de 2.600 que comenzaron el particular viaje.
Entre ellos aún hay un equipo español que pelea por construir su propuesta. Es un grupo de estudiantes y expertos en ingeniería, obra civil, derecho... Hasta 25 miembros que se engloban bajo el paraguas de la Fundación Universidad-Empresa, una organización que lleva muchos años ayudando a estudiantes a presentarse a concursos de este tipo.
Tendrán que viajar a Londres, a finales del mes de abril, para explicar cómo tienen pensando llevar a la práctica un trayecto que una Madrid y Tánger, en la punta norte de Marruecos. Esa es su propuesta, la única de las aún clasificadas que recorre la Península, con la que quieren comunicar España y el país africano en menos de una hora.
"Es algo que no hay actualmente en el mundo. Una conexión estable, sin influencia de las mareas o la meteorología, entre dos continentes. A Oceanía o Norteamérica hay que ir en avión o en barco, pero dos continentes separados que estén comunicados así no los hay", explica a El Independiente el responsable del equipo, Luis Gónzalez Lorenzo.
En esa ponencia en la capital británica tendrán que explicar, con el más mínimo detalle, dónde estará el punto de partida -hay casi una treintena de ciudades madrileñas que han solicitado serlo- hasta los costes por kilómetro. Las cifras de costes son, todavía, un secreto bien guardado.
Complicaciones
Según la teoría, el Hyperloop podría ser uno de los medios de transporte más seguros, sino el que más. Contando con que es imposible garantizar al 100% que no habrá accidentes, lo cierto es que el cilindro por el que viaja no dejaría pasar más de un vehículo a la vez y las condiciones climatológicas no serían un factor decisivo, como sí lo son a la hora de movernos por carretera, aire o mar.
El mayor desafío a la hora de unir Madrid y Tánger es, cómo no, superar el Estrecho de Gibraltar. En el punto con menos lejanía habría que recorrer 14,4 kilómetros para salvar la distancia que separa Europa de África, si bien no es por allí por donde pasarían los viajeros de este trayecto, ya que Tánger está algo más al oeste.
"La verdad es que hasta el propio equipo de business intelligence de Hyperloop One nos ha felicitado por nuestras soluciones para sortear el problema que suponía el Estrecho", explica Luis González.
Hacer un túnel similar al del Canal de la Mancha, que une la localidad francesa de Calais con la británica Dover, no era una posibilidad. "La profundidad de esas aguas, cercanas al mar del Norte, es de unos 60 metros, mientras que en el Estrecho son hasta 800 metros de profundidad. Es imposible hacer un túnel en esas condiciones", afirma el director del equipo español. "Además son tierras muy poco estables, casi barro", dice.
Por tanto, los ingenieros del proyecto tuvieron que devanarse los sesos para hallar la solución. "No fue fácil. Lo hemos solventado con un túnel flotante", cuenta Luis. Túnel flotante. Según sus propias palabras, "es una estructura similar a lo que cualquier tiene en mente, que va por debajo del agua y está sostenida por flotadores. Ya hay alguno proyectado sobre todo en el norte de Europa, en Escandinavia".
Impacto económico
La organización de Hyperloop One, que ha puesto a una persona a colaborar con cada equipo, ha pedido a los proyectos un estudio completo del impacto económico y a nivel social que supondría la creación de una línea de transporte de estas características.
"Sería tremendo. Poder unir África y Europa tendría una fuerte influencia a nivel económico", explica González. "Hay que imaginarse África no ahora, sino dentro de 50 años. Es el continente del futuro. El crecimiento actual de Asia es imposible de sostener, mientras que en el continente africano sí que hay un margen más grande. Es el futuro", dice.
Esa influencia a nivel financiero es uno de los motivos por los que el destino final es Tánger, y no otro punto de Marruecos más cercano a la Península. "Es un hub comercial y de desarrollo", cuenta Luis González. "Hay más comercio y es una ciudad que sin duda puede ser la entrada a África, si bien más adelante su podría ampliar el trayecto para llegar a Nigeria u otras zonas", explica.
La Fundación Universidad-Empresa, que viajará a Londres a exponer su proyecto, ha contado con el apoyo del Ministerio de Fomento y de la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid, una ayuda institucional que esperan mantener. "Tenemos una reunión con Fomento en los próximos días, ya que no hemos hablado con ellos desde que se produjo la toma de posesión de los nuevos cargos, pero no debería haber ningún problema", valora Luis González.
Si todo avanza como parece, la primera conexión ente dos ciudades no la veremos hasta el año 2020, cuando Dubai y Abu Dhabi quedarán unidas por un viaje de 12 minutos dentro del Hyperloop. Ese año Dubai será la sede de la Exposición Universal y ya sabemos que los grandes jeques no desaprovechan ninguna ocasión para demostrar al mundo todo lo que unas tierras llenas de petróleo pueden hacer. Por dinero no será.
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