El Consejo de Administración de Isolux ha decidido activar el preconcurso de acreedores, mientras sigue negociando con la banca.

Las oficinas del bufete de Uría -asesor legal de Isolux- de Madrid acogieron ayer una intensa reunión entre la cúpula del grupo y los principales acreedores de la compañía de ingeniería: Santander, CaixaBank y Bankia. Las negociaciones para buscar fórmulas que den oxígeno a la compañía mediante la inyección de fondos fracasaron. Santander mantuvo su negativa a respaldar un segundo rescate mientras la banca sigue negociando vías alternativas.

El consejo de Isolux  ha decidido hoy acogerse al artículo 5 bis de la Ley Concursal, al no llegar a un acuerdo con la terna bancaria, conocida como el G-3, que sea suficiente para mantener la viabilidad de la entidad.

La negativa de Santander, uno de los principales acreedores, aboca al grupo a la liquidción

El martes, el consejo de administración de la compañía que capitanea Nemesio Fernández-Cuesta decidió aplazar la formulación de cuentas hasta hoy viernes para valorar la continuidad de Isolux, en función de la disposición de los acreedores a respaldar un segundo rescate, en un año "marcado por la reestructuración financiera, su homologación judicial, las operaciones corporativas realizadas durante el año, el cambio en el método de contabilidad de las concesiones y los ajustes y saneamientos efectuados en los activos", explicó la empresa en un comunicado. Hoy tampoco formulará las cuentas.

Tras acogerse al preconcurso, Isolux tiene entre tres y cuatro meses para lograr un acuerdo que garantice su viabilidad antes de entrar de facto en concurso de acreedores.

Para evitar el irremediable colapso, Fernández-Cuesta había estado negociando hasta el último minuto una inyección de liquidez de entre 200 y 400 millones de euros. La cifra dependerá de qué proyectos se decidan salvar.

Caixabank y Bankia sí habían aceptado aportar su parte correspondiente, pero Santander no estaba por la labor. Fuentes próximas a las negociaciones aseguran que Santander se negaba a financiar directamente al grupo, pero podría estar dispuesto a respaldar proyectos puntuales.

El banco que preside Ana Botín cuenta con una exposición a Isolux de 560 millones de euros entre avales y préstamos, seguido por CaixaBank, que tiene en el aire otros 550 millones, y Bankia, que se juega en esta operación 370 millones, según confirman a El Independiente fuentes conocedoras. Tras éstos, Popular, Sabadell, Natixis, Société Générale y Deutsche Bank tienen comprometidas cifras menos significativas.

Santander, además de negarse a contraer más riesgo con Isolux, ha vendido en las últimas semanas la deuda que tenía y sus acciones en el capital, con un descuento de entre el 80 y el 90% a Goldman Sachs. Con esta operación habría incurrido en unas pérdidas estimadas en torno a 170 millones de euros.

Plan de reestructuración

En julio del año pasado, Isolux acordó con sus acreedores un plan para su reestructuración por valor de más de 2.000 millones que posteriormente fue homologado por un juez de lo Mercantil con el objetivo de hacerlo extensible a todos los que no se adhirieron voluntariamente.

El acuerdo supuso reestructurar la deuda del grupo en tres tramos. El primero, por importe de 200 millones, ampliables en otros 75 millones, de dinero nuevo para dotarla de liquidez hasta 2017.

Un tramo B, de 550 millones, ampliables hasta 750 millones, de deuda sostenible, recuperable mediante el ebitda (resultado bruto de explotación), y un tramo C por importe de 1.400 millones de deuda no sostenible, es decir, irrecuperable, y convertible en acciones por parte de los acreedores.

Al cierre del año pasado, la banca y los bonistas, con el 41,8% del capital, se convirtieron en Isolux. Caixabank contaba con el 14,36%, Santander con el 9,58%, que vendió hace un mes a Goldman Sachs; Bankia, un 6,54%; Sabadell, un 4,19% e ING, un 3,05%.