El Consejo de Administración de Isolux Corsán ha acordado por unanimidad acogerse al artículo 5 bis de la Ley Concursal, con el fin de disponer de cuatro meses para concretar una inyección de fondos que evite su quiebra. A día de hoy, su caída se llevaría por delante 5.236 puestos de trabajo.
Si finalmente no logra los fondos necesarios para mantenerse a flote -necesita un cheque urgente de entre 200 y 400 millones de euros-, la compañía de ingeniería, que acumula un riesgo de en torno a los 3.000 millones de euros entre deuda, avales y compromisos con los proveedores, se convertirá en una de las mayores quiebras de España.
Isolux acumula un riesgo de unos 3.000 millones entre deuda, avales y compromisos con proveedores
En los primeros puestos del ránking se sitúan Abengoa (no llegó a la quiebra, pero acaba de cerrar un plan de reestructuración por 10.000 millones), Martinsa-Fadesa (7.000 millones), Reyal-Urbis (3.600 millones), Hábitat (2.840 millones de deuda), Pescanova (2.700 millones) y Sacresa (2.600 millones), según datos recogidos por Europa Press.
Precedentes
A finales de noviembre de 2015, Abengoa presentó el preconcurso de acreedores en un juzgado de Sevilla. Un año más tarde, se dictó el auto para la homologación judicial del acuerdo de reestructuración de la empresa de renovables.
El pasado martes 28 de marzo, la compañía anunció que comenzaba a ejecutar los aumentos de capital previstos en su plan de salvamento tras reunir los 1.169 millones de euros de dinero nuevo de bancos y bonistas. El proceso para reflotar el grupo, valorado en unos 10.000 millones, contemplaba fuertes quitas de la deuda e inyecciones de fondos.
El 16 julio de 2008, la inmobiliaria Martinsa Fadesa, una de las más importantes del sector, presentó concurso voluntario de acreedores tras no poder hacer frente a la deuda contraída con 45 entidades.
Martinsa analizó su liquidación tras cerrar 2014 con un agujero de 4.603 millones. Un informe remitido a la CNMV señalaba que la inmobiliaria tenía activos valorados en 2.392 millones de euros para hacer frente a un pasivo total de 6.995 millones, de los que 3.200 correspondían a deuda con entidades financieras.
En abril de 2013, Pescanova entró en suspensión de pagos por falta de acuerdo con los acreedores. La deuda del grupo se situaba en torno a los 2.700 millones de euros, es decir, más de 1.200 millones de euros por encima de lo que figura en el pasivo auditado (1.522 millones de euros al cierre del tercer trimestre de 2012). Posteriormente, la deuda financiera llegó a cifrarse en torno a 3.400 millones.
En diciembre 2013, Inveryal, la sociedad patrimonial del presidente de Reyal Urbis, Rafael Santamaría, y propietaria del 70,2% de la inmobiliaria Reyal, se declaró en concurso voluntario de acreedores, al no alcanzar un acuerdo de refinanciación por más de 3.600 millones de euros.
Reestructuración
En julio del año pasado, Isolux acordó con sus acreedores un plan para su reestructuración por valor de más de 2.000 millones que posteriormente fue homologado por un juez de lo Mercantil con el objetivo de hacerlo extensible a todos los que no se adhirieron voluntariamente.
A cierre de septiembre de 2016, contaba con una cartera de obras pendientes de acometer por 5.645 millones. Si bien tenía ofertas presentadas por proyectos que, en conjunto, suman 16.265 millones de euros, la falta de margen para lograr avales había impedido pujar por contratos por otros 2.000 millones.
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