La creciente competencia que suponen las fintech para la banca tradicional es una realidad y un riesgo. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), de hecho, ha señalado a estas empresas, que utilizan las tecnologías de la información y la comunicación para ofrecer servicios financieros, como una amenaza para la rentabilidad del sector bancario convencional.
"Existen riesgos en el negocio del sector bancario, por las dificultades que están experimentando las entidades para obtener una rentabilidad mayor en el actual entorno de tipos de interés reducidos, el elevado volumen de activos de mala calidad en algunos países, los altos costes operativos y la creciente competencia de las empresas fintech y las actividades relacionadas con el shadow banking (banca en la sombra)", señala.
Los tipos de interés, activos de mala calidad y altos costes operativos son otras amenazas para el sector
El organismo que preside Sebastián Albella sostiene que "el negocio de los bancos continúa condicionado por las dificultades que supone incrementar el margen de intereses en el contexto actual de tipos de interés reducidos y por la relevancia cada vez mayor de otras fuerzas competitivas (shadow banking y fintech)".
Como consuelo queda que, "en el caso español, el sector se beneficia del buen comportamiento de la actividad doméstica, que permite un menor deterioro de los activos y una disminución de la tasa de morosidad", apunta el regulador de los mercados. "Con todo, la mayoría de las entidades están inmersas en procesos de ganancias de eficiencia y de racionalización de recursos que darán lugar a incrementos de rentabilidad", añade.
La racionalización de recursos para por un sistema bancario más reducido. De hecho, el tamaño del sector bancario se redujo el año pasado a un ritmo similar al registrado en los ejercicios precedentes. "En diciembre de 2016, el balance agregado de las entidades de crédito mostraba un volumen de activos de 2,65 billones de euros, lo que supone una disminución de 113.000 millones en comparación con el dato
de cierre de 2015", recuerda el informe.
En este contexto, todas las fuentes de financiación redujeron su importe: el saldo de los depósitos disminuyó 74.000 millones de euros, el volumen de deuda emitido descendió 24.000 y el patrimonio cayó 8.000 millones. El volumen de financiación neto que las entidades bancarias obtienen del Eurosistema, por su parte, disminuyó durante el primer semestre del año y posteriormente aumentó hasta situarse en 139.000 millones de euros en diciembre de 2016.
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