El alquiler de viviendas de uso turístico vive un auténtico boom en España. Al calor del éxito de plataformas online como Airbnb, HomeAway o Wimdu, millones de turistas sortean las habitaciones de hotel y se deciden por alojarse en pisos. Y también los propietarios de las viviendas (sean particulares, empresas o fondos de inversión, que de todo hay) se han lanzado a ofrecerlas para este negocio y así rentabilizarlas.
Con la demanda de este tipo de alojamiento disparándose –más ahora por el aluvión de llegadas de viajeros extranjeros y con la recuperación del consumo de los nacionales-, la oferta de pisos turísticos también se ha desbordado en el país, con las grandes ciudades, y en concreto sus centros urbanos, como epicentros del boom de la nueva oferta en alquiler de corta duración.
La aceleración del incremento de la oferta de este tipo de alquiler es tal en los últimos años, que el tamaño del parque de viviendas de uso turístico ya supera al de la oferta hotelera en el conjunto de las principales ciudades españolas.
Según un estudio de Exceltur, el lobby que agrupa a grandes empresas turísticas nacionales, el año pasado el número de plazas de alojamiento de viviendas de alquiler que se oferta en plataformas online alcanzó las 362.493 el año pasado (repartidas en 95.400 pisos) en las 22 principales ciudades españolas, superando así por primera vez la oferta hotelera. En esas mismas urbes, las plazas hoteleras se quedaron en un total de 330.258 en 2016.
El sorpasso del alquiler se produce después de que en un solo año la oferta de viviendas de alquiler se haya multiplicado por quince en estas ciudades en apenas cinco años, lo que supone que de media las plazas de alquiler turístico se hayan más que duplicado año tras año. Por el contrario, la oferta hotelera ha sumado apenas 20.000 plazas en el último lustro, sólo un 6% más [ver gráfico].
Exceltur ha calculado el número de plazas en pisos de alquiler sumando la oferta que se comercializa en las plataformas online Airbnb, HomeAway, Niumba, Wimdu, Housetrip, Rentalia, Vacaciones España y Only-Apartments. Desde la asociación se admite que en esa oferta puede haber algunos pisos duplicados que se anuncien en varias plataformas, pero ese efecto distorsionador a su juicio queda más que compensado por el hecho de que no se incluyan en la estadística la oferta de otros portales que también comercializan viviendas de alquiler, como Booking.com o Tripadvisor.
Gentrificación y ‘turismofobia’
Las Administraciones –central, regional y local- “están haciendo dejación de sus funciones en el control de este crecimiento desorbitado de la oferta de viviendas turísticas”, sostiene el vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda, que este miércoles presentó un informe sobre la competitividad turística de las 22 principales ciudades españolas (que incluye un ránking nacional en el que Barcelona, Madrid y Valencia aparecen en cabeza).
Los grandes grupos del turismo alertan de que el boom de la oferta de alquiler está provocando, por un lado, episodios de congestión en algunas ciudades; está expulsando a los residentes de los centros urbanos por el trasvase de pisos de alquiler de la larga a la corta estancia y por el incremento de los precios; y está provocando un proceso de gentrificación de determinadas zonas, que ven cómo “los barrios dejan de ser para vivir para convertirse en parques temáticos para turistas”.
Y todo ello está haciendo que entre la ciudadanía empiece a generarse una creciente “turismofobia” contra todo el sector sin hacer distinciones, a pesar de que, a su juicio, la actividad hotelera es la que “genera derrama económica, genera empleo, genera riqueza” y “no provoca estas externalidades negativas vinculadas al alquiler”. “Nos meten a todos en el mismo saco, cuando unos generan gentrificación y otros generan empleo”, resume Zoreda.
En paralelo, Exceltur insiste en reclamar al Gobierno central que tome medidas para controlar la actividad de las plataformas online del alquiler, que “son las que hacen viables que exista este negocio” y que son “las que comercializan apartamentos ilegales sin asumir responsabilidad alguna”.
“Los ayuntamientos y las comunidades no tienen capacidad de hacerlo, es el Gobierno central el que debe obligar a las plataformas a cumplir la ley”, dice el vicepresidente de Exceltur. “Las plataformas deben ser responsables subsidiarios de que se comercialice un producto ilegal”. Desde los portales se insiste que su labor es la de un mero intermediario entre el viajero y el propietario de la vivienda, y que la obligación de tributar por los ingresos generados y de cumplir con la normativa turística de cada región sólo es del dueño del piso.
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