Los objetivos internacionales en materia de lucha contra el cambio climático marcados por la UE y las Convenciones Marco de Naciones Unidas (COP21 y COP22) son muy exigentes. La Comisión Europea ha aprobado unos objetivos vinculantes para los países, que incluyen una reducción de la emisiones domésticas de GEI de al menos de un 40% y llegar a una cuota del 27% de energías renovables en el horizonte de 2030. Para lograr esos objetivos y mitigar los efectos del calentamiento global, el gas natural puede desempeñar un papel decisivo en la transición energética para lograr un sistema bajo en emisiones de carbono, a través de iniciativas como la cogeneración en industrias y en el sector residencial, como fuente de energía que sirva de respaldo de las energías renovables, así como su uso en el transporte terrestre y marítimo, según señalan varios expertos e informes sobre la materia.
Según el informe El papel del gas natural en una economía española baja en emisiones, elaborado por KPMG en colaboración con Sedigas: “El gas natural ofrece ventajas singulares respecto a otras fuentes de energía, siendo además una de las tecnologías más eficientes económicamente”.
Combate el efecto invernadero
Para entender la dimensión del problema de la contaminación del aire en las ciudades, conviene tener presentes algunos datos. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, más de 400.000 personas mueren prematuramente cada año en la Unión Europea (UE) por la mala calidad del aire y varios millones padecen enfermedades respiratorias y cardiovasculares provocadas por la contaminación. Además, el 92% de la población mundial vive en lugares donde no se respetan las directrices de la OMS sobre la calidad del aire.
La calidad del aire de cada municipio, aunque depende exclusivamente de dicho municipio, se ve perjudicada principalmente por tres motivos: el transporte, la calefacción doméstica y los procesos industriales peri-urbanos. Por lo que mejorar la calidad del aire urbano sólo será posible, según los expertos, a través de tres vectores: disminución de las emisiones de CO de todas las energías convencionales, la reducción drástica de SOx y NOx, origen del smog urbano; y una reducción de emisiones de partículas sólidas PM10, dañinas para la salud.
España está comprometida en la reducción, año a año, de las emisiones de CO2 en todos los sectores difusos
El gas natural es la fuente de energía más limpia, menos contaminante y con menor contenido en carbono de todos los combustibles fósiles, por lo que toma una especial importancia para la reducción de las emisiones de agentes contaminantes y para la mejora de la calidad del aire. En comparación con otros combustibles, el gas natural reduce considerablemente las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y casi completamente las emisiones de partículas en suspensión y dióxido de azufre (SOx), principales causantes de problemas de salud respiratorios.
Más allá de la calidad del aire, el gas natural contribuye a la lucha contra el cambio climático puesto que reduce un 25% las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal causante del efecto invernadero.
España está comprometida en la reducción, año a año, de las emisiones de CO2 en todos los sectores difusos (transporte, agricultura, industria, edificios), mediante una Hoja de Ruta 2014- 2020 de reducción de emisiones (MAGRAMA). Para lograrlo, el gas natural juega un papel clave puesto que en su combustión produce de un 40 a un 45% menos dióxido de carbono (CO2) que el carbón y entre un 20 y un 30% menos que los productos petrolíferos. Así, cada m3 de gas natural consumido evita la emisión a la atmósfera de 1,6 kg de CO2 (en sustitución del carbón) y 0,7 Kg de CO2 (en sustitución de productos petrolíferos).
En España, la progresiva sustitución del carbón y de los productos petrolíferos por gas natural, evita la emisión a la atmósfera de más de 13 millones de CO2 al año.
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Penetración de las renovables
Las energías renovables están ciertamente llamadas a desempeñar un papel indispensable a la hora de avanzar hacia un balance global cero en emisiones. No obstante, este tipo de energías presentan también algunos inconvenientes, como es el caso de su intermitencia: es decir, dependen de que haya recurso: viento o sol.
Esta característica de las renovables, unido a su incapacidad actual para almacenar la energía eléctrica en grandes cantidades, hace que estas tecnologías de generación tengan que complementarse con otras que aseguren una respuesta rápida cuando dejan de producir. Y este papel lo cumple a la perfección el gas natural.
El gas natural también puede contribuir al desarrollo de las tecnologías renovables a través de sistemas conjuntos
Las centrales de ciclos combinados son instalaciones de generación de energía eléctrica en las que se transforma la energía térmica del gas natural en electricidad. Estas centrales aportan la flexibilidad necesaria para gestionar la intermitencia de la materia prima de la producción renovable (sol y viento), según el informe de KPMG y Sedigas, que añade que la alta capacidad instalada de ciclos combinados en España (25,3 GW) permite que instalando solamente entre 5,5 y 10 GW adicionales, se podría cumplir el objetivo de implementación de las renovables en el horizonte 2030 sin aumentar las emisiones de CO2.
El gas natural también puede contribuir al desarrollo de las tecnologías renovables a través de sistemas conjuntos con el gas natural, como la aerotérmia; o de la producción de gas natural renovable a partir de biogás o como gas sintético, una energía sostenible con el medio ambiente que puede ser inyectada directamente en la red de gas natural o ser usada como combustible para vehículos.
Una energía muy competitiva
El gas natural es también una energía eficiente y económica para los hogares y aporta competitividad al sector industrial y de servicios y una fundamental estabilidad de precios.
El gas natural desempeña un papel destacado en la competitividad industrial, ya que es la palanca que utilizan empresas de todo tipo para ahorrar en su factura energética. Por ejemplo, una empresa mediana, con un consumo de 2.000 MWh/año, ahorra con gas natural en torno a un 48% en su factura energética respecto al gasóleo. Muchos sectores industriales, como el azulejero, el del papel, el siderúrgico o el químico, tienen en el gas natural un aliado insustituible. Otros, como el sector de la alimentación, se han incorporado a este combustible durante los últimos años para mejorar su competitividad.
Para los hogares, el gas natural es la energía más competitiva. Para una vivienda tipo de 90 metros cuadrados y un consumo de 8 MWh anuales, la opción más ventajosa es el gas natural, con un precio de entre 760 y 928 euros al año, según PwC.
Más allá de las ventajas en industrias y domicilios, el gas natural es también un combustible muy competitivo. El coste por kilómetro de un vehículo a gas es un 30% menor que con gasóleo y un 50% menor que el de gasolina. Si repostáramos 20€ en el depósito de un coche de gasolina recorreríamos unos 383 kilómetros; con uno de gasóleo unos 493km; pero con uno con gas natural haríamos 694 kilómetros, casi el doble que con un coche de gasolina.
Suministro asegurado
El gas natural ha confirmado ser una energía abundante en el mundo y con una cantidad de reservas con una tendencia al alza. Así, mientras que en 1970 las reservas totales de gas natural en el mundo apenas alcanzaban la cifra de los 25.000 bcm (25 billones de metros cúbicos), en 2013 esta cifra era ya del orden de los 200.000 bcm (200 billones de m3).
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España, pese a no disponer de grandes reservas de gas natural, tiene garantizado el suministro al disponer de una importante infraestructura gasista así como una gran diversificación de fuentes de abastecimiento de gas natural. El dimensionamiento de su infraestructura gasista permite también absorber fuertes crecimientos de la demanda sin necesidad de inversión significativa.
Además, la penetración del gas natural, que es la energía más utilizada en el resto de Europa y Norteamérica para la cobertura de calefacción y agua caliente sanitaria, es bastante baja en España (29%) en comparación con otros países europeos industrializados como Reino Unido (85%), Italia (66%), Bélgica (53%) o Alemania (48%), lo que supone un potencial enorme de gasificación para nuestro país.
Contenido elaborado con la colaboración de Gas Natural Fenosa
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