La Agencia Tributaria ha puesto en marcha una macrooperación contra la economía sumergida y el fraude entre distribuidores de productos chinos a escala nacional, que incluye entradas y registros en más de 61 locales de polígonos industriales de 11 comunidades autónomas, entre los que se encuentran Cobo Calleja en Madrid, El Carrús en Elche y Badalona Sud en la ciudad del mismo nombre, según han confirmado a El Independiente en fuentes del organismo dependiente del Ministerio de Hacienda.
El organismo estima que los polígonos afectados por las actuaciones distribuyen más del 50% de todas las mercancías que entran en España procedentes de China en diversos segmentos de los sectores del textil, calzado, juguetes, pequeño menaje y papelería, entre otros.
Los polígonos investigados distribuyen más del 50% de los productos procedentes de China
En esta nueva actuación, denominada Operación Dragón, están participando más de 370 funcionarios de la Agencia Tributaria, repartidos en distintos departamentos del organismo como inspección, Equipos de Fraude Organizado de la ONIF, unidades de Auditoría Informática y de Vigilancia Aduanera. En coordinación, están realizado registros desde la 10.00 de la mañana de este jueves que se extenderán a lo largo de todo el día de hoy, y en paralelo se están llevando a cabo actuaciones inspectoras sobre 66 de sociedades y sobre seis personas, entre socios y administradores de dichas empresas.
Las actuaciones se han iniciado por personación de la Inspección Tributaria en las sedes de investigados para acceder a la documentación e información contable y auxiliar real, incluidos los sistemas electrónicos de procesamiento de la información. Al tratarse de actuaciones de carácter administrativo, no implican detenciones.
Beneficios declarados 20 veces inferiores a los del sector
Esta Operación Dragón, es la quinta que realiza la Agencia Tributaria sobre productos chinos sin declarar, tras las realizadas en 2013, 2014 y 2016, informa Europa Press. De hecho, la organización precisa que su origen está en el conocimiento acumulado a partir de estas inspecciones sobre los esquemas de actividad en B que se vienen utilizando en el sector de la importación, distribución y venta de productos asiático.
Esta experiencia ha llevado a la determinación de la Agencia Tributaria de enfocar el control de estas actividades desde una óptica global, a partir del éxito de anteriores operaciones sectoriales a nivel nacional en distintos sectores de actividad. En particular, la Agencia Tributaria se ha apoyado en lo observado en la operación de noviembre de 2014 denominada Juguetes, en relación con las mecánicas de introducción e importación de mercancías sin declarar o declarando a bajo coste, por medio de intermediarios especializados.
Los beneficios declarados eran 20 veces inferiores a los del sector
En concreto, las sociedades afectadas por la operación Dragón venían declarando un margen de explotación --beneficios sobre cifra de negocios-- de apenas el 1,7% de media, 20 veces inferiores a los estimados para el conjunto del sector, dado que las investigaciones previas vienen determinar que el margen real en la actividad de importación y distribución de este tipo de productos ronda el 40%.
Muchas de estas empresas realizaban operaciones millonarias y ampliaban su negocio mientras ante el fisco declaraban pérdidas de forma sistemática. Además, en inspecciones previas a otras empresas del sector, se comprobó que el 70% de las ventas y compras eran en B, proporción prácticamente coincidente con la del uso de efectivo.
Cuentas patera y facturas falsas
Las autoridades han constatado también la existencia de un intenso movimiento de efectivo que es ingresado en cuentas bancarias que los investigadores denominan patera, dado que sirven de instrumento para que distintos empresarios del sector, sin necesidad de estar conectados entre sí, envíen grandes remesas de efectivo, tanto a sus proveedores en China, como a otras cuentas de los propios empresarios en su país de origen.
También se ha podido constatar, a partir de las compras de particulares y minoristas en estos polígonos, una doble operativa de estas empresas en relación con su facturación. En primer lugar, cuando sus clientes no les exigían factura, directamente vendían en B. Pero cuando realizaban ventas a tiendas y negocios que declaraban correctamente, compensaban este mayor coste por los impuestos generados por estas ventas mediante el acopio de facturas falsas para incrementar ficticiamente sus costes, precisa la Agencia Tributaria.
Sospechoso uso del efectivo
Al mismo tiempo, el organismo dependiente del Ministerio de Hacienda explica que, en algunos de los polígonos objeto de la Operación Dragón, se ha detectado que numerosos empresarios minoristas y distribuidores acuden personalmente a cargar mercancía con sus coches particulares o pequeñas furgonetas, efectuando en efectivo una parte significativa de los pagos y eludiendo así lo que sería una actividad comercial ordinaria, con pedidos seguidos de envíos al cliente y posterior pago bancario de estos pedidos.
La razón de esta forma de proceder es la ventaja que obtienen estos clientes en el precio de los productos, ventaja que, en parte, es consecuencia del bajo precio inicial en la importación, pero que, especialmente, se debe a la falta de pago de los impuestos directos y especialmente del IVA que grava estas operaciones.
"No es extraño que los pagos se produzcan en efectivo incluso por importes superiores al máximo de 2.500 euros que admite la normativa", apuntan desde la Agencia Tributaria.
Esta situación ha llevado a que, junto con el dispositivo principal desplegado en el interior de los locales objeto de los registros e inspecciones, se sume un segundo dispositivo de control paralelo, mediante el cual se ha procedido a identificar los transportes de mercancías que tienen por origen y destino el polígono, al objeto de verificar la posible existencia de mercancías compradas o vendidas en B y actividades ilícitas en el transporte.
Hacia un seguimiento preventivo
La Agencia Tributaria constata que ha emprendido una campaña de seguimiento global de las declaraciones fiscales del colectivo. Así, un objetivo relevante de esta operación es también evitar que esta forma de actuar persista, induciendo a los empresarios del sector a unos mejores comportamientos fiscales.
Para ello, está previsto visitar adicionalmente otros comercios del mismo ámbito, al objeto de verificar su forma de facturación y cobro, aprovechando la experiencia previa de la operación en relación con diversas magnitudes de la actividad, como sus ratios reales, estructuras de costes, manejo del efectivo, canales de aprovisionamiento y métodos de pago a profesionales y trabajadores. Además, la evolución del comportamiento tributario del colectivo en los próximos trimestres será tomado en consideración a la hora de definir futuros planes de control sobre el mismo.
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