CaixaBank no descarta protagonizar próximamente una operación corporativa, apenas unos meses después de hacerse con el control del grupo portugués BPI. La alta dirección ha manifestado a Economía que está dispuesta a integrar Unicaja, si ésta no logra salir a bolsa, tal como desea.
Unicaja aprobó a finales de abril sus planes para debutar en el parqué, a través de una oferta de suscripción de acciones de nueva emisión y una ampliación de capital por valor de 625 millones de euros, ampliables a 687 millones, si los colocadores de la operación ejercen su derecho de quedarse con parte de los títulos (green shoe).
Sabadell y CaixaBank se perfilan como candidatos a quedarse la antigua caja malagueña
En ese momento, los mercados mostraban apetito y la caja malagueña, actualmente en road show para captar inversores internacionales, trató de acelerar el proceso para salir a bolsa lo antes posible, antes de verano. Desde entonces hasta hoy, la coyuntura de mercado ha cambiado. Y, tras el colapso de Popular por falta de liquidez y su venta exprés a Santander por un euro, el sentimiento inversor hacia la banca se ha deteriorado.
De hecho, la onda expansiva de Popular ha llegado en los últimos días a Liberbank, que en sólo tres sesiones ha visto esfumarse más de un 39% de su valor en bolsa. Los mercados están menos dispuestos a apostar por entidades españolas y fuentes del sector financiero muestran serias dudas sobre la capacidad de Unicaja para dar el salto al parqué, aunque el grupo que preside Manuel Azuaga insiste en su voluntad de hacerlo.
Fuentes financieras ven con dificultad que Unicaja pueda salir a bolsa en el actual entorno de mercado
En cualquier caso, la andaluza tiene un plan B. Si se frustra su estreno bursátil por falta de interés, Unicaja está abocada a integrarse en una entidad de mayor tamaño para cumplir con la ley de Cajas de Ahorros y Fundaciones Bancarias, que exige a las antiguas cajas convertirse en fundaciones bancarias y separar su negocio financiero.
Han de reducir su participación por debajo del 50% y, actualmente, el 86,7% del banco está en manos de la Fundación Unicaja, de ahí la necesidad de salir a bolsa o protagonizar una operación corporativa. Aunque desde hace unos días tiene más margen para realizar esta desinversión.
El memorándum de entendimiento (MoU) firmado por el Gobierno con la Unión Europea en el marco de la reestructuración de las cajas daba a las fundaciones bancarias la opción de reducir su participación en las entidades de crédito por debajo del 50% o bien mantener un porcentaje de control con la condición de constituir un fondo de reserva. El Gobierno aprobó a finales de mayo un real decreto que incluye la ampliación del plazo de constitución de dicho fondo, desde los cinco años actuales hasta ocho años, es decir, hasta 2024. Unicaja ha señalado que estudiará esta opción, que no es incompatible con su intención de salir a bolsa.
Aun así, una operación corporativa está sobre la mesa. El candidato que sonaba con fuerza en las quinielas para quedarse con Unicaja, por su complementariedad geográfica, es el banco Santander. Sin embargo, tras adquirir Popular, deja vía libre a otros competidores. También Sabadell, muy experimentado en integraciones, figura entre las entidades que podrían dar la sorpresa. Ahora, sin embargo, CaixaBank podría irrumpir en un hipotético proceso de venta.
Una operación de 2.000 millones, en el aire
Unicaja tiene un valor en libros de 3.183 millones de euros. Asumiendo que Liberbank es la entidad cotizada que más se le asemeja y que ésta cotiza a 0,43 veces valor en libros, se extrapola que la entidad andaluza podría estrenarse en el parqué con un valor de en torno a 1.360 millones de euros. A este cifra habría que sumar la ampliación de capital destinada a inversores institucionales. La operación, por tanto, estaría valorada en torno a 2.000 millones de euros.
Si, tal como espera el equipo directivo de Unicaja, logra cerrar la operación con éxito, el grupo “mejorará el acceso al capital y será positivo para el crédito”, considera la agencia de ráting Moody´s.
El aumento de su capital le permitirá reembolsar al FROB las ayudas recibidas en 2013 por su emisión de 604 millones en bonos contingentes convertibles (CoCos). Además, reforzará su actual débil ratio de capital tangible Common Equity (CET) en más de 220 puntos básicos, “reduciendo la brecha con sus competidores”, calcula Moody´s.
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