España puede convertirse este año en la mayor potencia global por número de llegadas de turistas extranjeros. Si lo consigue, según se lamentan los propios empresarios del sector y el Gobierno, será por los trágicos problemas de otros países: tanto por la inestabilidad de los destinos rivales del Mediterráneo en los últimos años como por el golpe de los atentados terroristas perpetrados en Francia, actual líder mundial.
España acumula cuatro años consecutivos con récord de llegadas de viajeros internacionales y 2017 será el quinto de máximos históricos. Tras la cota de 75 millones de visitantes extranjeros alcanzada el año pasado por España, la persistencia del aluvión de llegadas podría elevar hasta los 84 millones la cifra de turistas, casi un 12% más, según la estimación recogida en un informe de Caixabank Research, pero que el sector y el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital oficiosamente dan por buena.
Francia rondó el año pasado los 83 millones de turistas, y ya sufrió una caída de en torno a 2 millones de turistas (sólo en París el desplome sería de 1,3 millones de visitantes) por el descenso de la demanda tras los varios atentados terroristas sufridos en los dos últimos años.
“Estamos cerca” de desbancar a Francia en los más alto del ránking, ha indicado hoy el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, “lo que no me gustaría es que fuera por determinadas razones”, ha dicho en referencia a los golpes del terrorismo yihadista en el país vecino. “Sería una lástima que fuera por esa razón”.
Estados Unidos prácticamente empató en 2016 con España con unos 75 millones de turistas, aunque aún no existe un dato oficial que lo acredite. Una cota, en cualquier caso, que será claramente desbordada por la fortaleza del incremento de las llegadas a los destinos españoles este año y porque, según algunas previsiones, las visitas a EEUU podrían incluso caer este año por las restricciones a los viajes a algunos países musulmanes impuestas por la Administración Trump y el efecto contagio sobre el ánimo de viajeros procedentes de otros países.
Cinco años de récord
España tradicionalmente ha sido el segundo país del mundo con más llegadas de turistas internacionales. En 2008, sin embargo, Estados Unidos ocupó esa posición aprovechando el bajón de demanda que provocó el inicio de la crisis y en 2010 China directamente nos dejó fuera del podio. Pero desde entonces, España se ha embarcado en un boom de llegadas imparable, impulsado por los problemas de destinos rivales del Mediterráneo.
La inestabilidad geopolítica de países como Egipto, Túnez y Turquía ha provocado el desvío de millones de turistas extranjeros que han dejado de viajar a estos países y que han acabado recalando en España. Según las estimaciones del sector, el aluvión de llegadas ha estado alimentado por cerca de 12 millones de turistas prestados.
En 2010 España recibió 52 millones de turistas extranjeros, saltó los 56,6 millones al año siguiente –cuando estalló la Primavera Árabe-, a los 57,7 millones en 2012, se superaron por primera vez los 60 millones en 2013, se rozaron los 65 millones en 2014, los 68 millones en 2015 y los 75 millones el año pasado. La previsión de alcanzar los 84 millones de viajeros que se maneja para este año supondría que el país ha disparado las llegadas de turistas un 40% en una década.
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