Tras dos años tratando de superar sus dificultades financieras y tras no lograr un inversor que entre en su capital y lo rescate, el consejo de administración de Isolux Corsán ha aprobado hoy solicitar el concurso de acreedores para el grupo y seis de sus filiales. Acto seguido, el presidente de la firma de construcción e ingeniería, Nemesio Fernández-Cuesta, y los seis miembros restantes de su consejo han presentado en bloque su dimisión con el fin de "facilitar la gestión de la nueva etapa", según informó la compañía.
El concurso de Isolux es el mayor de una compañía de construcción de los últimos años y de los de más dimensión de la historia empresarial española junto con los de Martinsa Fadesa, Abengoa, Nueva Rumasa, Pescanova o Reyal Urbis, informa Europa Press.
Isolux recurre finalmente al concurso tras dos años tratando de superar sus tensiones de liquidez y financieras y al no poder acometer una segunda reestructuración de su deuda apenas un año después de que en julio de 2016 fuera rescatada por sus bancos acreedores, que desde entonces controlan la compañía. El grupo, en 'preconcurso' desde el pasado mes de abril, buscaba estos últimos meses un socio que entrara en su capital, inyectara fondos y la reflotase.
Ofertas de compra que estudiarán la nueva cúpula
El grupo finalmente no ha tenido tiempo para conseguirlo, si bien en esta última reunión el actual consejo anunció que "en los últimos días" se han recibido seis ofertas presentadas por distintos inversores interesados sobre distintos negocios de la división de construcción e ingeniería de la empresa. Se trata de propuestas que se comprometen a subrogar no sólo a los trabajadores vinculados a los proyectos, sino también a otros de otras áreas, según destalló el hasta ahora presidente ante la junta general de accionistas que Isolux celebró tras el consejo.
"Corresponde a los nuevos administradores, al administrador concursal y al juez, enjuiciar, valorar y, en su caso, aprobar alguna o alguna de estas propuestas recibidas que den continuidad a la labor empresarial y a los trabajos de este consejo de administración, que termina hoy su tarea", concluyó Fernández-Cuesta.
La junta de Isolux, que desde el rescate del pasado año estaba controlado por sus bancos acreedores, liderados por CaixaBank y Bankia, aprobó nombrar tres nuevos gestores que sustituyan al dimitido consejo y trabajen junto a los administradores concursales que designe el juez. Se trata de David Pastor, que será además el nuevo presidente de la compañía; David Vilella, que ejercerá de vicepresidente y Enrique Medina en representación de la firma Fuster&Partners, expertos en concursos los dos primeros y especialista en reestructuraciones empresariales el segundo.
Isolux se declara en quiebra con un 'agujero' (un patrimonio negativo) de unos 801,9 millones de euros y una plantilla, tras el ERE pactado el pasado año, de 3.884 trabajadores. De ellos, los empleados de las firmas que solicitarán el concurso son 1.992 empleados, 1.104 de ellos, en España.
Asimismo, a pesar del rescate y la reestructuración de deuda del pasado año, la compañía soportaba al cierre de abril una deuda de 1.270 millones de euros (de ellos, 557 millones ligados a proyectos). El grupo tiene una deuda de 405 millones con proveedores, pero, según asegura, está al día en el pago de las nóminas y el resto de obligaciones con los trabajadores (Seguridad Social e IRPF).
"Desvinculación sorpresa" de un banco
En su discurso ante los accionistas, el ya ex presidente de Isolux señaló a la gestión realizada en el negocio de concesiones de infraestructuras como causa última de la situación de la empresa. No obstante, achacó a la "desvinculación por sorpresa" el pasado mes de marzo de unos de los bancos acreedores como factor que precipitó el concurso.
Fernández-Cuesta trazó la radiografía de los problemas del grupo, entre los que citó el endeudamiento que asumía en los proyectos de concesión, el trasvase de caja al negocio concesional desde los contratos de construcción, que recaían así en retrasos, sobrecostes y penalizaciones. También señaló a las inversiones realizadas en negocios ajenos al constructor, como el del biodiésel y las termosolares y al "riesgo adicional" que asumía en los proyectos por los que competía.
El expresidente aseguró no obstante que durante el último año han tratado de reestructurar el grupo y su deuda con el fin último de salvar los proyecto viables y el mayor número de puestos de trabajo y garantizar así la viabilidad futura del grupo.
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