La pugna entre los hoteleros y el alquiler de pisos turísticos también es también una batalla de imagen. Desde el sector hotelero se vincula el boom de alquiler con un fraude fiscal generalizado, con una competencia desleal ofreciendo el mismo servicio pero con menos reglas, con el encarecimiento del alquiler residencial en los centros de las ciudades, con la gentrificación de algunos barrios… y también con el incivismo y con problemas de convivencia entre los turistas y los vecinos.
Desde el sector del alquiler turístico hay una respuesta para cada ataque, tanto por parte de las asociaciones de propietarios de viviendas de uso turístico como sobre todo desde las grandes plataformas online como Airbnb, HomeAway o Wimdu. Y en algunos casos la defensa consiste en pasar al ataque, como en el caso de los problemas de incivismo generado por los viajeros.
Y es que desde el sector del alquiler se insiste desde hace tiempo en el turismo de borrachera está ligado a paquetes turísticos cerrados que incluyen vuelo y alojamiento en hotel, y que los grandes problemas ligados a este tipo de productos tiene en común que las pernoctaciones se hacen en establecimientos hoteleros. Y, por el contrario, que el cliente mayoritario de los pisos de alquiler turístico son familias para las que el alojamiento en vivienda se ajusta más a sus necesidades.
“Los pisos turísticos están muy lejos de atraer a jóvenes borrachos. Los usan familias, al público que atraen las viviendas de uso turístico es familiar”, ha subrayado Joseba Cortázar, director de relaciones institucionales del gigante del alquiler online HomeAway, el portal que es el gran rival de Airbnb.
Los principales usuarios de las viviendas turísticas en España son las familias, concentrando un 51% de todas las pernoctaciones, seguido de las parejas (28%) y muy por delante de los grupos de amigos (19%), según se recoge en el IV Barómetro del Alquiler Vacacional en España, elaborado por HomeAway y la Universidad de Salamanca y que mide la actividad durante los dos últimos años. De hecho, la proporción de público familiar se ha incrementado en seis puntos porcentuales en comparación con los datos del informe de 2015.
Según HomeAway, la conflictividad entre viajeros y los vecinos de las comunidades en que están los pisos turísticos es “anecdótica” y, además, no deja de disminuir. Según el último estudio del portal, tan sólo un 1,7% de los turistas asegura haber tenido algún problema con el vecindario (aunque se trata de una encuesta que sólo recoge las opiniones de los viajeros, no la de los propios vecinos que quizá tengan otra visión del problema).
En el punto de mira de Hacienda
El Gobierno pretende endurecer el control sobre las plataformas online como Airbnb, HomeAway o Wimdu como vía para evitar el fraude fiscal que se presume que existe detrás del boom de alquiler de pisos turísticos.
El Ministerio de Hacienda ultima un decreto con el que pretende exigir que Airbnb y sus rivales faciliten a la Agencia Tributaria información sobre la identidad de los dueños de los pisos en alquiler, sobre qué viviendas se anuncian en los portales, e incluso sobre los ingresos que perciben los propietarios. Las plataformas online deberían rellenar una suerte de formulario sobre cada uno de sus usuarios para remitir los datos que se le exigen para saber quién alquila, qué vivienda alquila y cuánto gana con esa actividad.
Desde HomeAway se asegura que sus servicios jurídicos aún estudian el contenido del borrador del decreto para determinar sus implicaciones legales. Y es que el portal online tiene dudas de que la nueva norma que promueve el Gobierno sea de imposible cumplimiento por chocar con la legislación de la Unión Europea sobre protección de datos, que impide identificar a los usuarios a no ser que exista una petición concreta en el marco de una investigación legal.
“Estamos abiertos a dialogar con Hacienda para abordar cómo se puede desarrollar esa colaboración. Nuestra predisposición es a hablar y colaborar como siempre hemos hecho, pero por sus implicaciones legales y por las dificultades técnicas de cumplirlo se trata de un tema sensible”, explica Cortázar. “Hay que determinar qué tipo de información se puede facilitar y también hay que respetar la ley europea de protección de datos”.
En paralelo, según el estudio de HomeAway, el alquiler de viviendas de uso turístico por parte tan sólo de turistas españoles movió 13.944 millones de euros los dos últimos años (de junio de 2015 a junio de 2017), un 25% más que en el bienio anterior. En ese periodo la vivienda turística se utilizó por el cliente nacional en más de 22 millones de viajes, 4,5 millones más que en los dos años previos.
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