Este lunes, cerca de la medianoche en España, Netflix publicará los resultados relativos al segundo trimestre del ejercicio 2017. El mercado no espera grandes cifras, nada espectacular. De hecho, ni en el cuartel general de la compañía son demasiado optimistas. "Sabemos que esta parte del año es la más ajustada para nosotros", ha dicho Reed Hastings, el CEO y fundador de la plataforma.

¿Por qué no han de ser optimistas? Es una empresa que ha cambiado el modo que tenemos de ver la televisión, de consumir contenidos audiovisuales. Además, reina en su sector con sus competidores, HBO y Amazon, muy por detrás. Muy, muy por detrás. Todo deberían ser sonrisas en Los Gatos, la localidad californiana en la que tiene su sede Netflix. Pero no lo son.

Saben que el verano va a ser difícil, tanto a nivel de contenidos como a nivel bursátil. Junio es el mes históricamente peor para Netflix. En el sexto mes del año de 2016 sus títulos se hundieron un 10,81%, mientras que en el mismo periodo de este año el descenso ha sido del 8,38%. Esas cifras contrastan con el resto del año 2017, en el que todos los meses han registrado avances que han totalizado un 26,29%, si bien el 13,66% que subió en enero es el dato más destacado, incluso teniendo en cuenta ese negro junio.

De acuerdo, es un mes difícil pero que no supone un gran problema a nivel bursátil. Los títulos están en el entorno de los 160 dólares y la capitalización bursátil ya supera los 68.000 millones de dólares, más de 52.000 millones de euros. En ambos casos, un éxito.

Sin embargo, las previsiones de los analistas no son nada halagüeñas. Según Wall Street, Netflix ingresará 2.760 millones de dólares, más de 2.400 millones de euros, en este segundo periodo del año, en el que además, según UBS, habrá 2,6 millones de suscriptores nuevos. Está por ver si estos números se cumplen, ya que justo hace un año los pronósticos indicaban un cifra de usuarios similar que, al final, se quedó en apenas 1,7 millones. Sería un duro golpe volver a quedarse tan lejos de las previsiones.

"Esperamos que los contenidos originales de Netflix sigan aceleran el crecimiento en usuarios internacionales", ha dicho el analista de UBS Doug Mitchelson. "Sobre todo con las inversiones que están haciendo en diferentes regiones, además de en diferentes géneros más allá de la ficción", ha explicado.

Problemas financieros

Más allá de las dificultades bursátiles, que de momento no son tales, o de los problemas para fidelizar e incrementar la masa de usuarios, Netflix tiene un problema con los gastos. Según han ido creciendo sus suscriptores, y según han desembarcado en más países, los gastos se han disparado, tanto a nivel de producción como de adquisición de licencias.

Así, al cierre del primer trimestre del año 2014 la compañía contaba con 46 millones de usuarios y sus gastos rondaban los 8.900 millones de dólares, más de 7.500 millones de euros, según datos de MarketWatch. Tras dejar atrás el mismo periodo de este año cuentan con 98 millones de usuarios y tienen que afrontar costes de más de 15.200 millones de dólares, más de 13.000 millones de euros. Son muchos millones.

Eso hace que el cuidado con el que gastas cada dólar aumente, que se busque un retorno más grande a las inversiones. Y eso están haciendo. Desde el año 2012 hasta abril de 2017 Netflix había cancelado sólo cinco series originales, una cifra muy pequeña y que puede igualar cualquier canal tradicional en un par de temporadas normales. Eso indicaba que la compañía daba demasiadas oportunidades a producciones que no estaban dando resultados, ya que no todas pueden ser buenas.

Precisamente el cambio de estrategia financiera se pone de manifiesto en esa cifra. En mayo y junio de 2017 ya han cancelado tres series originales: The Get Down, Sense8 y Girlboss.

Las dos primeras han cosechado una masa de seguidores importantes, sobre todo la segunda, pero a nivel económico eran un lastre demasiado grande. The Get Down, la serie que narraba los orígenes del hip hop en EEUU, apenas ha completado la primera temporada, mismo tiempo que le han dado a Girlboss, la historia sobre como Sophia Amoruso creó Nasty Gal, una de las start up de comercio electrónico más exitosas. Sense8 sí llegó a las dos temporadas.

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El problema es que la factura por estas producciones no se podía asumir. Una temporada de The Get Down le ha costado a Netflix más de 120 millones de dólares, más de 104 millones de euros, con episodios que llegaban a rondar los 11 millones de dólares, más de 9,5 millones de euros. Por su parte, cada capítulo Sense8 salía por nueve millones de dólares, 7,8 millones de euros. Insostenible.

Sin éxitos éxitos en España

Estas tres series canceladas, si bien Sense8 tendrá un último especial de despedida, han logrado seducir a cierto público, pero no son bombazos. No son series que te den usuarios, como mucho sirven para contentar a buena parte de los que ya tienes.

Esos pesos pesados que sí son House of Cards, Stranger Things o Orange is the New Black están desaparecidos en España. Es cierto que en el resto del mundo sí son parte del catálogo de Netflix, pero en España la emisión del drama político de Frank Underwood y la comedia de las presas de Litchfield corre a cargo de Movistar+. El acuerdo entre ambas partes, previo al desembarco de la plataforma estadounidense en España, está jugando ahora en su contra.

Así, Netflix España no tiene un estreno fuerte para el verano, que viene cargado con la séptima temporada de Juego de Tronos. De hecho, Netflix siempre ha contraprogamado, por así decirlo, los estrenos de la serie de HBO, que habitualmente comenzaba sus temporadas en abril. Por eso los responsables de la compañía de Los Gatos lanzaban House of Cards a finales de febrero o principios de marzo, dejando Orange is the New Black para principios de junio.

Hasta ahora, la temporada que más tarde se estrenó de House of Cards fue la cuarta, que salió el 4 de marzo de 2016. Este año, debido al retraso de Juego de Tronos al verano, los episodios han estado disponibles el 30 de mayo, casi tres meses más tarde.

Netflix busca nuevas series que convenzan al público y que, además, sean rentables. Lo ha dicho su propio CEO, Reed Hastings, señalando la necesidad de buscar mejores ratios de retorno sobre la inversión, y reconociendo que tendrán que cancelar algunos contenidos simplemente para hacer hueco en el balance financiero a las nuevas producciones.

En el reciente anuncio de los aspirantes a los premios Emmy Netflix se ha llevado 91 nominaciones, el segundo mayor número sólo superado por los 110 de HBO. Es innegable que, en cuanto a contenidos, sólo queda mantener el alto nivel. El problema es, ¿cuánto tiempo podrán hacerlo con las actuales cifras de gasto? No mucho.