Tiene gracia que sea precisamente con Star Wars que los drones dejen de sonarnos a ciencia ficción. Aunque hace más de una década que el uso de estos vehículos voladores no tripulados (también llamados UAV) se está extendiendo de la agricultura a las retransmisiones deportivas, aún no habían saltado a nuestra vida cotidiana. Pero están a punto de hacerlo y, de paso, convertirse en un mercado de 20.000 millones de euros en cinco años (muy por encima de los 4.500 millones actuales), según un informe de Business Insider Intelligence.
Y esto es lo que quiere aprovechar el lanzamiento de Star Wars y Propel: los primeros drones caracterizados con las naves de la exitosa saga de George Lucas. El objetivo: que estos aparatos no tripulados dejen de ser cosa de frikis y se conviertan en un entretenimiento de masas apto para todos los públicos. Y si hay una maquinaria de marketing con posibilidades para conseguirlo es la omnipresente Disney.
Los drones han pasado de la experimentación al uso comercial en diversas industrias. En Suiza ya se utilizan para enviar correo postal, Suecia prepara su aplicación en la asistencia sanitaria para transportar desfibriladores en caso de urgencia y en Nueva Zelanda estas mini naves no tripuladas ya reparten pizzas a domicilio. Y si los planes de Amazon con Prime Air se cumplen, la compra online llegará a casa por el aire. La tecnología que lo hace posible ya existe.
Sin embargo, más allá de estos usos comerciales, sigue pendiente la popularización de los drones en los hogares. Y eso es lo que Propel y Disney quieren cambiar con los pequeñas naves de fácil uso que acaban de aterrizar en el mercado pensadas para un público sin conocimiento técnico alguno. Tienen unos 15 cm. de diámetro, cuestan 250 euros e incluyen unos rayos láser de infrarrojos (inofensivos salvo para la nave contrincante). Aunque su verdadera arma secreta es la nostalgia para garantizarse el éxito entre los fans de la saga Star Wars (entre los modelos está la nave pilotada por Darth Vader en La Guerra de las Galaxias).
El despegue definitivo
El lanzamiento de estos juguetes de mayores llega al mercado cuando los drones están experimentando un boom indiscutible. Y se espera que las naves no tripuladas se disparen para uso lúdico o comercial (excluyendo los de uso militar).
“No es el futuro, es el presente”, afirma César Martín-Gómez, profesor de la Escuela de Arquitectura de la UNAV y piloto de UAV. “Los geógrafos e ingenieros ya no imaginamos el futuro de la profesión sin los drones: para cartografiar terrenos, para revisar infraestructuras, etc. También se está empezando a utilizar en agricultura, para ahorrar tiempo y costes tanto en terreno, vigilar el ganado, fumigar… Cada vez hay más usos comerciales y profesiones que se van a reinventar, aunque muchos de ellos aún no sean legales en España con la norma actual”.
“Los drones nos proporcionan la oportunidad de hacer cosas de forma distinta”, explica Martín-Gómez, que está preparando un proyecto con varias universidades que estudia la manera de desarrollar entregas de paquetería con drones en las fachadas de los edificios. “Ya no es descabellado imaginar que haces la compra en Mercadona y un dron te lo entrega por la ventana del 5º C. Amazon ya lo está probando geolocalizando clientes, casas con jardín... pero ahora el reto arquitectónico es diseñar bloques de apartamentos que faciliten estas entregas”.
“Cuando Amazon anunció hace tres años que trabajaba en la entrega a domicilio de paquetes con drones parecía ciencia ficción, pero tecnológicamente ya es posible”, explica Antoni Pérez, doctor en Física y profesor de los Estudios de Informática, Multimedia i Telecomunicaciones de la UOC. “El problema de los drones para uso cotidiano viene de la parte de legislación, que todavía es muy restrictiva, como la de todos los aparatos que vuelan sobre nuestras cabezas”.
El lado oscuro
Efectivamente, el lado más oscuro del futuro contra el que deben enfrentarse los fans de los drones es la legislación. De momento, en España la mayoría de usos aún no están autorizados, pero esto podría cambiar con el nuevo real decreto en trámite que cuya aprobación estaba prevista para el primer trimestre del año y que aún no ha sido aprobado.
La ley actual, vigente desde 2014, destaca que las aeronaves de más de 2,5 kilos tienen que matricularse y necesitan un registro. Otro requisito es que todas las UAV necesitan un seguro de responsabilidad civil independientemente de las aeronaves. Además, para volar drones se necesita en España una licencia de piloto para cualquier tamaño.
“En un espacio cerrado la normativa cambia”, explica Paloma Montaña, experta en Legislación Administrativa de EY Abogados. “En un jardín o recinto privado la norma es más laxa y permite volar los aparatos sin licencia. Pero la normativa española deja claro que de momento no se pueden utilizar drones en zonas urbanas ni en aglomeraciones de personas. Tampoco más allá del alcance visual del piloto ni se permite volar de noche”.
“Muchas de estas actividades que están prohibidas actualmente se van a autorizar con el nuevo real decreto en trámite”, afirma Ana García-Ferrer de EY Abogados. “Pronto se podrá por tanto grabar conciertos o espectáculos deportivos y también podrán ampliarse las actividades para el transporte, pero de momento el uso más lúdico tiene que limitarse a espacios acotados para su disfrute”, añade.
No todo depende de la ley para que se extienda su uso en la vida cotidiana. También depende, y mucho, de la utilidad que les encuentren las empresas a estos aparatos voladores. “Si gigantes como Amazon, UPS y Seur empiezan a tomarse en serio para el reparto de mercancías con transporte aéreo y realizan fuertes inversiones, que es lo que está empezando a verse, eso sin duda cambia el futuro y presiona para que avance la legislación”, dice Martín-Gómez, que se sacó el carné de piloto de UAV porque como arquitecto está convencido de que el uso comercial de estas naves ya ha empezado a cambiar los espacios urbanos y la demanda de estos servicios.
Hay una tercera cuenta pendiente: los drones todavía tienen que mejorar su tecnología para que los veamos sobrevolar nuestras cabezas con total tranquilidad. "En los próximos años van a mejorar mucho tecnológicamente para ser más eficientes, tener baterías más duraderas y garantizar la seguridad con mejores sensores que evitarán choques, como los de los vehículos autónomos", añade César Martín-Gómez.
La nueva batalla de los drones
¿Conseguirá Star Wars que los drones lleguen a los hogares con naturalidad? ¿O es demasiado pronto para ese salto?
“Sin duda estos usos en el entretenimiento ayudarán a que los usos comerciales se vean cada vez más normales”, añade Pérez, que le ve mucho potencial para el mercado lúdico de drones. “Se pueden vender como churros. En el medio plazo, no dudo que los drones vayan a convertirse en algo realmente cotidiano. El reto tecnológico es llegar a tener los mecanismos de seguridad apropiados. Pero obviamente los drones del futuro van a ser muchos más seguros que los actuales. Ya se están desarrollando sensores de proximidad que corrigen solos el rumbo y vuelan autónomamente”.
Lo que puede convertir en un éxito de ventas los drones que ha presentado Propel para la saga de Disney (dato para fans: dos son de las Fuerzas Imperiales y otro un caza estelar de la Alianza Rebelde) es que permiten, por primera vez, jugar en equipo como si fuera un videojuego, pero en la vida real. Alcanzan hasta 50 kilómetros por hora en pleno vuelo y están equipados con un láser de infrarrojos con el que se pueden disparar unas naves a otras para montar combates aéreos en grupos e incluso competiciones.
Volar estos aparatos ya no será un pasatiempo solitario en medio de un monte (que es el uso mayoritario que le dan quienes se han sacado una licencia con fines deportivos) sino una competición para derribar los drones del contrario. Cuando una de las naves recibe tres disparos, aterriza en el suelo y queda (temporalmente) fuera de combate.
El objetivo del fabricante Propel es que no haga falta ningún conocimiento previo para poder utilizar estas naves, los dispositivos incluyen un simulador virtual que permite al piloto novato coger horas de vuelo practicando con una simple tablet. Aunque tiene un punto débil: la batería, que apenas aguanta unos ocho minutos de vuelo (necesita luego unos 35 minutos para recargarse).
Según Darren Matloff, CEO de Propel, el desarrollo de este tipo de productos no ha hecho más que empezar. Podremos ver competiciones entre pilotos de drones de Star Wars en las que la frontera entre lo analógico y lo digital está cada vez más diluida. Eso sí, de momento, las competiciones fuera de las pantallas deben realizarse en recintos privados.
Quedan tres meses para el estreno del próximo episodio de Star Wars, Los últimos Jedi, el próximo 15 de diciembre. Veremos si para entonces Disney y Propel consiguen calentar motores para que las batallas caseras de drones se conviertan en un entretenimiento masivo. Queda pendiente la batalla de la Alianza Rebelde contra la legislación.
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