Todas los rumores, las filtraciones y las previsiones quedaron confirmadas ayer: el iPhone X, pronunciado Ten, es el mejor teléfono del mercado. Asumir absolutos no es lo más recomendable, pero se podría decir que es el mejor de la historia.
No es que sea el nuevo iPhone haya inventado nada nuevo, pero sí lo ha mejorado todo. El reconocimiento facial, que ya tienen en Samsung, se ha llevado a una nueva dimensión, mientras que la pantalla completa. que también tiene la gama alta de su gran competidor, está por encima de lo que habíamos visto hasta ahora. El iPhone X es un móvil que ahora mismo no tiene comparación.
Lo que tampoco lo tiene es su precio. La versión más barata, la de 64GB de almacenamiento interno, cuesta 1.159 euros, mientras que la de 256GB se va hasta los 1.329 euros. Es un precio que, sin duda, no es asumible para todos los bolsillos. Por esa misma cantidad se puede comprar una televisión de 60 pulgadas y un ordenador portátil potente, por mencionar algo.
En cualquier caso, Apple sabe que tiene una legión de fans dispuestos a ser lo más de lo más y a pagar lo que haga falta. No es seguro que el australiano que ayer estaba ya haciendo cola en una Apple Store tuviera ya una idea del precio, pero tampoco parecía importarle. Alguien tendrá que decirle, eso sí, que se va a pasar ahí casi un dos y medio, porque el iPhone X no estará disponible hasta el 3 de noviembre.
Apple se va a poner así a dos velocidades. La dirección la va a marcar el iPhone X, mientras que los usuarios del iPhone 8 y el 8 plus van a encontrarse con herramientas mejoradas respecto a generaciones anteriores, pero que no esperen grandes diferencias. Es un iPhone 7 mejorado y con un diseño que es casi idéntico.
Vuelta al prestigio
En sus inicios Apple tenía basado gran parte de su éxito en el prestigio, la exclusividad de llevar un teléfono con la manzana en el reverso era algo que se incluía en el precio. Eso se ha ido perdiendo poco a poco en favor de las ventas masivas, algo que sin duda ha ayudado a que las cuentas de Apple sean inmejorables, que su capitalización sea la más elevada del mundo y que sus reservas de capital estén por encima de los 250.000 millones de dólares, casi 210.000 millones de euros.
La empresa dirigida por Tim Cook tiene esto muy en cuenta y no piensa renunciar a ello. ¿Cuál es la solución? Evolucionar, sin grandes alardes, el iPhone 7 y seguir ofreciendo un teléfono de gama alta a sus millones de fieles por el precio habitual, en el entorno de los 800 euros.
De ahí la permanencia del iPhone 8 y el 8 Plus, que han recibido ese calificativo pero que bien podrían haber quedado bautizados como 7s. Sí es cierto que la cámara tiene una evolución y la resistencia al agua también permitirá salvar algunas situaciones que se cargarían otros teléfonos, además de que el chip A11 dará más potencia y velocidad. Eso, y la carga inalámbrica.
Pero realmente, ¿qué sentido tiene pagar 1.089 euros por el iPhone 8 Plus de 256GB, que no tiene nada nuevo, cuando por 1.159 euros tienes un iPhone X? Son 70 euros de diferencia. Es cierto que la capacidad es una gran ventaja, pero no se atisban muchas más que justifiquen no hacer un mínimo esfuerzo más para conseguir el mejor móvil del mercado.
Alto precio ¿un freno?
El alto precio que va a tener este nuevo iPhone, 1.159 euros en su versión más básica, va a ser el verdadero freno y la barrera que ha puesto Apple para recuperar ese concepto del prestigio. Pero sí es cierto que también cierta justificación está en los costes de fabricación que van a tener que asumir.
El nuevo iPhone X tiene una pantalla OLED, que sustituirá a las LCD que hasta ahora habían acompañado a las últimas versiones del dispositivo. Esto supone una mayor calidad, pero también un gasto superior. El mayor proveedor de pantallas de Apple es, curiosamente, Samsung, la compañía encargada de proveer a la firma californiana de todo el stock de nuevas pantallas que van a necesitar. Pero no han podido cumplir con las exigencias.
Apple ha tenido que ponerse en marcha para conseguir nuevos proveedores, ya que Samsung no ha conseguido satisfacer los plazos. Pensando mal, la mejor forma de acertar, habría que preguntarse si lo han hecho como estrategia empresarial, para retrasar la llegada de su gran rival cuando su Galaxy S8 y su Note 8 están todavía en sus primeros pasos, o si es que simplemente no han tenido la capacidad de hacerlo.
En cualquier caso, una pantalla OLED tiene un coste tres veces superior a una LCD. Las segundas le venían costando a Apple entre 45 y 55 dólares por unidad, mientras que las que viste ahora el iPhone X rondan los 150 dólares por cada una.
Fría acogida bursátil
La buena acogida de los expertos no se ha reflejado en la cotización de Apple. Los ligeros avances minutos antes de comenzar el evento dieron paso a unos igualmente ligeros descensos hasta el cierre del mercado, unas pocas horas después de que Tim Cook bajara del escenario.
En cualquier caso, las cuatro décimas que retrocedía su acción en la noche de ayer se han prolongado en el periodo de negociación pre market en otro medio punto porcentual, llevando el precio por título hasta el entorno de los 160 dólares.
Son resultados discretos pero que no empañan la buena marcha de Apple, que en el último mes sigue con ganancias de más de un 1% y que en los últimos tres meses ha añadido un 7% de valor a su acción. En un año la subida alcanza ya el 57%. La llegada del nuevo iPhone aún no se ha dejado notar, pero lo hará en cuanto se ponga a la venta, aunque para eso tendremos que esperar hasta noviembre.
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