“Yo soy el ministro que más se alegra cuando hace mal tiempo”, bromeaba antes del verano el ministro de Energía, Álvaro Nadal. “Cuando llueve yo veo PIB que cae del cielo”. Y es que cuanta más agua hay en los embalses y mayor es la producción de las instalaciones hidroeléctricas, más fácil es contener el precio de la electricidad. Y con ello se frena el encarecimiento del importe del recibo de la luz, lo que deriva en mejoras de la competitividad de las empresas españolas y hace que los ciudadanos tengan algo más dinero en el bolsillo.
La sequía desploma un 51% la producción con hidroeléctrica y ha hecho que se dispare un 58% la de centrales de carbón
Pero el ministro este año se está quedando con las ganas de ver caer PIB del cielo. Y es que la sequía está provocando que las reservas de los embalses españoles no deje de descender. Según el último informe del Ministerio de Agricultura, la reserva hidráulica se encontraba la pasada semana en un 41% de su capacidad total, con sólo 23.081 hectómetros cúbicos en todos los pantanos del país. Y la cifra previsiblemente seguirá a la baja en próximas semanas.
La situación de los embalses cuyas aguas se pueden utilizar para la producción de electricidad es aún peor. Las reservas hidroeléctricas se situaron al final de agosto en menos de un tercio de su capacidad total, con sólo 5.953 gigavatios hora (GWh). En agosto las reservas cayeron hasta el 32,1% del total, cuando sólo un mes antes se situaban en el 36,6%.
Menos agua y viento, más gas y carbón
Ante esta situación, las compañías eléctricas que gestionan las centrales hidroeléctricas están reduciendo la generación con estas instalaciones. La producción hidroeléctrica se ha desplomado en España un 50,8% en lo que va de año, según los datos de Red Eléctrica de España (REE). El derrumbe de la generación con agua coincide con un parón de la producción eólica, que también sufre una caída del 11% hasta agosto.
Y con presas y molinos sufriendo retrocesos, el sistema eléctrico los ha sustituido por tecnologías que son más caras y con más emisiones. Sin agua y sin viento, España se ha lanzado a quemar más carbón y más gas. España ha disparado en los ocho primeros meses del año un 57,9% la producción de electricidad con centrales de carbón y un 43,1% las centrales de ciclo combinado, que funcionan con gas natural.
Electricidad más cara
La hidroeléctrica, cuando funciona en plenitud, es una tecnología barata para producir electricidad. La menor producción actual hace que la electricidad que se vende en el mercado mayorista entre a un mayor precio de lo normal y, además, hace que la demanda tenga que cubrirse con otro tipo de energía que son más caras siempre, como el carbón y, sobre todo, el gas. El precio medio del mercado diario de la electricidad se situó en agosto en los 47,46 euros por megavatio hora (MWh), esto es, un 15,3% más caro que lo que era en agosto de 2016. A esta cantidad aún hay que agregarle otras partidas para determinar el precio final de la electricidad.
El precio del mercado eléctrico se encareció un 15% respecto al agosto del año pasado
Si se suma el coste de los pagos por capacidad (la ayuda que se da a algunas centrales infrautilizadas), el servicio de interrumpibilidad (un pago que se hace a industrias que consumen mucha electricidad por si tienen que parar en caso de pico de demanda) o los servicios de ajuste, el precio final medio de la energía alcanzó en agosto los 54,74 euros. La evolución del precio de la energía representa en torno a un 40% del importe del recibo de la luz que pagan los consumidores.
El Gobierno, que de momento no se plantea reformar el funcionamiento del mercado mayorista ni el sistema de fijación de precios eléctricos, se encomendó en pleno subidón de la electricidad el pasado enero a que lloviera para conseguir aplacar los incrementos. “Está anunciado que va a llover y eso dará lugar a una bajada” del precio de la electricidad, dijo entonces el presidente, Mariano Rajoy. “No es lo mismo producir la electricidad con gas que con agua o viento, que es más barato. Eso influye en el precio”. Lo mismo que sucede ahora.
Produciendo con más emisiones
En paralelo, la sequía y su impacto en el funcionamiento del sistema eléctrico están provocando un fuerte incremento de las emisiones de CO2, dando al traste con los buenos resultados de España el año pasado en la reducción de gases de efecto invernadero y contra el cambio climático.
El sector eléctrico eleva un 36% sus emisiones de CO2 por el mayor uso del carbón y el gas
El sector eléctrico -responsable de alrededor del una quinta parte de todas las emisiones de España- expulsó 47,3 millones de toneladas a la atmósfera entre enero y agosto, disparándose más de un 36% en relación al mismo periodo del año pasado (son 12,6 millones de toneladas de CO2 más que el año anterior), según la serie estadística que elabora Red Eléctrica.
El peso de las energías que no emiten CO2 en el conjunto del sistema también desciende. Las energías sin emisiones (hidráulica, nuclear, eólica, fotovoltaica, solar térmica y otras renovables) concentraron el 55,9% del total de la generación eléctrica de España el pasado agosto, seis puntos menos que en el mismo mes del año pasado (entonces con el 62%).
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