La desbandada de empresas de Cataluña sigue acrecentándose. Tras la sucesión de compañías que durante la semana pasada anunciaron el traslado de su sede fuera de la región, este lunes se espera que Abertis, Cellnex y Colonial sigan los mismos pasos.
De confirmarse estos movimientos, Grifols quedará como la única empresa del Ibex que mantiene su sede social en Cataluña. El fabricante de hemoderivados, que tiene su domicilio social ubicado en San Cugat del Vallés (Barcelona), ha asegurado en un comunicado este mismo lunes que "actualmente no hay ninguna previsión para cambiar de ubicación ninguna de las sedes corporativas".
Eso sí, la compañía deja abierta la puerta a adoptar soluciones similares en función de la evolución de los acontecimiento. "En el hipotético supuesto de que la actual situación derivase en un nuevo escenario que pudiese afectar el curso normal de los negocios o de la situación financiera de la compañía, el consejo acordaría las medidas necesarias", señala el comunicado.
Las incertidumbres abiertas por el proceso secesionista en Cataluña ha forzado a compañías muy arraigadas en la región, como los bancos Sabadell y CaixaBank y Gas Natural, ha aprobar de forma urgente el traslado a otras zonas del país. Estas decisiones han recibido el respaldo de analistas e inversores, lo que ha permitido aliviar el castigo que estas empresas habían recibido en bolsa en los últimos días.
Grifols genera más de dos tercios de sus ingresos en Estados Unidos y Canadá
Sin embargo, Grifols ha optado por mantenerse, por el momento en territorio catalán. La compañía, fundada por la familia Grifols, ha sido durante los últimos años uno de los principales baluartes empresariales del independentismo. “Sé que está pasando por una situación difícil, pero tiene determinación, así que vaya hacia delante y no se arrugue”. Así arengaba el entonces presidente de la farmacéutica y número uno mundial en hemoderivados, Víctor Grifols, al presidente de la Generalitat Artur Mas en los meses previos al 9N. En aquel lejano 2014 Grifols -cuyo mercado es mundial y no arriesgaba nada, económicamente hablando, con sus declaraciones- se convirtió en el empresario de referencia del nacionalismo.
Pero el dinero no entiende de ideologías. Tras las arengas y pese a recibir la Creu Sant Jordi de manos del president Puigdemont, Grifols trasladó hace dos años su centro de operaciones financieras a Irlanda para evitar la elevada fiscalidad que sufría en Barcelona. La concesión de la más alta distinción del Govern le costó a Puigdemont una crisis con la CUP, que llevó al Parlament las críticas por premiar a un empresario que opera en 13 paraísos fiscales según Intermón Oxfam.
La muestra definitiva de la ruptura entre la familia Grifols y el Govern fue la exclusión de la primera farmacéutica catalana del Comité de Apoyo de la candidatura de Barcelona a la Agencia Europea del Medicamento. Un comité en el que sí se sientan representantes de las farmacéuticas Almirall o Esteve.
Un 31% de la producción de la farmacéutica se localiza en territorio catalán
Desde inicios de 2017, cuando el directivo cedió la dirección de la compañía de hemoderivados a su hermano Raimon Grifols Roura y a su hijo Víctor Grifols Deu, a principios de 2017, el equipo gestor ha optado por mantener una línea más prudente ante el independentismo.
Ahora, la compañía se enfrenta al dilema de mantenerse en una Cataluña que persigue una ruptura con España que le dejaría a la región -y, por ende, a los negocios radicados en la misma- fuera del marco común europeo, lo cual supone un riesgo evidente para una multinacional como Grifols. La farmacéutica genera un 31% de sus productos en Cataluña, según indican los analistas de JB Capital.
Sin embargo, lo cierto es que el grupo de hemoderivados apenas genera en la Unión Europea un 15,6% de sus ventas, mientras que más de dos tercios del negocio proviene de Estados Unidos y Canadá. Además, como indican en JB Capital, es previsible que, incluso en caso de una ruptura de Cataluña con España, las exportaciones de medicamentos no chocaran con excesivas barreras.
Esta menor dependencia de la economía europea y la menor percepción de riesgo ha permitido a Grifols capear con más entereza las turbulencias generadas en bolsa por el desafío secesionista. Durante la última semana, sus acciones apenas recortaron un 0,8%, mientras que este lunes se anotaban un leve 0,1%. Con un avance en bolsa en el año próximo al 30%, Grifols cuenta con una valoración próxima a los 10.500 millones de euros.
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