Cambio de planes en el grupo Prisa. Cuando todo parecía preparado para que Javier Monzón se hiciera con las riendas del conglomerado de medios, el expresidente de Indra ha renunciado al cargo de forma sorprendente.
La retirada de Monzón responde a la pretensión del actual presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, de cambiar a última hora algunos de los términos de la sucesión, que habían sido acordados en las semanas previas, según indica El Confidencial.
Al parecer, Monzón ha visto comprometida su capacidad de gestión, por la pretensión, defendida por algunos accionistas, de que Cebrián mantuviese aún durante un periodo prolongado de tiempo las funciones ejecutivas de la compañía, explica Expansión.
Javier Monzón contaba con el aval de Telefónica y sobre todo de Santander -donde ocupa el puesto de consejero- dos de los principales accionistas del grupo de medios y su renuncia supone un contratiempo en los planes de futuro del grupo, asediado por una elevada carga de deuda.
En la reunión del consejo de administración en la que estaba previsto sellar el relevo de Cebrián, también estaba planeado dar luz verde a una ampliación de capital por valor de 500 millones de euros que se antoja vital para asegurar la viabilidad de la compañía, después del fracaso de sus planes de desinversión.
Como observan los analistas de Bankinter, aunque salga adelante esta ampliación de capital, esta medida no será suficiente para resolver "el problema que representa el elevado apalancamiento. Sin embargo, sí permitirá ganar tiempo hasta tal vez encontrar una solución definitiva, aliviando la presión financiera de corto plazo".
Prisa debe hacer frente a finales de 2018 a la refinanciación de una deuda que asciende a 957 millones de euros, una cifra más de tres veces superior al valor de la compañía en bolsa.
Para hacer frente a esta compleja coyuntura económica, el grupo se ha embarcado en los últimos años en una estrategia de desinversiones que se ha visto frustrada en gran medida por el fracaso en la venta de la editorial Santillana. En esa coyuntura, las acciones de la compañía presidida por Cebrián se hundían a mediados de este año en mínimos históricos, llevando por momentos su valor por debajo del de Vocento.
La agónica situación ha forzado a los principales accionistas del grupo a exigir un cambio de rumbo en la compañía, antes de aportar nuevas garantías que permitan la supervivencia de la compañía. En este sentido se interpretaba el relevo de José Luis Sainz como consejero delegado de Prisa, que fue anunciado el pasado mes de julio.
Dentro de esa estrategia, los dueños del grupo de comunicación habían acordado dar un giro más radical en la gestión forzando la salida de Cebrián, uno de los fundadores de la compañía y director del diario El País durante más de una década, al que se le había ofrecido mantener la presidencia de honor.
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