Es casi un mantra: el coche eléctrico es más caro que un coche convencional, lo defienden quienes todavía no confían en cambiar el combustible por el flujo de electrones. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, pues si bien es cierto que en la operación de compraventa existe un diferencial de ahorro a favor de los vehículos de motor de explosión, en su vida útil, el coste de la adquisición se puede llegar a duplicar, mientras que los vehículos eléctricos casi es inexistente.

Así lo desvelaba un reciente informe de Rastreator.com sobre cuál es la inversión económica que conlleva tener un coche en propiedad en las cinco principales ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y Zaragoza) y cuánto supone respecto a los ingresos de los ciudadanos de estas ciudades. Una vez pagado el coche, es necesario contemplar otros gastos importantes como el seguro, el gasto en carburante, mantenimientos, impuesto de circulación y otras externalidades como el aparcamiento, ya sea en superficie o en parkings públicos.

Respecto al seguro, existe la tendencia a pensar que el de los vehículos eléctricos resulta más elevado que el de los tradicionales, pero la realidad es que las compañías aseguradoras están llevando a cabo planes potentes para atraer a los conductores “cero emisiones”, fundamentalmente porque la conducción de un vehículo eléctrico es menos agresiva y más prudente que la de un coche de combustión. Se trata de vehículos automáticos, más fáciles de conducir y cuya eficiencia depende de que se eviten acelerones y frenazos, haciendo uso de la frenada regenerativa (cada vez que freno se cara la batería) para incrementar la capacidad de la batería y, por tanto, la autonomía. Ello se traduce lógicamente en menos riesgo asociado a la carrocería, que supone el 28% del gasto destinado al coche.

Es casi un mantra: el coche eléctrico es más caro que un coche convencional. Lo defienden quienes todavía no confían en cambiar el combustible por el flujo de electrones

Como la experiencia siempre es un grado, aporto en este caso la mía, como propietario de un coche eléctrico de marca alemana con 170 CV y valorado en el mercado en 35.000 €. ¿Cuánto piensa el lector que costaría un seguro a todo riesgo con franquicia de 300 €? Muchos amigos preguntados me dan medias en torno a 600 €… La realidad es que no llego a pagar ni 150 €/año por dicho seguro.

Con respecto al combustible, el gasto en carburante dependerá de los kilómetros recorridos y del consumo medio del coche. No obstante, vuelvo a aplicar mi experiencia, con una media de 1.500 km mensuales y un coste en torno a 23€ de electricidad, lo que significa en torno a 1.5 € por cada 100 kilómetros. Hagan números…

El gasto en mantenimiento también dependerá del tipo de coche y de su uso. Lo cierto es que un vehículo eléctrico tiene un mantenimiento casi nulo, pues carece de filtros (salvo el del polen), no utiliza líquidos ni aceites, tampoco correas del ventilador, ni cajas de cambio, ni otros elementos que suponen en un coche de combustión importantes desembolsos. Además ni los frenos son susceptibles de desgaste en un eléctrico si se conduce con criterios de eficiencia, pues la frenada regenerativa suple la necesidad de pisar pedal salvo para dejar el coche estático, evitando su deterioro.

Un vehículo eléctrico tiene un mantenimiento casi nulo, pues carece de filtros, no utiliza líquidos ni aceites, tampoco correas del ventilador, ni cajas de cambio

Quédense con el ejemplodel primer taxista eléctrico de España, lleva recorridos 150.000 kilómetros de servicio sin ninguna visita al taller. La primera vez que tuvo que hacerlo fue hace unas semanas para cambiar una bombilla LED de su vehículo cero emisiones.
Y muy importante, la reducción de impuestos. Para los eléctricos se reduce hasta el 75% en el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) o la gratuidad del parking en zonas de estacionamiento regulado. Como botón de muestra, el de la empresa Remica, que sustituyó el 60% de su flota de vehículos térmicos a eléctricos con ahorros anuales en torno a 80.000 € porque tenían internalizadas como gasto hasta las multas por aparcamiento, dado que un operario no podía dejar a medio terminar una instalación de un aire acondicionado para bajar a renovar el ticket de aparcamiento.

Por otro lado, no hay que descuidar la tendencia de los gestores de las ciudades, los Ayuntamientos, por impulsar medidas que dificulten cada vez más la circulación y estacionamiento de vehículos de combustión en favor de la movilidad eléctrica y de soluciones alternativas al transporte público como el carsharing y el motosharing cero emisiones.

De todo ello hablaremos en el IV Congreso Europeo de Vehículo Eléctrico que se celebra en Madrid los días 26 y 27 de octubre, organizado por AEDIVE con el patrocinio principal de Iberdrola y de Renault como coche oficial con el modelo ZOE Z.E. 40. Al vehículo eléctrico le queda aún camino por recorrer para transformarse en la opción generalizada de cualquier conductor, aunque ya cumple las expectativas de movilidad diarias de más del 80% de los conductores. El incremento de su autonomía, hoy en día alrededor de los 300 km para vehículos de fabricantes tradicionales, junto con un despliegue cada vez mayor de puntos de recarga rápida están derribando las barreras tecnológicas y psicológicas en la aceptación por el coche eléctrico, que sin duda es una opción de presente para cada vez más usuarios y de futuro para la movilidad rodada.