El Banco de España sigue señalando a Cataluña como principal fuente de incertidumbre para el crecimiento económico, pese a que sus cuentas ya han sido intervenidas tras la declaración unilateral de independencia. Ni el Brexit ni la posible desaceleración de la economía mundial. El caballo de batalla sigue siendo el proceso secesionista.
En el Informe de Estabilidad Financiera del mes de noviembre, la institución gobernada por Luis María Linde prevé una "continuación de la etapa expansiva" de la economía española, aunque avanza que "en los próximos trimestres" tendrá lugar una "moderada desaceleración" por la pérdida de fuerza de algunos de los factores que han venido impulsando la actividad desde el inicio de la recuperación.
Entre ellos, menciona los precios del petróleo, el tono expansivo de la política presupuestaria o el afloramiento de decisiones de gasto e inversión durante las primeras fases de la recuperación, que habían sido pospuestas en los momentos de mayor incertidumbre durante la crisis.
Sin embargo, como ya avanzara en los primeros compases de la crisis catalana de octubre, el banco emisor insiste en que "la incertidumbre generada a raíz del desafío independentista en Cataluña podría traducirse asimismo en un menor nivel de actividad y empleo en los próximos meses". Incluso, poco después, confirma que "la principal incertidumbre en el momento actual es la ligada a la evolución de la situación en Cataluña".
De hecho, el Banco de España llega a señalar que la crisis catalana se puede extender al crédito. Afirma que "la mayor incertidumbre podría deteriorar la confianza de los agentes económicos y, por esta vía, afectar a sus decisiones de gasto e inversión con el consiguiente impacto negativo sobre la actividad económica y el empleo", así como "propiciar un endurecimiento de las condiciones de financiación para el conjunto de sectores residentes", con "con efectos económicos y financieros potencialmente significativos".
Más prudencia en los hogares
El Banco de España pormenoriza algunos de los canales por los que la crisis institucional en Catalula podría llegar hasta la economía y el crédito. En primer lugar, se refiere a una posible "pérdida de confianza acerca del escenario futuro" entre las familias, que puede motivar que estas destinen un mayor porcentaje de su renta al ahorro por motivo de precaución. Así, se reduciría el consumo duradero y las compras de viviendas.
También podría verse afectado el turismo
De la misma manera, las empresas, en un entorno de elevada incertidumbre, podrían retrasar la realización de nuevos proyectos de inversión, dada la mayor complejidad para la planificación de costes y beneficios asociados a los mismos, y postergar sus decisiones de contratación. De ahí el posible frenazo del empleo.
Lo peor es que estos efectos pueden producirse entre los agentes residentes como los no residentes. En el caso de los segundos, también se vería afectado el turismo o la inversión extranjera.
Restricción del crédito
Un factor añadido y poco mencionado hasta ahora es el del crédito. El informe del Banco de España explica que "la evidencia disponible" revela que, en un contexto de mayor incertidumbre, las entidades financieras tienden a restringir la concesión de crédito para determinados proyectos de inversión y también para las familias.
En el ámbito de los mercados financieros, la preocupación se centra en la volatilidad de los precios de los activos, así como en los aumentos de las primas de riesgo, con el consiguiente impacto sobre los costes de financiación, como ya se está observando.
En este contexto, la banca tiende a restringir la concesión de crédito
El Banco de España recuerda que desde principios de octubre ya se ha producido un cierto aumento de la volatilidad en la Bolsa, mientras que en los mercados de la deuda los vaivenes han sido menores.
Hasta un 60% del crecimiento en juego
El Banco de España plasma todo este argumentario en cifras. Sin embargo, son un acercamiento meramente teórico que deben tomarse con cautela e interpretarse como algo provisional.
Según señala, si la crisis catalana solo afectara al cuarto trimestre de 2017 para volver a la normalidad al inicio de 2018, el impacto sobre el PIB no sobrepasarías las tres décimas hasta 2019. Pero si el proceso se prolongara y fuera más severo, la economía se dejaría en el mismo periodo hasta 2,5 puntos porcentuales.
Esto quiere decir que, en este último supuesto, se podría llegar a reducir cerca del 60% del crecimiento considerado en un escenario en ausencia de tensiones en Cataluña, en línea con las previsiones emitidas por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
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