"El mercado de valores de Estados Unidos se muestra tan exitoso gracias a mí. Siempre he sido muy bueno con el dinero, siempre he sido muy bueno con los trabajos, eso es lo que hago. Y lo he hecho bien, lo he hecho realmente bien, mucho mejor de lo que la gente entiende, y entienden que lo he hecho bien". Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, se mostraba así de exultante en un reciente encuentro con periodistas a bordo del avión presidencial, el Air Force One.
El hombre que arribó a la Casa Blanca bajo los peores augurios económicos se presenta doce meses después de su inesperada victoria electoral como el adalid de un nuevo periodo de auge en los mercados financieros. Y eso que aún hoy hay expertos como Hartwig Kos, coesponsable de multiactivos y vice director financiero de SYZ Asset Management, que opinan que "Trump es en gran parte simplemente humo".
Pero los números hablan a favor del presidente estadounidense. Desde que se conoció su triunfo frente a Hillary Clinton en las elecciones del 8 de noviembre de 2016, el Nasdaq Composite, que agrupa a la mayor parte de las compañías tecnológicas de Wall Street, registra ganancias superiores al 30%, el Dow Jones sube también alrededor de un 30% y el S&P 500 remonta algo más del 21%. Estos números convierten su primer año como presidente electo en el mejor desde el de George H. W. Bush, hace casi tres décadas, según informa la CNBC.
El sector tecnológico ha sido el gran vencedor, con compañías como Apple, Facebook o Amazon remontando más de un 40%. Y la banca, con Bank of America y JPMorgan al frente de los avances, también se ha beneficiado de la expectativa de una regulación menos dura y el escenario de subida de los tipos de interés.
Pese a los temores iniciales, generados en buena medida por su retórica antiglobalización, Trump rápidamente fue visto por los inversores como el garante de un entorno fiscal y regulatorio mucho más favorable para las empresas que podría respaldar un ciclo de crecimiento económico que contaba ya por entonces con más de siete años.
Tecnológicas y bancos han sido los principales motores del buen tono de la bolsa de EEUU
Pero, "en realidad, lo que hemos visto en los últimos doce meses es una gran evidencia de contragolpe contra la globalización, hostilidad y controversia, pero muy poco en el camino de la política fiscal", sugieren los analistas de Deutsche Bank. De hecho, "el llamado Trump Trade quedó completamente invalidado en los primeros ocho meses del año, lo que refleja la decepción general de los inversores con la presidencia de Donald Trump hasta el momento", añade Hartwig Kos.
¿Entonces, cómo se explican los buenos resultados del mercado? Los expertos insisten en resaltar una serie de condiciones que poco tienen que ver con la política llevada a cabo por el presidente estadounidense. Una de ellas es la tendencia de la economía del país, que mantiene un vigor similar al que mostraba antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca. "Los presidentes heredan las economías, y el presidente Trump tuvo el beneficio de heredar una economía que estaba ganando impulso a fines de 2016", explica Ryan Sweet, economista de Moody's Analitics.
La mayor economía del mundo ha podido beneficiarse de la recuperación sincronizada que están experimentando las economías mundiales y, sobre todo, las emergentes, con China al frente. Así, el repunte de Wall Street en este periodo no resulta una excepción: el índice MSCI de las bolsas mundiales sube cerca de un 21% en los últimos doce meses y el EuroStoxx 50 de la eurozona suma una cifra similar. Incluso el Ibex, a pesar de las recientes tensiones en Cataluña, remontar alrededor de un 15% en este periodo.
En este sentido, Sweet sí ve un mérito en Trump y es no haber aplicado de forma amplia sus planes para restringir el comercio internacional. De hecho, las 50 grandes empresas estadounidenses con más exposición al exterior obtienen al menos el 63% de sus ingresos fuera de las fronteras del país. "De todas las maneras en que puedes dividir el mercado la exposición en el extranjero fue el atributo de mejor rendimiento", señala Jill Carey, estratega de Merrill Lynch, en declaraciones recogidas por CNBC.
En esta cuestión ha sido fundamental la depreciación que ha experimentado el dólar, ante la mejora del resto de economías. El índice US Dollar, que mide la evolución de la moneda estadounidense frente a las grandes divisas mundiales, ha perdido más de un 7% de su valor en lo que va de año, facilitando la actividad exterior de las multinacionales estadounidenses.
Todo esto ha permitido a grandes compañías con un fuerte negocio internacional, como Boeing, Caterpillar o McDonalds, liderar el ránking de avances en el Dow Jones, con alzas próximas al 90, al 60 y al 50%, respectivamente, en el último año.
Optimismo en el mercado
Con todo, después de que los principales índices de Wall Street hayan remontado entre un 250 y un 440% desde los mínimos de la crisis que registraron en marzo de 2009 -una escalada que les ha llevado a hacer añicos de forma sucesiva sus máximos históricos-, son muchas las voces que alertan de que el fin del ciclo alcista podría estar próximo. Sin embargo, la expectativa de que al fin los planes fiscales de Trump, que han empezado a debatirse en el Congreso, se materialicen en los próximos meses da nuevos ánimos al mercado. "A la luz de las elecciones de 2018, el Partido Republicano, que tiene el control tanto de la Cámara como del Senado, se encuentra bajo una enorme presión para que se ratifique al menos su legislación estrella. Con esto en mente, el Partido Republicano podría finalmente superar sus diferencias y aprobar un proyecto de ley", explica Hartwig Kos.
En cualquier caso, el equipo de análisis de Lombard Odier sugiere que la economía estadounidense no precisa de estímulos fiscales para mantener una tónica positiva e insisten en que es más importante que la política monetaria de la Reserva Federal mantenga un ritmo de ajuste muy gradual que no ponga en riesgo el actual clima favorable para el crecimiento. Y la ausencia de presiones inflacionistas hace confiar en que el banco central proseguirá por esa senda.
La solidez económica y la confianza en la Fed justifican la expectativa de nuevos avances
"Dada la solidez que continúa exhibiendo el empleo, la contención de la inflación y la liquidez disponible a unos tipos relativamente asequibles en la mayoría del mundo occidental y de los países emergentes, parece que el ciclo económico actual todavía tiene un amplio recorrido por delante", insisten en la firma suiza.
De cumplirse estos pronósticos, a buen seguro que a Wall Street no le faltarán argumentos para prolongar el que ya es uno de los más impresionantes ciclos alcistas de su historia. Y con ello, alimentar un poco más la imagen de un Trump venturoso para los mercados. Sea con razón o no.
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