Un día entero sin consumir. Móviles, luces y todos los dispositivos electrónicos apagados. Los coches, aparcados. Así es el sueño de los seguidores de Ted Dave, un publicitario canadiense que en el año 1992 comenzó a popularizar el Día sin compras.
Por aquel entonces Dave trabajaba en la revista Adbusters, que comenzó a popularizar esta corriente ante un Black Friday que, si bien no era tan masivo como ahora, ya empezaba a mostrar el potencial de consumo que despliega hoy en día.
Cinco años después decidieron que el Día sin Compras se celebraría en Norteamérica el viernes y en Europa el sábado, justo después del popular Black Friday, y que serviría para desintoxicarnos de todo el gasto desmedido del día anterior. A partir de entonces comenzó a ganar fuerza entre los colectivos anticapitalistas y ecologistas, que este sábado convocarán actos y movilizaciones en más de 65 países de todo el mundo.
Por supuesto, este tipo de organizaciones preparan cada año una serie de actuaciones para protestar ante el capitalismo salvaje que incentivan el Black Friday y el inminente Ciber Monday, nacido más tarde.
Una de las principales es la marcha zombie. Consiste en que un gran grupo de personas pasea por tiendas casi a cámara lenta sin comprar nada y, cuando los trabajadores les preguntan qué hacen, simplemente contestan con un "es el Día sin Compras". Además lo suelen hacer disfrazados de muertos vivientes renacidos por el ánimo consumista.
Otro de los actos estrella consiste en reunirse en centros comerciales y grandes tiendas y, todos a una, sacar unas tijeras para cortar por la mitad las tarjetas de crédito, como señal de freno al consumo.
"¡Ignorad el 'Black Friday'!"
En un manifiesto colgado en su página web, Adbusters pide a todos los ciudadanos "¡ignorad el Black Friday!". "Debéis tener en cuenta que comprar algo no os va a hacer felices para siempre. Puede que suba vuestro ánimo unas horas, puede que incluso un día o dos, pero al final lo único que queda son los amigos, la familia y las experiencias humanas", explican.
La revista canadiense pide "hacer algo salvajemente diferente" para disfrutar de una manera distinta de unas vacaciones navideñas ahora que "estamos en un momento de la historia humana en el que el calentamiento global está avanzando muy rápidamente".
Y hacen una última petición, para aquellos que no sean capaces de frenar sus ansias de tirar de tarjeta de crédito. "Si vas a comprar, hazlo en una tienda pequeña o en un comercio justo. No te dejes atrapar por la maquinaria consumista".
Greenpeace es una de las organizaciones más beligerantes con el Black Friday. "Las navidades son la época del año dedicado por excelencia al consumismo exacerbado y al derroche sin medida", explican, alegando que es, sin embargo, "una buena oportunidad para analizar de manera crítica nuestro consumo".
"Para cambiar el mundo apostamos por la acción de hacer frente a la de comprar", afirman reconociendo que "no es muy sexy" reducir el consumo y ponerte "los mismos pantalones de hace cinco años o mantener el mismo móvil".
Un fenómeno que ¿pierde fuerza?
Por muchas movilizaciones que organicen este tipo de colectivos, va a ser difícil acabar con las grandes cifras que siempre presenta el Black Friday. En 2016 Amazon vendió un producto cada 10 segundos, alcanzado los más de 940.000 artículos despachados en sólo un día. El gasto por persona alcanzó los 141 euros por persona, frente a los 109 del año 2015.
Los números son muy buenos, pero no se acercan todavía a los de Estados Unidos. Allí, en apenas un día, se vendieron productos por valor de 3.150 millones de euros, con el consumo disparado aprovechando las vacaciones tras el Día de Acción de Gracias.
Sin embargo, las cifras que publica Greenpeace están muy lejos de mejorar. Según las estimaciones de la organización el gasto medio de los españoles rondará los 133 euros, un 8% menos que en 2016. "Esto parece indicar que la conciencia ecológica de las personas consumidoras ha aumentado, y responde a la necesidad de reducir los gastos superfluos", explican en su página web, a la espera de que salgan los datos confirmados de los niveles de venta.
De momento, los primeros datos no confirman estas previsiones del colectivo ecologista. El Corte Inglés, una de las mayores superficies de España, ha confirmado que las ventas han aumentado un 30% en el día previo al viernes, con un avance del 60% en electrónica o juguetes y con un 70% de los productos adquiridos a través de internet.
La dinámica parece ser la misma en casi todos los grandes actores del retail pero, además, en los pequeños comercios. Todos se han sumado a la moda del Black Friday, esperando llevarse algún pedazo del pastel. Hasta los bancos y las inmobiliarias, cuyos productos distan mucho de ser susceptibles de rebajas en un día así, se han sumado a la fiebre.
El bombardeo casi insoportable de anuncios, promociones y ofertas que vamos a recibir este fin de semana roza lo agobiante. Será difícil escapar y no gastar ni un euro, pero no es algo imposible. Y si no, siempre nos queda cortar la tarjeta de crédito por la mitad.
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