España fue durante más de un siglo tierra de emigrantes. Exilio económico y exilio político, según los casos y según el momento histórico, llevaban a los españoles a hacer las Américas, primero; a Alemania, a Suiza…, después. El infradesarrollo endémico de España y sus avatares políticos (totalitarios durante largos periodos) enseñaban la puerta de salida a muchos españoles en busca de una nueva vida.
Todo cambió entre finales del agitado siglo XX hispano y principios del que parecía un esplendoroso XXI. Las salidas se frenaron, y empezaron las llegadas. En apenas quince años España pasó de la casi total inexperiencia en materia de inmigración a convertirse por la vía rápida en uno de los países con mayor proporción de población extranjera. De menos de medio millón de extranjeros a mediados de los noventa a superar los 5,7 millones a finales de la primera década del nuevo siglo.
La crisis económica redujo drásticamente las llegadas a España de inmigrantes y fomentó la salida otros muchos (fuera para retornar a sus países o para reinmigrar a otros países europeos). La recuperación actual y el retomado crecimiento de la economía española están haciendo que las llegadas de inmigrantes recupere los volúmenes precrisis.
El año pasado España recibió 417.000 inmigrantes, un 22% más que el año anterior y la mayor cifra desde el récord de 2007 y 2008, justo antes de que la economía española se hundiera camino a la recesión. “La mejora de las condiciones económicas está provocando un cambio de ciclo en los flujos de inmigración. El ritmo de llegadas vuelve a ser muy fuerte”, subraya Ramón Mahía, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los coordinadores del Anuario de la Inmigración publicado por Cidob (Barcelona Centre for International Affairs).
“Es previsible que las llegadas sigan creciendo en los próximos años y que volvamos a recibir volúmenes de inmigración notables ligados al crecimiento económico previsto”, augura Mahía. “No sería raro que volviéramos a ritmos del entorno del medio millón de inmigrantes”.
Un vaticinio que empieza a confirmarse con los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, que cifra en más de 237.000 las llegadas registradas en la primera mitad de este año. Un dato que iguala los ritmos que se registraban justo al inicio de la crisis económica, en 2008.
Según los datos recogidos en el Anuario Cidob de la Inmigración 2017, de los casi 420.000 inmigrantes recibidos el año pasado, más de 62.500 tenían la nacionalidad española. Sin embargo, gran parte de estos españoles que regresan son nacidos en el extranjero. Esto es, se trata o de inmigrantes que han obtenido la nacionalidad española en su país de origen o inmigrantes que ya estuvieron aquí, consiguieron la nacionalidad, se marcharon y ahora reinmigran a España.
“Ello sugiere, por un parte, que la obtención de la nacionalidad consituyen una poderosa herramienta facilitadora de la movilidad y, por otra, que el intenso proceso de naturalizaciones que ha tenido lugar en España en los últimos años –más de un millón de personas, lo que situó a España en el tercer lugar por intensidad de naturalizaciones en la UE- es perceptible en la composición de los nuevos flujos”, se apunta en el Anuario.
En paralelo, el año pasado se registraron casi 328.000 salidas a otros países de residentes en España, un 4% menos que en 2015 y con lo que se acumulan cuatro años consecutivos de descensos. Tres de cada cuatro salidas al extranjero han sido protagonizadas por ciudadanos de nacionalidad extranjera. Los emigrantes con nacionalidad española y nacidos en España fueron 55.000 el pasado año, algo menos que en 2015 pero aún más que en 2014. “No debería interpretarse como una tendencia a la baja en la salida de españoles al exterior”, concluyen los coordinadores del informe de Cidob.
Actualmente, y tras el frenazo en las llegadas de los últimos años y el incremento de las salidas (y también por el impulso a la política de concesión de nacionalidad), en España residen 4,55 millones de ciudadanos con nacionalidad extranjera, frente al récord de 5,74 millones que se registraba en 2010.
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