La buena salud de la economía española en los últimos años ha tenido en el petróleo uno de sus grandes aliados. La fuerte caída de los precios del crudo entre 2014 y 2016 ha representado un notable respaldo al crecimiento, sobre todo al elevar la renta disponible de empresas y hogares, y durante el pasado año además ha supuesto un ahorro de 2.300 millones de euros por la vía de las importaciones de crudo.
Por esa razón, la subida que viene experimentando el petróleo desde la segunda mitad del año anterior es vista como una rémora para la recuperación económica. El barril de petróleo Brent, el de referencia en Europa, ha abierto 2018 en torno a sus niveles más elevados desde la primavera de 2015, tras remontar cerca de un 50% en los últimos seis meses.
El crecimiento de la demanda en un entorno de elevado crecimiento económico global, las políticas de restricción de la oferta de los países productores, los conflictos geopolíticos y el impacto de distintos fenómenos naturales en la producción de las compañías de shale oil han favorecido un reequilibrio del mercado que se ha traducido en un agudo encarecimiento de los precios.
Todo esto, sin embargo, no ha impedido que la economía española haya saldado el ejercicio pasado con una rebaja de la factura energética respecto a lo estimado en los Presupuestos para el año. Todo un logro para un país netamente importador de petróleo. Porque la producción y exportación de crudo de España es prácticamente anecdótica. No así la venta al exterior de productos derivados del oro negro, una vez tratado.
Así es que, para conocer lo expuesto que está el país a los vaivenes del precio del petróleo es preciso tener claro que España sobre todo importa de países como Arabia Saudí, Irán, Irak, México o Nigeria, y que lo hace cada vez más.
Los datos disponibles de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) muestran que España importó 55,1 millones de toneladas de petróleo durante los diez primeros meses del año. Extrapolando esos datos al conjunto del ejercicio, el volumen de importaciones de crudo en 2017 habría alcanzado los 66,1 millones de toneladas, lo que se traduce en unos 485.055.400 barriles, a razón de 7,33 barriles por tonelada.
Si se realiza el mismo ejercicio para 2016, resulta que ese año se importaron 470 millones de barriles, un 3,1% menos.
El volumen de importaciones de 2017 habría arrojado una factura de 25.610,92 millones de euros, al precio de 52,8 euros por barril estimado por el Gobierno en los Presupuestos anuales. Pero lo cierto es que el coste medio del barril ha quedado muy por debajo de esas estimaciones (48,04), permitiendo reducir la factura a unos 23.302 millones.
Este hecho se explica hasta cierto punto por la debilidad que experimentaron los precios del crudo durante la primera mitad del año, cuando se llegó a temer un nuevo derrumbe del petróleo a cotas inferiores a los 40 dólares por barril.
Pero tan importante como esto ha sido la fortaleza del euro, que ha permitido obtener una mayor proporción de petróleo -que se comercializa en dólares- con la misma cantidad de inversión. De los 2.308 millones de euros en que se redujo la factura petrolera de 2017, cerca de 1.300 millones se habrían esfumado si el euro se hubiera mantenido en torno a los 1,07 dólares a los que el Ejecutivo calculó sus presupuestos.
La fortaleza de la divisa europea se antoja más significativa de cara a 2018, un ejercicio en el que se esperan mayores costes del petróleo. Según el consenso de analistas consultados por FocusEconomics, el precio medio del Brent en el año que acaba de iniciarse alcanzará los 58,1 dólares. Esto, al cambio actual, en el que un euro representa más de 1,2 dólares, implica un coste por barril de 48,35 euros.
Así, si España importara en 2018 la misma cantidad de barriles que los estimados en 2017, la factura de las importaciones de crudo alcanzaría los 23.452 millones de euros, una cifra ligeramente superior a la del presente ejercicio. Sin embargo, esa misma cantidad calculada al tipo de cambio de inicios de 2017 (1,07 dólares por euro) elevaría su coste en cerca de 3.000 millones de euros, hasta los 26.338 millones.
Tendencia al alza de las importaciones
Para observar cómo las importaciones de petróleo han repuntado en 2017 también se pueden consultar los registros de la Secretaría de Estado de Comercio. En este caso, el Gobierno no mide únicamente el crudo, sino el petróleo y sus derivados, de ahí que los datos no coinciden con los de Cores, aunque sí la tendencia. Además, los datos facilitados por Comercio se refieren al valor de las importaciones y exportaciones, no a su volumen.
De acuerdo con estas estadísticas, España importó productos dentro de esta categoría por valor de 22.517,6 millones de euros en 2016, el 8,2% del total de las compras al exterior en ese año. Un año después, estas compras alcanzaron los 24.930,4 millones de euros solo hasta octubre, un 10,7% más a falta de contabilizar dos meses más, y un 9,9% del total.
Por otro lado, las exportaciones de petróleo y derivados alcanzaron los 12.655,1 millones de euros en 2016, frente a los 14.738,4 millones en los diez primeros meses de 2017. Estos datos muestran que España es un país netamente importador, puesto que el saldo resultante de confrontar ventas exteriores y compras a otros países es un déficit en estas partidas de 9.862,5 millones de euros en 2016 y, aún mayor, de 10.192 millones de euros en 2017.
Repunte del consumo de combustible en noviembre
Por otro lado, extrapolando los datos recogidos hasta el mes de octubre, las importaciones de petróleo y derivados rozarán los 30.000 millones de euros en 2017, un 33,2% más.
Estos datos podrían ser aún superiores al cierre del año, puesto que aún no recogen el repunte del consumo de combustibles de automoción en noviembre, del 2,3% hasta los 2,26 millones de toneladas, lo que supone el séptimo mes consecutivo al alza.
Este repunte, que llevó a registrar el noviembre de mayor consumo en los últimos seis años, se debió al incremento en el consumo tanto de gasóleos, que crecieron un 2,2%, como de gasolina (2,8%).
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