Durante muchas décadas el deporte profesional en España ha sido una actividad subvencionada por los ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas. Los proyectos vivían o morían en función de la voluntad política del alcalde de turno. Una dependencia que ha llegado a ser endémica en el baloncesto, hasta el punto de que la competición profesional difícilmente sobreviviría sin recurrir al dinero público. El problema también ha asomado en el fútbol, pero la lluvia de millones de los derechos televisivos llegó justo a tiempo para esconder el aprieto.
Esta semana, la Liga de Fútbol Profesional ha publicado los ingresos por televisión de los clubes de Primera y Segunda en la temporada 2016/2017. Ya con la nueva ley de reparto en marcha y con el nuevo contrato negociado. 1.387,5 millones de euros: casi el doble de lo que se ingresó por el mismo concepto hace dos temporadas.
El reparto, que valora tanto la implantación social como el éxito deportivo, destaca a Barcelona (146,2 millones) y Real Madrid (140,1). El Atlético de Madrid se queda muy cerca de los 100 millones, bastante por encima del siguiente escalón que ocupan Athletic (71 millones), Valencia (67,4) y Sevilla (65,9). Con el nuevo reparto los grandes lo son más, la clase media se iguala y a la clase baja le da para vivir mucho mejor.
A algunos, como el Eibar o el Villarreal, directamente les convierte en auténticos transatlánticos municipales que trascienden por mucho a las ciudades a las que representan. Sólo por el concepto de los derechos de televisión, ambos equipos ingresan más dinero que el presupuesto anual total de las localidades en las que disputan sus partidos.
Es el caso del submarino amarillo, que acostumbra a llenar un estadio de 24.000 espectadores en una ciudad de 50.000 habitantes. Aupado por más de una década de éxitos deportivos, con la salvedad de un descenso, el equipo ingresa actualmente 60,9 millones de euros por temporada por sus derechos de retransmisión. Son muchos más que los 45,6 millones de ingresos que prevén los presupuestos de 2017 del Ayuntamiento de Villarreal, entre impuestos directos e indirectos (entre ellos los que paga el propio club), transferencias, tasas, enajenaciones, inversiones financieras...
El Villarreal disputa sus partidos en el Estadio de la Cerámica, de propiedad municipal. Y generó cierto escándalo que durante cinco años recibiese un total de 20 millones de euros a través de patrocinios públicos del Aeropuerto de Castellón, primero cuando estaba en construcción y después cuando estaba vacío.
En el año 2012 el presidente del club, Fernando Roig, decidió anunciar que cortaba cualquier lazo económico con las administraciones públicas. "Existen otras prioridades a nivel social", dijo en rueda de prensa, acompañado de la entonces consejera de Turismo, Cultura y Deporte (Lola Johnson) y del presidente de la Diputación (Javier Moliner). A día de hoy, de existir colaboración, debería darse en el sentido contrario.
Lo mismo le sucede al Eibar, que cimienta temporada tras temporada el pequeño milagro de sostener un equipo de Primera División en una localizad guipuzcoana de 27.000 habitantes. Cuando el club ascendió por primera vez en el año 2014/2015, su presidenta Amaia Gorostiza dejó muy claro que el principal objetivo debía ser aprovechar el tiempo que durase el éxito deportivo -actualmente lucha por entrar en competición europea- para conseguir un colchón económico que sostenga al proyecto en el tiempo. Lo está consiguiendo.
Como en el caso del Villarreal, la Sociedad Deportiva Eibar ingresa por televisión mucho más de lo que llega cada año a las arcas municipales del Ayuntamiento de Eibar. 41,7 millones contra 33,8. Y ahorra bastante: la Junta de Accionistas aprobó el pasado 13 de diciembre un presupuesto récord, con una previsión de superávit de 15,2 millones de euros.
Los siguientes clubes en este particular ránking son el Leganés -con un ratio del 26,97%-, el Celta de Vigo -22,28%- y Osasuna de Pamplona -21,88%-. Por lógica, en el extremo contrario están los equipos de las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia.
Fuera de la anécdota, en cualquier caso, la salud económica del fútbol profesional español (Primera y Segunda División) es robusta de acuerdo a todas las variables. Lo puso de relieve el último informe presentado por la LFP, referente a la temporada 2015/2016: "El beneficio antes de impuestos logrado por los 42 clubes que participan en las dos ligas que forman parte de la competición se ha situado por primera vez por encima de los 200 millones de euros".
El dato es valioso por la comparación con el pasado cercano de una realidad habitualmente deficitaria: "Es importante recordar que en la temporada 2011/12, los 42 clubes que en ese momento participaban en las mismas ligas registraban pérdidas anuales por importe de 135,3 millones".
Los clubes profesionales de fútbol, también, son cada vez una losa menor para el fisco. "De la misma forma, la deuda con las Administraciones Públicas continúa reduciéndose, incluso a mayor ritmo que el previsto según los aplazamientos acordados", dice el informe, que cifra la cantidad total en 222,7 millones de euros, concentrada en un 70% en Atlético de Madrid, Espanyol, Real Valladolid, Zaragoza, Elche y Mallorca -los dos últimos actualmente en Segunda B-.
"Al finalizar la temporada 2019/20, la deuda por conceptos fiscales tendrá un carácter residual dentro del pasivo de los clubes de fútbol profesional", pronosticaba también el informe, que aprovechaba para recordar la creciente aportación de los clubes al Estado a través de la recaudación de impuestos. "En la temporada 2015/16 se estima que ha alcanzado la cifra de 1260,6 millones de euros". La evolución en este sentido se prevé que sea la opuesta a la de la deuda, y que siga creciendo hasta que alcance en 2020 cerca de 1.500 millones de euros.
Y la principal responsable de esta mejora de las cuentas es, sin duda, la lluvia de millones del nuevo contrato televisivo, que en una temporada pasó de 854 millones a 1.125. Con respecto a la temporada 2011-2012, la primera que la LFP utiliza para sus evoluciones históricas, la cantidad que los clubes de Primera perciben por derechos de retransmisión ha crecido un 54,4%.
El resto de apartados también han crecido, aunque de manera algo más sostenida. La comercialización sigue siendo un puntal importante (561 millones anuales), que además ha escalado un 37,8% en el último lustro. Y aunque crece a un ritmo menor (28,4%), los ingresos de los equipos relacionados con las ventas en día de partido continúan siendo la segunda vía de ingresos: 770 millones anuales, que son más de lo que se recibía por televisión hace cinco temporadas. Los ingresos publicitarios, por contra, crecen al menor ritmo de todos (18,8%) en cinco años y resisten como la veta más marginal.
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