A finales del 30 de octubre Robert Iger y George Lucas se sentaron en unas oficinas, más bien modestas, delante de sendos contratos. El primero llevaba en el bolsillo de su chaqueta un cheque por valor de 4.000 millones de dólares, unos 3.300 millones de euros al cambio actual, que terminó en el bolsillo del segundo que a cambio entregó la propiedad de su empresa, Lucasfilm.
Lucas, propietario del 100% de su compañía, se hacía así (más) multimillonario tras fundar un imperio cinamotográfico que incluía la saga de Indiana Jones, Willow o la joya de la corona: Star Wars. Disney, el gigante audiovisual que dirige Iger, se hacía así con una pieza que llevaba casi dos años persiguiendo. El empresario neoyorquino sabía que poner la maquinaria de hacer billetes de Disney con la capacidad de atracción de la franquicia más famosa de todos los tiempos era una apuesta segura.
Por eso no dudó en aceptar todo lo que George Lucas le pidió con tal de convencer a la mente responsable del universo de La Guerra de las Galaxias. Además de los 4.000 millones de dólares, uno detrás de otro, Iger puso a nombre del cineasta 40 millones de acciones de Disney, convirtiéndole en el segundo mayor accionista no institucional de la compañía. Si todavía tuviera todos y cada uno de esos títulos en su poder, cosa poco probable, el valor actual de ese paquete rondaría los 4.310 millones de dólares, casi 3.600 millones de euros.
En total, la operación le pudo salir a Iger, o a Disney, por más de 8.000 millones de dólares, que no es poca cosa. El montante, destacado, ha sido amortizado, y se le han sacado beneficios a la compra, en menos de cuatro años. De hecho, la compañía ha doblado su valor en bolsa desde ese momento, hasta los 162.500 millones de dólares, 135.000 millones de euros, que capitaliza actualmente.
En el momento de la adquisición ya advertía el mandamás de Disney de que tenían grandes planes para su nuevo juguete. "Nuestro objetivo a largo plazo es estrenar una película del universo Star Wars cada dos o tres años", explicó durante la firma del acuerdo. Dicho y hecho.
Disney puso en marcha la nueva trilogía con el Episodio VII: El Despertar de la Fuerza, que se estrenó en España el 18 de diciembre de 2015. Un año más tarde, el 15 de diciembre de 2016, llegaba a los cines Rogue One, una de las historias paralelas del universo galáctico que ha puesto en marcha Disney, mientras que el Episodio VIII: Los Últimos Jedi se estrenó el pasado 15 de diciembre.
Hasta este viernes, las tres películas han recaudado la friolera de 4.016 millones de dólares, más de 3.300 millones de euros, en todo el mundo. Es decir, Disney sólo ha tenido que hacer tres cintas para recuperar en la taquilla lo que pagó por Lucasfilm.
El Despertar de la Fuerza ha sumado 2.068 millones de dólares, más de 1.700 millones de euros, desde su estreno en los cines, mientras que Rogue One se anotó 1.056 millones de dólares, más de 880 millones de euros. A eso hay que sumar que, hasta este viernes, la cuenta de Los Últimos Jedi ya supera los 890 millones de dólares, casi 750 millones de euros.
Una máquina bien engrasada
Cuando compró Lucasfilm, Disney ya sabía que el éxito era asegurado. Casi daba igual el argumento de las películas, sólo había que ir estrenando cintas con los personajes de la saga para poner en marcha la máquina de hacer dinero.
Tras el fracaso de crítica y taquilla de la segunda trilogía, que comenzó con el repudiado Episodio I: La Amenaza Fantasma, Disney tenía claro que había que sacar la artillería a pasear. Así, Leia y Luke Skywalker, Han Solo y Chewbacca se limpiaron el polvo y dejaron el banquillo motivados por un importante cheque por su participación. De hecho, la trilogía estaba pensada para que el Episodio VII girara en torno a Han Solo, el VIII alrededor de Luke Skywalker y el IX hiciera lo propio con Leia, pero la muerte de Carrie Fisher trastocó los planes.
Las críticas han sido benévolas con Los Últimos Jedi, pese a que la cinta deja mucho que desear en el plano narrativo. Sin embargo, los fans han llenado las butacas de los cines y la cinta ya apunta a ser la que más ingrese del año en Estados Unidos, pues está a un paso de superar los 504 millones de dólares, casi 420 millones de euros, que recaudó La Bella y la Bestia de Emma Watson.
Según la clasificación ajustada de la historia del cine que elabora Box Office Mojo, que otorga a todas las cines un coste por entrada de 8,93 dólares, Star Wars ha conseguido recaudar, sólo en los cines estadounidenses, más de 6.230 millones de dólares, casi 5.200 millones de euros.
En España también ha aterrizado el fenómeno Star Wars. En el primer fin de semana tras el estreno de la cinta las taquillas de los cines de nuestro país aportaron más de siete millones de euros, a los que hay que sumar otros cinco millones de los días posteriores.
El cine, secundario
La recaudación de las películas es muy importante para mantener el prestigio y la base de los ingresos de la franquicia, pero no es ni mucho menos la parte más rentable. A la vez que compró las películas, Disney se hizo también con una maquinaria de merchandising que es simplemente inigualable.
Según las estimaciones de Tim Nollen, analista de la firma australiana Macquarie Securities, en el año posterior al estreno de El Despertar de la Fuerza, que llegó a finales de 2015, Disney ingresó más de 5.000 millones de dólares, más de 4.100 millones de euros, gracias al merchandising y a las licencias de productos con el sello Star Wars. Dicha cantidad dobla sobradamente los números en taquilla de la cinta, y eso que éstos fueron excelentes.
Desde el estreno de Una Nueva Esperanza, que llegó a España el 7 de noviembre de 1977, la franquicia Star Wars ha generado más de 20.000 millones de dólares, casi 17.000 millones de euros, por estos conceptos, según los datos publicados por Forbes.
En las navidades de 2015 triunfó el droide BB-8 y este año le toca el turno a los Porgs, unas criaturas que viven en la isla habitada por Luke Skywalker y cuya participación en la trama es absolutamente intrascendente, ser el regalo de la temporada. Disney se va a hinchar a vender peluches, muñecos y figuras de estos animalillos.
Y la rueda no para de girar aquí. En mayo le toca el turno a la cinta de Han Solo, en 2019 saldrá el Episodio IX y los rumores de películas propias para Boba Fett y Obi-Wan Kenobi o Yoda para completar la ya confirmada trilogía de personajes. Y eso antes de que el director de Los Últimos Jedi, Rian Johnson se ponga al mando de otras tres películas para "explorar los rincones de la galaxia a los que todavía no ha llegado el universo Star Wars". Hay Fuerza para rato.
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