El Tesoro Público saldrá al rescate de la Seguridad Social nuevamente en 2018. El organismo público estima que tendrá que cubrir con unos 15.000 millones de euros el agujero que genera el pago de las pensiones en las cuentas de la Seguridad Social.
De este modo, el Tesoro eleva en unos 5.000 millones la aportación de fondos para la Seguridad Social, tras los alrededor de 10.000 millones que le prestó a lo largo de 2017. Así lo ha explica este lunes la secretaria general del Tesoro y Política Financiera, Emma Navarro, durante la presentación de la estrategia de financiación del Tesoro Público en 2018.
Este incremento de la financiación del Tesoro a la Seguridad Social se explica por la previsión de que el organismo encargado del pago de las pensiones recurra en menor cuantía a fuentes alternativas de financiación como el fondo de reserva. En 2017, además del préstamo del Estado, se sacaron 7.100 millones del Fondo de Reserva de las pensiones.
Tras la última disposición hecha en diciembre, la reserva de las pensiones se quedó en 8.095 millones (precio de adquisición), que suponen un 0,73 % del PIB, con un valor de mercado muy similar (8.084 millones). Desde que en 2012 se utilizó por primera vez la denominada hucha de las pensiones, el Gobierno ya ha utilizado 70.851 millones, lo que supone casi el 90 % del total.
Navarro ha señalado, en cualquier caso, que estos números responden a cálculos provisionales y que habrá que esperar a la configuración de los Presupuestos Generales de 2018 para determinar los fondos exactos que serán necesarios para la financiación de la Seguridad Social.
El Estado trata así, nuevamente, de aprovechar las facilidades financieras que presenta el momento actual para que el Tesoro capte dinero en los mercados. La institución cerró 2017 con una nueva caída de los costes medios de la deuda, a niveles mínimos históricos, en el 2,55%, a pesar de un ligero repunte de los intereses de la deuda emitida a lo largo del ejercicio.
No obstante, Navarro reconoce que la institución contempla para 2018 un ligero incremento de los costes, debido a la progresiva normalización de las políticas monetarias del Banco Central Europeo (BCE). "En cualquier caso, el BCE mantiene sus estímulos y creemos que cualquier cambio en sus políticas será muy gradual y no causará mayores problemas", ha apuntado la responsable del Tesoro.
Para 2018, el Tesoro estima unas necesidades brutas de financiación de 220.145 millones de euros, un 6% menos que el ejercicio anterior, con una reducción de emisiones netas (una vez descontadas las amortizaciones que tendrán lugar en el año) del 11,2%, hasta los 40.000 millones de euros.
Todo el incremento neto corresponderá a emisiones a medio y largo plazo. De este modo, el Tesoro espera prolongar la tendencia de aumentar la vida media de la deuda en circulación que en 2017 ha alcanzado el nivel récord de 7,13 años.
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